Daños colaterales
- 19/04/2025 00:00
Da la impresión que se llevó a la presidencia a una persona con nula madurez política, sin asesores sesudos que coadyuven en las sensibles y difíciles decisiones. Parece tener un desconocimiento de su condición de presidente por carambola, pues no está en la presidencia por mérito propio sino por el enfoque erróneo de una sociedad desesperanzada que lo asoció con otro personaje y se hipnotizó con la expresión (en “marketing”) “Chenchen para los bolsillos”, que guio más la emoción que la razón del votante.
Si nos damos a la tarea de buscarle definición a la expresión “daño colateral” nos daremos cuenta que: “Se refiere a los efectos no intencionados de una acción, ya sea militar, comercial o social”. En el caso particular a que aludimos estamos recibiendo las consecuencias directas de un ejecutivo que con un 33 % llegó a ocupar esa silla presidencial. Es decir, muchos No votamos por él, pero recibimos los embates de sus decisiones.
Un presidente que, con la ironía característica del panameño, en lo que se ha dado en llamar “jueves gigantes; se limita a agudizar desaciertos y a enardecer las frustraciones populares. Ha llevado internacionalmente al país a una posible zona de fuego en varios frentes: social, económico, diplomático; en este último más toda vez que no ha sido capaz de enérgica y conspicuamente abordar las amenazas del presidente del coloso del norte, Donald Trump.
Él y su canciller se han limitado a lanzar el estribillo “el canal es nuestro” y no han activado los canales diplomáticos para internacionalizar una vez más la lucha canalera. Da la sensación que, a espalda del pueblo, convino, a título personal, algunos arreglos con Marco Rubio, Secretario de Estado de los Estados Unidos. De ahí, la aceptación de los deportados, la instalación de los mismos en una zona del Darién y Panamá, la compra de aviones, so pretexto de lucha contra el narco, la reapertura de la mina, etc.
En el plano local, la aprobación en tercer debate del Proyecto de Ley 163, con el aval de 48 diputados, demostrando de nuevo que nuestros políticos son “cara dura y con pecho de metal”; la exhibición que hace el jefe de la policía, Jaime Fernández, de la preparación de la fuerza represiva para golpear e imponer el criterio unilateral del señor presidente en las calles, deja mucho que pensar. Pues, evidencian que el choque y la confrontación serán las vías usadas por el ejecutivo para imponer sus criterios.
Transcurridos nueve meses de su gestión, el señor presidente, no ha sido capaz de plantear un plan coherente de reactivación económica y de unidad nacional. Se ha limitado más a reafirmar que su gobierno es ciento por ciento empresarial y a lanzar diatribas que más que apaciguar el descontento, avivan la furia de un país muchas veces engañado y que está sumido en pobreza por el saqueo indiscriminado de las arcas públicas por políticos, que cada cinco años llegan con un apetito voraz de cerrar filas con la oligarguía criolla parasitaria.
Quizás, en estos días, con la aprobación de reforma a la Caja de Seguro Social, se inicie un nuevo capítulo de lucha popular y lastimosamente será pueblo contra pueblo. El presidente no estará en las calles recibiendo las bombas lacrimógenas y el jefe de la policía menos. Estarán monitoreando desde burbujas refrigeradas los resultados y el pueblo dejando los muertos y heridos en la calle.
Queremos un Panamá diferente, con un Presidente con visión clara, al servicio de toda la población y No solo favoreciendo a un sector que, de hecho, históricamente, ha sembrado desigualdad y hambre. Una clase política con dignidad y honradez, que más que responder a mezquinos interés partidarios, breguen por darle mejores días a los panameños. Amanecerá y veremos.