La urgencia de una alianza democrática

Actualizado
  • 17/04/2021 00:00
Creado
  • 17/04/2021 00:00
La madurez política a la que hemos aludido guarda relación directa con la estabilidad democrática. Madurez y estabilidad es binomio irreemplazable en todo estado de derecho.
La urgencia de una alianza democrática

El sistema democrático panameño salió airoso en los ejercicios electorales de 1994. El gobierno y los partidos oficialistas aceptaron el triunfo de la oposición. Igual experiencia se vivió en el año 1999. La oposición política durante el gobierno de Endara fue respetuosa del orden constitucional, nunca intentó quebrantarlo e idéntico respeto tuvo la oposición al gobierno de Pérez Balladares. Luego de la caída del régimen militar, en diciembre de 1989, el sistema democrático panameño no ha tenido enfrentamientos subversivos, salvo la extraña y disparatada conjura del exmayor Eduardo Herrera. Herrera representa para la democracia panameña lo que Tejero significa para la democracia española: uno representó el canto del cisne de la dictadura militar, el otro fue el cuplé final del franquismo.

Los partidos políticos a partir de 1990 trazaron líneas estratégicas diferentes a las instauradas en el año de 1968.

Uno de los grandes méritos del presidente Endara lo encontramos en su imparcialidad en el torneo electoral de 1994, imparcialidad que alcanzó absoluta notoriedad, al dar al Tribunal Electoral la independencia institucional apropiada para garantizar un sufragio libre y respetado.

Lo que hizo Endara en 1994, lo repitió Pérez Balladares en 1999.

Estos episodios indican que se ha venido desarrollando un proceso de madurez política. Este proceso debe irse perfeccionando en la medida que la sociedad, los partidos y los dirigentes políticos sean más democráticos; también se irá perfeccionando con el correr del tiempo si los partidos se hacen fuertes. Las democracias no descansan en partidos políticos débiles, sino en partidos fuertes, entiendo por partidos fuertes aquellos que poseen un ideario sembrado en la conciencia pública, que les permite tener una visión ideológica de los problemas del Estado, de la sociedad y del hombre panameño.

La madurez política a la que hemos aludido guarda relación directa con la estabilidad democrática. Madurez y estabilidad es binomio irreemplazable en todo estado de derecho. Hay una relación causal que crea las mejores condiciones para lograr el acatamiento del ordenamiento jurídico. Desde luego, la garantía de un orden jurídico acatado por todos los ciudadanos se encuentra en el manejo que tenga la clase política gobernante, sobre las libertades públicas y la justicia social.

El objetivo de alcanzar mayor madurez política debe responder a una lucha constante. El primer empeño en bien de la sociedad democrática como ideal es fortalecer el ordenamiento jurídico democrático. Si el ideal nacional en la centuria pasada fue alcanzar la soberanía plena, el ideal nacional del nuevo siglo en el que vivimos debe ser alcanzar en el istmo la plenitud democrática. Si durante el siglo pasado se llevó a cabo una excelente docencia para convertir en realidad los sueños nacionales, en el presente debemos contar con los mismos instrumentos de convicción para que la sociedad sea más democrática y más democráticos el gobierno, los partidos políticos y todas las entidades públicas y privadas. Todo lo que sea fruto de una sociedad democrática será irremisiblemente democrático.

Esta tarea democratizadora en la hora actual es de ejecución urgente. Es urgente porque solo un espíritu nacional democrático podría enfrentar, sin el naufragio del estado de derecho, la crisis económica mundial que viene rondando con mayores riesgos a los países pobres como el nuestro. Si no consolidamos ese espíritu nacional democrático, al padecer el pueblo los efectos de la crisis económica, algunas fuerzas totalitarias o simplemente sectarias y egoístas podrían hacer su agosto en perjuicio de la convivencia y de los valores de la democracia.

No se debe olvidar que en las crisis económicas irrumpen sin control los estados de necesidad, individuales y colectivos. Si el estado de necesidad individual conduce al hurto famélico o al crimen, ¿qué se puede esperar de un estado de necesidad colectivo que suele empujar a las masas frustradas a la comisión de los más diversos delitos? Surgirían el pillaje nacional y los gobiernos de facto engendrados como bastardos en la explosión social. Las lecciones de la historia enseñan que de las crisis políticas pueden surgir gobiernos de hecho que pronto podrían encontrar el cauce previsto; pero de las crisis económicas son imprevisibles las consecuencias de la rapacidad de los trepadores de hecho.

En estas noches, con ocasión del último movimiento de masas, al primer descuido y en menos tiempo que usa el ñato para persignarse, 26 almacenes fueron saqueados. Absoluto fruto de la imprevisión, de lo inesperado, de la falta de anticuerpos en estado de permanente de alerta para vencer a los enemigos del ordenamiento democrático.

En razón de lo expuesto, deben tomarse medidas previsoras y consecuentes; previsoras para evitar situaciones que nos podrían perder incluso como nación, dado el Paraguas del Pentágono siempre en trance de abrirse, y consecuentes con las experiencias democráticas de 1994 y de 1999.

Existe una conclusión muy definida: debemos consolidar y defender la democracia como ideal nacional. ¿Cómo? El Gobierno debe redoblar sus programas de justicia social; debe igualmente llevar la alcancía estatal y el alfabeto democrático a todos los rincones del país. La oposición no debe violentar las aún convalecientes estructuras democráticas panameñas, y todas las fuerzas que conforman la sociedad civil deben desarrollar los programas que les son propios sin colisionar constantemente, como política, con el ordenamiento democrático y jurídico. La protesta permanente –recurso idóneo contra el totalitarismo– termina debilitando y hasta destruyendo el sistema democrático.

Se impone una alianza nacional en defensa de la democracia. Sería un buen acuerdo para garantizar la supervivencia del ordenamiento existente ante los embates de todas las crisis que se gestan en el mundo de hoy. Sin esa alianza, el proyecto en marcha de un Panamá cada día más democrático podría sucumbir irremediablemente y se alzarían con el presente y el destino de la República, los violentos y los totalitarios.

Publicado originalmente el 19 de mayo de 2001.

La urgencia de una alianza democrática
FICHA
Un vencedor en el campo de los ideales de libertad:
Nombre completo: Carlos Iván Zúñiga Guardia
Nacimiento: 1 de enero de 1926 Penonomé, Coclé
Fallecimiento: 14 de noviembre de 2008, ciudad de Panamá
Ocupación: Abogado, periodista, docente y político
Creencias religiosas: Católico
Viuda: Sydia Candanedo de Zúñiga
Resumen de su carrera: En 1947 inició su vida política como un líder estudiantil que rechazó el acuerdo de bases Filós-Hines. Ocupó los cargos de ministro, diputado, presidente del Partido Acción Popular en 1981 y dirigente de la Cruzada Civilista Nacional. Fue reconocido por sus múltiples defensas penales y por su excelente oratoria. De 1991 a 1994 fue rector de la Universidad de Panamá. Ha recibido la Orden Manuel Amador Guerrero, la Justo Arosemena y la Orden del Sol de Perú.
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