• 05/01/2013 01:00

Recordando la gesta de enero de 1964

Oscilaba los trece años de edad cuando se dieron los hechos sangrientos del 9, 10, 11 y 12 de enero de 1964, que dejaron como recuerdo e...

Oscilaba los trece años de edad cuando se dieron los hechos sangrientos del 9, 10, 11 y 12 de enero de 1964, que dejaron como recuerdo esa lucha de miles de panameños por alcanzar la soberanía de nuestro país o en la Zona del Canal (territorio panameño ocupado por Estados Unidos desde 1903)

Aproximadamente a las 7 de la noche, -9 de enero de 1964- un sujeto apodado ‘Mayo’ llegó a la Bajada del Ñopo, calle 12 Este, gritando que los gringos estaban matando a estudiantes en la 4 de Julio.

Ajenos a lo que había transcurrido en horas de la mañana, cuando un grupo de estudiantes del Instituto Nacional trataron de izar nuestra bandera panameña en el Balboa School de la Zona del Canal, esa noche dejamos de hacer lo que estábamos haciendo, hablar en una esquina como los jóvenes de cualquier barrio y nos sumamos a los miles de jóvenes, adultos y ancianos de ambos sexos, que en esos momentos enfrentaban al coloso del Norte, a punta de pedradas a cambio de balas que disparaban los gringos desde las colinas del Cerro Ancón y de los alrededores del Hotel Tívoli. Algunos padres de familia, correa en mano, buscaban a sus hijos, pero el mío —Marcelino Rodríguez Oses (q.e.p.d.)— que era sordo, no estaba por ningún lado, por lo que me sumé a abastecer de piedras de todos los calibres a los manifestantes que se encontraban por los alrededores del Palacio Legislativo.

Posteriormente un joven, atrincherado en el edificio la aerolínea norteamericana Pan Am frente al Palacio Legislativo, me exigió con voz de mando: ‘Búscame un arbolito para quemar el Tívoli’.

Incursioné en el viejo barrio de El Marañón, donde logré encontrar dos arbolitos bastante secos, que arrastré hasta el Palacio Legislativo, donde el joven los prendió, pero las rápidas llamas del seco árbol no dieron oportunidad ni siquiera que el desconocido joven pasara la 4 de Julio, mucho menos intentar cruzar la cerca.

Agotados nos retiramos del lugar de los hechos, -10 de enero de 1964- aún habían personas en todas las esquinas de los barrios de San Felipe y Santa Ana, hablando de los sucesos, quisimos exponer nuestra participación como parte del orgullo de haber hecho algo, pero el agotamiento nos obligó a buscar cama, por lo que logramos conseguir espacio en el cuarto que mi padre Marcelino, madrastra Rebeca y mis tres hermanos, compartíamos en el viejo caserón 12-43, Calle 12 Este, La Bajada del Ñopo.

Sin importarle a nadie, el día 11 de enero de 1964 me sumé nuevamente a los cientos de personas que en diferentes trincheras intentaban mostrar que los panameños somos cobardes, pero en esta ocasión me correspondió intentar, junto con otros jóvenes, quemar la empresa norteamericana de llantas Good Year, a un costado de la parte posterior del Cementerio Amador.

Un grupo de jóvenes se instalaron en el Parque Santa Ana, lugar donde se leyeron proclamas, distribución de panfletos y luego la noticia fatal: se informó que los muertos superaban los 20 y los heridos saturaban los cuartos de urgencia de los hospitales de Panamá y Colón. Aún ese arbolito, sus llamas están vigentes en mi pensamiento, para que la presente y futuras generaciones lleven como consigna que a la Patria no se le pone condiciones.

*PERIODISTA

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