Columnistas

Construyamos la cultura de lo bueno para eliminar lo malo

Shutterstock
  • 18/07/2025 00:00

Estremecido por una experiencia personal y ejemplo de heroicidad ejemplar; quiero dejar el alentador testimonio de Daniel Díaz, hombre de cincuenta y un años con visible inmovilidad corporal, producto de derrame cerebral; solo con el auxilio de bastón por artrosis en piernas y brazo que padece casi siete años. Resumen: es un parapléjico, con sospecha de incapacidad para valerse por sí mismo y menos ayudar a otros. Actualmente vive (subsiste), pensionado por el Estado, sólo acompañado por un hermano y dedicado a la animación colectiva del deporte juvenil en San Miguelito para contrarrestar la inclinación al pandillerismo delictivo, misión que seguía cuando sufrió el derrame cerebral. Ejemplo paradigmático de seres como singulares ejemplos que abrazaron misioneramente y visionariamente con alegría una cruz. Para sembrar alegres y humanas esperanzas logrando seguir viviendo más allá de la muerte. No predicaron sin construir. Esos son inmortales que merecen como arquetipos llenar los medios de comunicación masiva y no la presencia delicuencial que, como efecto de un Estado fallido, llena la morbosidad de mentes alienadas.

Motivos sobran en explicación porque en muchos países prohíben publicación del delito y sí valores virtuosos. No es tarde para corregir y alentar una promoción de lo bueno para eliminar la maldad.

Es oportuno destacar no sólo el caso Díaz, sino muchos casos antecedentes que no alcanzan a despejar un misterio con interrogantes que rechazan el sentido común.

En el plano nacional, tenemos pocos casos especiales donde se destacan León “Cocoliso” Tejada, María Carter “Pantalones”, Norberto Martes, Edmundo Vargas, Luis “Pipo” Celis, Marta Matamoros, y muy pocos más que los soslaya la historia patria.

A nivel universal, resumimos en nombrar a Jesucristo, Espartaco, Abraham Lincoln, Hidalgo, Martí, Simón Bolívar, Sandino, San Martín, O’Higgins Recabarren, Gandhi, Mandela, Locumba, la madre Teresa de Calcuta, Mao Tse Dong, Che Guevara, y pocos más que la memoria traiciona.

Ante estas señalas insólita presencias que obligan interrogantes, como ¿qué impulsa la presencia estelar de entregas, por seres insomnes, para entregar lo poco, hasta sus vidas, para el bien y la felicidad de muchos?

¿Cómo y de dónde sacaron semejante inspiración visionaria-misionaria para renunciar al ego y entregarse feliz a la felicidad de otros, sentidos como familia colectiva?

Tú, sensible al dolor ajeno, solo te pido que no dejemos indiferentes que otro cargue la cruz, sino que ayudemos a cargarla.

Para corresponder a tu espíritu de solidaridad, puedes llamar a Daniel Díaz al teléfono 6548-0089. Actualmente preside la oenegé Fusión del Barrio.

*El autor es educador