• 05/03/2012 01:00

Comparsa ganadora

D espués de una jornada de cuatro días, durante los cuales una gran mayoría de panameños perdió el Norte y se enfocó en darle rienda sue...

D espués de una jornada de cuatro días, durante los cuales una gran mayoría de panameños perdió el Norte y se enfocó en darle rienda suelta a los pecados de la carne, del desenfreno, de la lujuria y de la despreocupación por las cosas importantes del diario vivir, volvimos a la normalidad como país.

Cuatro días, que para los que preferimos la tranquilidad del hogar, la compañía de nuestros seres queridos, el estrechar lazos familiares, pasear y conocer algunas de las innumerables bellezas que la naturaleza nos prodigó, la calma parecía retornar, pese a los malos augurios de muchos, en torno al caso de los residentes de la Comarca Ngäbe Buglé y su interés en que se descarten las necesarias hidroeléctricas en territorios fuera de su comarca.

Pero si bien la fiesta anual es necesaria para bajar tensiones, para disminuir los niveles de estrés y para incentivar la actividad comercial en todo el país, para muchos pasó desapercibido el tremendo papel que cumplieron antes, durante y después del aquelarre festivo las dignas funcionarias de la Autoridad de Aseo.

Soy un convencido de que para realizar esa función, no solo se debe tener necesidad de un empleo. Hay muchas connotaciones que van de la mano con el desempeño de ese equipo humano. Y las menciono, porque observo que ese desempeño diario por cumplir las responsabilidades a ellas asignadas, siempre mantienen una sonrisa en sus labios. Siempre responden a los buenos días, buenas tardes, son corteses en su actividad, por eso, es que menciono que son seres humanos especiales.

Ellas devengan un salario que deben sudar hasta el último centavo, bajo el inclemente sol, bajo las fuertes lluvias, sorteando vehículos en las calles, siendo víctimas de los delincuentes, manipulando materiales descompuestos, que pudieran generarle infecciones u otras enfermedades graves. Pero ellas, no pierdan la dulzura del carácter y enfrentan a diarios sus responsabilidades, con la moral en alto.

Si hay un equipo humano del cual el gobierno debe sentirse orgulloso es el que integra la brigada de barrido de las calles, mejor conocidas como ‘las hormiguitas’. Entiendo que hace poco les hicieron entrega de un ajuste de salario, que se manejan amparadas por una convención colectiva, que son sujetas de crédito en todo el comercio, todo lo cual les permite vivir en mejores condiciones, lo que les eleva la calidad de vida.

Por eso, estoy proponiendo que después de la incansable labor que desarrollaron durante los días del Carnaval y los del llamado carnavalito, la administración de la entidad les haga un reconocimiento, que puede ser pagado por la Autoridad de Turismo, que hoy puede ufanarse del éxito de la fiesta pagana, sin resaltar el importante papel que cumplieron estas panameñas dignas y ejemplares.

Un bono de alimentos, un día de salario, una actividad festiva para ellas, la rifa de algunos electrodomésticos, algo debiera inventar el director de la AU, para que esas mujeres orgullosas de su profesión no se desmotiven y mantengan ese espíritu de trabajo elevado como hasta ahora.

El ministro de Turismo, Salomón Shamah, quien por mandato del Ejecutivo es el presidente de la Junta directiva de la AU, puede destinar una partida del dinero sobrante de las fiestas para honrar a este equipo humano de alto valor y responsabilidad para con el resto de los panameños. No olvidemos que ellas y sus similares varones que laboran en la Autoridad de Aseo, no solo recogen basura, sino que producen salud, para beneficio del resto de los ciudadanos de la ciudad capital.

Hay que honrarlas, licenciado Enrique Ho, y si le preguntas a Shalo Shamah, va a estar completamente de acuerdo con hacerles ese reconocimiento bien merecido a las famosas ‘hormiguitas’.

No olvidemos que honrar, honra.

PERIODISTA

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