Columnistas

Carmen Miró y las formas del estilo de desarrollo

  • 19/04/2025 00:00

En diversas publicaciones se han realizado sendos análisis sobre la obra de Carmen Miró. En su mayoría reseñan sus aportes sobre demografía y la estructura poblacional de diversos países de América Latina, incluidos Panamá. Sin embargo, sus planteamientos sobre el estilo de desarrollo, la estructura social y las formas que asume el Estado han recibido menos atención, a pesar de su relevancia.

Una mirada integral a sus puntos de partida permite descubrir los otros ángulos menos abordados. Tres premisas completan esa visión estructural: (i) la homogeneidad en las políticas sin enfoque territorial o cultural; (ii) la ausencia de planificación social integral; (iii) la falta de integración entre la estrategia de desarrollo y las políticas públicas, incluidas las políticas demográficas.

En el primer caso, Carmen se refiere a un fenómeno particular: la ubicación de los tejidos industriales en las áreas urbanas, lo que conllevó la concentración progresiva de núcleos tecnológicos y de población. Esta dinámica dio lugar a políticas públicas homogéneas que ignoraron las realidades territoriales. Para un desarrollo realmente inclusivo, señala Miró, es necesario que las políticas logren armonizar sus objetivos con programas y proyectos de desarrollo regional y sociales integrales, prestando especial atención a los grupos más vulnerables, diferenciados por razones demográficas, sociales y territoriales. En su perspectiva, territorio y desarrollo son dos caras de una misma moneda.

En el segundo eje, Carmen subraya la importancia de la planificación como condición necesaria para el desarrollo. En contextos de alta complejidad y transformación constante, sostiene que las políticas deben ser diferenciadas y contextualizadas en función de los objetivos que se persiguen. El estilo de desarrollo, ya sea en proceso de expansión, en proceso de consolidación, genera transformaciones en la estructura económica y social a las que debe responder la política pública mediante una planificación coherente. La necesidad de planificar se ha convertido en uno de los grandes descubrimientos tardíos de las élites de la región.

En el tercer punto, Miró clarifica la función esencial del Estado. No se trata únicamente de articular o coordinar políticas: el Estado tiene la obligación de definir aquellas metas cuyo logro sea indispensable para asegurar el bienestar de la mayoría de la población, en un marco de respeto a los derechos humanos. La política pública no debe ser una respuesta improvisada o sectorial, sino el resultado de una visión estratégica del desarrollo humano y territorial.

A partir de sus planteamientos de Carmen Miró es posible identificar diversos estilos de desarrollo aún presentes en la región: (i) centralista y tecnocrático; (ii) fragmentado y desarticulado; (iii) uniforme y excluyente. Cada una de estas caracterizaciones reflejan como el pensamiento de Carmen Miró, entra en diálogo crítico con las nociones de desarrollo propuestas por figuras como Raúl Prebisch. Su perspectiva abre un campo fértil para nuevas lecturas del desarrollo desde América Latina. Un campo aún por explorar.

En su exposición “Crecer con el mundo, para ayudarlo a crecer”, Miró afirmaba que promover un Estado inclusivo demanda cada vez más la formación de intelectuales y directivos capaces de comprender, en toda su complejidad, el enigma latinoamericano y de encontrar caminos viables para su transformación.

Para Carmen, en los momentos marcado por grandes transformaciones, las tareas siguen siendo las mismas: transformar al Estado y sus políticas, repensar el territorio y planificar desde la complejidad, reconociendo los derechos de la población y los pueblos.

En un contexto de múltiples crisis, los planteamientos de Carmen Miró ofrecen un horizonte de posibilidades: construir un estilo de desarrollo en el que la equidad deje de ser una meta para convertirse en la forma normal de ser de nuestras sociedades.

*El autor es experto en políticas públicas