Los tratados que devolvieron las áreas del Canal, pero no la equidad

Actualizado
  • 04/10/2019 10:58
Creado
  • 04/10/2019 10:58
El pasado martes se cumplieron 40 años de la entrada en vigencia de los Tratados Torrijos-Carter. El desarrollo de las áreas revertidas es visto como un ejemplo más de las inequidades del país

Las áreas revertidas no han sido del todo beneficiosas para la población. Solo existe un colegio público en la zona, y no tiene terreno propio.

Juan Jované. Economista. Es catedrático de la Universidad de Panamá y excandidato a la presidencia de la República. Lideró el Movimiento Independiente de Renovación Nacional (MIREN).
Se cumplieron 40 años de la entrada en vigencia de los Tratados Torrijos Carter. ¿Cuál es su análisis de los tratados?

Al analizar los Tratados Torrijos-Carter, hay que pensar lo que representa las áreas revertidas. Vemos que en esa zona, por ejemplo, hay un solo colegio público y opera en un edificio que hasta la fecha no es de su propiedad. No ha habido un mayor uso o beneficio de las áreas revertidas para la mayoría de la población.

¿Cómo evalúa el proceso de transición que culminó el 31 de diciembre de 1999?

Se cumplió con el calendario y finalmente se revirtió la administración del Canal. La transición fue bien hecha, a pesar del momento tenso que se produjo por la crisis al final del gobierno de Noriega (Manuel Antonio) y que algunos bienes se entregaron deteriorados, como lo fue el ferrocarril, porque cuando lo devolvieron era prácticamente una chatarra.

¿Cuál es su análisis del desarrollo de las áreas revertidas?

Las áreas revertidas no han sido del todo beneficiosas para la población panameña. Ciudad del Saber, por ejemplo, es un centro muy hermoso y que impulsa el conocimiento científico, pero existen centros escolares que prácticamente evitan que el panameño humilde pueda entrar, por sus altos costos. Desde este punto de vista no se ha dado el uso más social posible a las áreas del Canal. Debemos reconocer que hay aspectos positivos, como la generación de actividades económicas que producen empleo, y eso es saludable, y la instalación de distintos organismos de Naciones Unidas, pero concretamente no ha habido mucho para la población panameña en general y el caso del Instituto Bolívar es emblemático, porque es el único colegio público que existe, mientras que hay mucho colegio privado. El desarrollo de Amador ha sido bueno para el turismo, pero volvemos a lo mismo, las áreas revertidas han sido buenas para el aspecto económico, pero no para lo social.

¿Considera que ese desarrollo ha beneficiado a todos los sectores sociales como muchos se han planteado?

Definitivamente que no. Utilicemos de ejemplo el mismo Canal de Panamá, que anualmente le entrega al país unos $1,700 millones, y la pregunta es ¿en qué se usan esos fondos? A mi juicio, se usan para mantener un sistema tributario inequitativo, porque los fondos no ingresan como un complemento al sistema tributario y, por otro lado, esos fondos van a la cuenta general del Estado y no te quede duda de que terminan financiando las planillas abultadas de la Asamblea Nacional. No existe un mecanismo que asegure que las rentas que produce el Canal sean invertidas en más educación y salud, no es un problema de la Autoridad del Canal de Panamá, sino del Gobierno Central.

Tomando en cuenta todo el desarrollo que se ha dado en las áreas revertidas, a su juicio, ¿qué se debería hacer de diferente o novedoso o considera que se debe mantener las mismas medidas de desarrollo?

Mira, cuando yo era director de la Caja de Seguro Social solicitamos que el gobierno le cediera un edificio en Clayton, al lado del edificio de la administración, para alojar pacientes del interior que debían atenderse en la ciudad capital y así la institución no incurriría en gasto de hotel, y la repuesta fue que la Caja, si quería el edificio, tenía que comprarlo. Te cuento esta historia para que se entienda que las áreas del Canal deben estar más disponibles a las necesidades de la población. Es una zona donde solo hay negocios y viviendas, pero parte de esos territorios deberían servir para la educación y la salud pública. Si bien es cierto que no está mal que las áreas revertidas sean usadas para fines económicos, hay que darle más sentido social, incluso, ha habido desmanes como lo ocurrido en la avenida Omar Torrijos, donde se destrozaron bosques; es decir, estamos perdiendo el patrimonio natural de la zona.

A pesar de que Omar Torrijos dijo que había que darle el uso más colectivo posible a las áreas revertidas, los distintos gobiernos no lo han cumplido.

Roberto Díaz Herrera. Coronel retirado. Fue coronel de las desaparecidas Fuerzas de Defensas de Panamá. Fue embajador de Panamá en Perú durante el gobierno de Martín Torrijos.
El pasado martes se cumplieron 40 años de la entrada en vigencia de los Tratados Torrijos-Carter. ¿Cuál es su análisis de los tratados?

El esfuerzo que conllevó a la firma de los tratados y su ratificación fue de varias generaciones. Omar Torrijos, junto con Jimmy Carter, llevaron la última posta del relevo hasta que los tratados fuesen ratificados. Hay que recordar que primero fue aprobado por el Ejecutivo de ambos países y luego, por los congresos. Siempre hay que reconocer las distintas generaciones y el propio Torrijos nunca se colocó el membrete de ser el autor principal, porque siempre reconoció que existió un Ascanio Arosemena.

¿Cómo evalúa el proceso de transición que culminó el 31 de diciembre de 1999?

Fue un proceso largo y ordenado. Aquí la ultraizquierda y grupos de derecha, por descalificar los tratados decían que los tratados dieron demasiado tiempo para la reversión total, pero debemos recordar que durante ese periodo hubo un subadministrador panameño del Canal de Panamá, Fernando Manfredo. Para mí, el proceso de transición cumplió en términos generales con las bases estructurales de los tratados, a pesar de la oposición que hubo, incluyendo del sector de Estados Unidos y de grupos sindicales del Canal de Panamá.

¿Cuál es su análisis del desarrollo de las áreas revertidas?

Aquí tenemos que ser autocríticos. A pesar de que Omar Torrijos dijo que se debía dar el uso más colectivo posible a las áreas revertidas, los gobiernos no han cumplido con este principio. Evidentemente, el país está en manos del poder económico desde el inicio de la República, con sus respectivas variantes. El poder económico ha estado intacto hasta la fecha y la distribución de las áreas revertidas, si bien benefició a la clase media que logró adquirir viviendas, el pastel más grande, con los mejores usufructos y plusvalía, quedó en pocas manos. Hubo un reparto selectivo y se perdió el rumbo de ese planteamiento de que las áreas revertidas fuesen para el mayor uso colectivo. Hubo grandes fallas como consecuencia de los intereses económicos que siempre han estado influyendo en los gobiernos. Son grupos que no están en el gobierno, pero mandan al gobierno.

¿Considera que ese desarrollo ha beneficiado a todos los sectores sociales, como muchos se han planteado?

Evidentemente no. Te repito, ha beneficiado a sectores de la clase media que han logrado adquirir una vivienda y se podría decir que allí hubo una cuota de justicia social. Panamá es todavía uno de los países con una enorme asimetría, porque somos considerados uno de los países con las mayores brechas en la distribución de la riqueza, no tengo las estadísticas en estos momentos, pero creo que el 9% de la población se queda con el 70% de la riqueza que genera el país y en el área revertida se ha reflejado esa misma asimetría porque el desarrollo de esa zona incrementó la riqueza a personas que ya eran ricas. Si bien benefició a ciertas personas de la clase media, los negocios no fueron hechos por esta clase, y mucho menos ha beneficiado a los de la clase popular.

Tomando en cuenta todo el desarrollo que se ha dado en las áreas revertidas, a su juicio ¿qué se debería hacer de diferente o novedoso o considera que se deben mantener las mismas medidas de desarrollo?

Diría que hay algunas cosas donde el agua ya está derramada, por ejemplo, las concesiones que se dieron a grupos económicos. También te puedo decir que me siento altamente satisfecho con la designación de Ricaurte Vásquez como administrador de la Autoridad del Canal de Panamá y de Ilya Espino, como subadministradora, porque los dos vienen de clase media profesional y creo que tienen una conciencia social distinta a quienes nunca han sentido la pobreza. Hay que buscar la manera de redistribuir el caudal que le otorga anualmente el Canal al Tesoro Nacional y se debe hacer una reingeniería o una ecuación diferente que permita disminuir esas brechas enormes en la sociedad panameña.

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