Condición especial en la infancia

  • 31/12/2026 00:00

El autismo (o trastorno del espectro autista, TEA) es una condición genética, según explican los estudiosos, “caracterizada por crear en el individuo principalmente ciertas dificultades en la interacción social y comunicación, junto con patrones de comportamiento, intereses o actividades restringidos y repetitivos, incluyendo retos en la adaptación a cambios y diferencias en el procesamiento sensorial (sensibilidad a luces/sonidos) y el movimiento”.

Esta situación se presenta en las personas desde su etapa de la primera infancia y en un principio resulta imperceptible hasta para los propios padres. Estos tienden a confundirla con una forma de ser del hijo o la hija, hasta que es detectada tempranamente en la etapa de la formación pre escolar por educadores acuciosos o detallistas, quienes advierten a los acudientes de la especial conducta y los síntomas que aparecen.

No existen registros estadísticos en Panamá que precisen la cantidad o un porcentaje exacto de esta perturbación en los infantes. Sin embargo, se asume que el país tiene una tasa similar a la de América Latina, que alcanza a 1 de cada 300 niños; aunque puede llegar, según los especialistas a una cifra de 1 en 56 a 80 individuos. En el Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE), había en 2022 unos 1541 casos inscritos.

Es un trastorno muy particular, porque sus características varían mucho entre individuos, desde leves hasta severos, y pueden acompañarse de intereses intensos, retrasos en el lenguaje, problemas de sueño o alimentación, ansiedad y en ocasiones hasta agresividad. Los educadores de pre escolar tienden a confundirlo con cierta intranquilidad y en lugar de prescribir una atención psicológica, aplican inadecuadamente medidas disciplinarias.

Hay que destacar que las cifras sobre la existencia de estos casos se incrementan y ese factor establece la necesidad de revisar las posibles causas que según algunos están en condiciones ambientales o en la fase perinatal; también hay posibilidad en los hábitos alimenticios de los padres, donde puede manifestarse la ausencia de ciertos elementos básicos en el organismo.

Uno de los problemas que tiene el autismo es la falta de uniformidad en las manifestaciones de los pacientes. En algunos casos se presenta con una introspección y en otros, falta de atención o también con la intranquilidad en la conducta. Es decir, que no contiene ningún rasgo físico diferenciador, sino que solo se manifiesta a nivel de las competencias cognitivas y del comportamiento de cada persona, según los especialistas.

Al analizar los indicadores de casos de autismo en el país, se percibe la tendencia creciente, lo que implica la necesidad de una política interinstitucional, que obliga a crear un modelo de atención temprana y pasos posteriores para que la escuela primaria no se constituya en un gran problema para los niños, niñas y sus padres. Y lo que es más grave, el riesgo de que estos infantes crezcan sin saber leer o escribir y peor, sin educación inicial.

Es necesario instruir a los padres de familia de cómo se perciben los síntomas para que pongan a los casos en manos de una prescripción que permita establecer las particularidades de cada uno. Así, se puede determinar cuáles serían las técnicas por aplicar y afianzar los tratamientos y terapias requeridas. Tan solo esto garantizaría posteriormente una etapa de educación primaria con un mayor y mejor resultado en la formación inicial de estos infantes.

Existen también aspectos sociales que tienen que ver con la convivencia de los niños que sufren autismo. Una oportuna atención supone establecer los tratamientos más adecuados para fortalecer el trato en doble dirección: de los autistas hacia sus contemporáneos y de estos hacia los niños con estos problemas para evitar la violencia del “bulling” y sus efectos tan contraproducentes en la conducta de los afectados.

Es necesario unir el esfuerzo de psicólogos, paidosiquiatras, foniatras, pedagogos y sociólogos para crear los protocolos adecuados en un modelo de atención temprana para quienes crecen con síntomas de autismo. La sociedad requiere incluir a este sector para dar un salto cualitativo e integral en su conformación.