• 26/08/2009 02:00

Hay que terminar con esto

El grado de agresividad verbal reinante en nuestro entorno es cada vez más insoportable. Hemos caído en un grado tal, que no nos detenem...

El grado de agresividad verbal reinante en nuestro entorno es cada vez más insoportable. Hemos caído en un grado tal, que no nos detenemos a recapacitar en las consecuencias de esta conducta. Es lamentable tener que vivir esta situación a diario, especialmente a través de los canales de TV supuestamente más sintonizados en nuestro país.

Presentadores de noticias, que se valen de las cámaras para lanzar sus dardos cargados de intriga sin ningún escrúpulo y ni siquiera el más mínimo remordimiento por las consecuencias a las que puedan llevarnos sus mezquinas intenciones. Como cuando surge una tragedia, exprimen la misma hasta extraerle el último residuo de sumo posible con el único fin de lucrar más. Paradójicamente reaccionan disgustados ante el menor cuestionamiento que no les favorezca a ellos o al canal que representan.

Tal es el caso, también, de muchos de los funcionarios del nuevo gobierno, así como de algunos otros con expectativas de permanecer en sus cargos seduciendo y mostrándose al nuevo gobernante como los más duros. Con este afán hacen uso de cualquier cantidad de amenazas y advertencias a funcionarios públicos, empresarios y a quien sea necesario, a fin de hacerse notar.

El presidente del Órgano Legislativo utiliza con gran orgullo los calificativos de “ garrafones ” y “ botellas ” para referirse al personal que trabaja en su institución y agrega que hará una revisión exhaustiva para detectar a los que no lo son, porque según él asegura el “ 60% ” lo es, demostrando así un enorme irrespeto a la condición humana. ¿Por qué lastimar sin necesidad la honra de los demás? El alcalde de Colón asegura que su personal es un grupo de maleantes, pandilleros y delincuentes. Me pregunto tan solo ¿cuál será el motivo que seduce a una persona para convertirse en el jefe y cabeza de una institución tal que de antemano asumía como una cueva de Alibabá?

El presidente de la Corte en reiteradas ocasiones ha mostrado su estupor ante los que ha llamado corruptos de ese Órgano. Le provocan ganas de llorar, al punto que necesita “ auditorías ”, no para detectar las anomalías del sistema (y dentro de este marco las acciones inapropiadas del personal, para lograr una excelencia operativa). Las auditorías están dirigidas a detectar a “ los corruptos ”. No comprendo quién puede dirigir con éxito la operación de una entidad que tiene en tan baja estima y mucho menos el empeño de ser su máximo representante.

El alcalde del distrito capital no titubea en vomitar calificativos irrespetuosos y ofensivos sobre sus adversarios políticos. Me permito recordarle, señor, que usted no está libre de pecados, por lo tanto, no puede tirar la primera piedra. Le recomiendo mucha cautela a la hora de hablar, porque dicen por ahí que el que escupe para arriba le cae la saliva en la cara. ¡Mucho cuidado!

Hagamos algo para propiciar una mejor actitud, si queremos superarnos como sociedad, de lo contrario estaremos confirmando con nuestros actos que los epítetos con los que calificábamos a los demás se vuelcan y apuntan hacia nosotros. No saben lo desagradable que suenan.

*Abogada.opinion@laestrella.com.pa

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