• 15/12/2023 13:27

Inteligencia colectiva y epistemología grupal

La epistemología se define como la disciplina que estudia el conocimiento y la justificación de las creencias

La epistemología se define como la disciplina que estudia el conocimiento y la justificación de las creencias. Tradicionalmente, se ha enfocado en tales actos desde una perspectiva individual, sin embargo, desde hace algún tiempo dichos conceptos se entienden desde la dinámica de grupos: conocer/saber y creer se refieren a estados que se actualizan en un sistema de coordenadas sociales: los individuos conocen o saben, y creen, en un determinado contexto social e histórico, donde confluyen intereses de todo tipo.

Desde luego, en la práctica, es dudoso imputar agencia epistémica real a los grupos, sino es a partir de la agencia epistémica individual. Y si esto es correcto, entonces estaríamos expuestos a lidiar con lo que los lógicos llaman falacia de composición, que consiste en inferir que el todo tiene las propiedades de las partes: dado que los individuos (partes) son agentes epistémicos, se sigue que el grupo (todo) también lo es. Cuando hablamos, por tanto, de las habilidades epistémicas de los grupos, lo hacemos como parte de una construcción (metafórica, si se quiere), a partir de estados de cosas estadísticos, v.g., que la mayoría o la totalidad de tal o cual grupo conoce o cree tal o cual cosa, como cuando decimos: los terraplanistas creen que el planeta Tierra tiene la forma de un disco, los creacionistas rechazan la teoría de la evolución, los católicos creen en la inmaculada concepción de María o los científicos saben que la energía no se crea ni se destruye...

Aunque los procesos cognitivos se puedan interpretar y explicar desde el punto de vista individual, se ha sostenido que, si se realizan en relación con los demás, podrían llevar a mejores resultados: colectivamente tendríamos mejor desempeño que el que podemos tener individualmente, y no solo eso, sino que las respuestas a los problemas que enfrentamos podrían ser más creativas. Para ilustrar esta idea, los expertos suelen citar el teorema del jurado de Condorcet, que postula que la probabilidad de que un colectivo llegue a la respuesta correcta en una decisión entre dos opciones cualesquiera crece con el aumento del tamaño del grupo, siempre que el promedio de las probabilidades individuales de decidir correctamente sea mayor a 0.5; es decir, que la mayoría de los individuos tenga más probabilidades de dar con la respuesta correcta que de equivocarse.

Independientemente de las objeciones que se pueden plantear al teorema, este suele verse como un argumento a favor de la democracia: entre más personas participan, si las condiciones adecuadas se dan, los grupos tomarán las decisiones correctas. Pero, si esto es así, ¿cómo se explica la incompetencia epistémica de los grupos en, por ejemplo, decisiones políticas? ¿Podría justificarse que Milei era la respuesta correcta del electorado en las recientes elecciones argentinas o se equivocó -epistémicamente hablando- el electorado de ese país?

Otro tema interesante es el de las mentiras grupales. ¿Por qué o, más bien, cómo llegan los grupos a sostener mentiras? Bajo el supuesto de que la mentira sea una respuesta incorrecta, considerando las condiciones del teorema, las probabilidades de la mentira en una situación de decisión epistémica deberían aproximarse a cero. Sin embargo, es un hecho que tenemos que lidiar con la mentira, no solo individual sino colectiva (grupal). ¿Cuántas mentiras, por ejemplo, habremos creído y difundido en relación con la minería y el conflicto social relacionado con la Ley 406? ¿Cuántas mentiras serán enunciadas por candidatos y creídas por los electores en las próximas elecciones?

El autor es docente universitario

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