La abstracción de Olga Sinclair toma la Casa de América

Actualizado
  • 07/10/2015 14:51
Creado
  • 07/10/2015 14:51
Sinclair, hija de uno de los grandes maestros de la pintura panameña, Alfredo Sinclair, explica emocionada cada uno de los cuadros

En tránsito desde Jordania, el arte de la panameña Olga Sinclair llegó hoy a Madrid con sus colores y su abstracción, pero también con los bodegones de sus inicios hace cuarenta años o ejemplos de su serie inspirada en Miguel Ángel o de sus míticas peras.

La sede de Casa de América acoge, desde hoy y hasta el 30 de noviembre, una retrospectiva que recorre sus diferentes etapas artísticas hasta hace tres años. Solo faltan, por problemas de espacio, algunas de las obras de gran formato y estilo abstracto que ha desarrollado en los últimos meses.

Sinclair, hija de uno de los grandes maestros de la pintura panameña, Alfredo Sinclair, explica emocionada cada uno de los cuadros que componen la exposición y que muestran la evolución de una pintora formada en Panamá, Madrid y Londres y que ha vivido en Amsterdam, Indonesia e Italia.

Cada uno de esos lugares ha marcado su obra, como lo han hecho su padre -su primer maestro-, Giorgio Morandi, Miguel Ángel, Francis Bacon, influencias que ha "metabolizado" hasta crear su propio lenguaje, en el que también está presente la filosofía de José Ortega y Gasset. "Como él decía, no se trata solo de pintar un cuadro, sino de sostenerlo intelectualmente", explica Sinclair, quien reconoce que su vida estuvo conducida por el arte de su padre.

A los tres años se recuerda dibujando y a los cuatro pintaba hasta las paredes de su cuarto, pero no recibió una lección formal de su padre hasta los 12, cuando le enseñó los principios básicos de la composición y la importancia de la gama de grises.

"Tengo una gran base sinclariana" que luego encontró su camino tras las fases de aprendizaje en dos escuelas madrileñas, la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Moratalaz y el Estudio Arjona, en los que Sinclair aprendió "todo lo que tenía que aprender".

Luego intentó entrar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, que reabrió sus puertas en 1982, pero no lo consiguió -"Picasso tampoco", resalta entre risas- y estudió diseño de interiores en Panamá, algo que le sirvió para conocer a la perfección cómo utilizar el espacio en sus obras y cómo colocarlas e iluminarlas en las exposiciones.

Una pasión por la educación que ahora vuelca en los niños, con los que ha realizado diversas iniciativas desde la Fundación Olga Sinclair. Ha batido el récord Guinness de mayor número de niños pintando a la vez y ha realizado sesiones multitudinarias en Roma o Panamá, pero ahora intentará superarse, con una convocatoria el próximo 19 de octubre para 800 menores en las montañas de Vergara, en la comarca de Buenos Aires.

Será para celebrar los 70 años que este 2015 ha cumplido la Organización de Naciones Unidas. Una colaboración con los niños que le aporta más de lo que da. "Uno cree que lo sabe todo y es uno el que se enriquece con ellos.

El objetivo es buscar soluciones para que este mundo no acabe a pedazos". Una actividad frenética para esta artista que ha pintado más de 3.000 obras, con más de 50 exposiciones individuales en todo el mundo y que aún hoy se queda al borde de las lágrimas cuando recuerda cómo unas simples peras, lavadas y colocadas junto a una ventana a la espera de ser comidas, le inspiraron casi cuatro años de trabajo.

La última de las que pintó, más abstracta, está presente en la exposición de Casa de América, como ejemplo de que Sinclair pinta con lo que tiene a mano y muchas veces de memoria, como un retrato muy emotivo de una anciana indígena con el rostro de su bisabuela. Nada especial si no fuera porque Olga Sinclair no conoció a su bisabuela ni ha visto fotos de ella. "Mis obras tienen algo espiritual", afirma.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus