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Déjame partir

Actualizado
  • 15/02/2024 00:00
Creado
  • 14/02/2024 11:54

En esta vida, estamos de paso, venimos a completar un ciclo: nacer, crecer, reproducirnos y morir

Las palabras de condolencias nos pueden ayudar a sanar el dolor cuando hemos perdido un ser querido, levantarse a veces es difícil, pero no imposible. Debemos hacerlo para seguir adelante, nuestra fortaleza estará en reencontrarnos con nuestras raíces religiosas.

Estimado lector, aunque no te conozca, quiero decirte, no estás solo o sola, hay muchas personas que hemos pasado por esta situación. Hemos perdido la paz en nuestro corazón dándole espacio a la tristeza porque no podemos comprender ¿por qué sucedió?, más aún si la persona muere inesperadamente y no tuvimos la oportunidad de despedirnos. Llora, llora y llora hasta que sientas que se han agotado tus lágrimas porque al correr ellas por tu rostro han liberado ese dolor que estás sintiendo.

En esta vida, estamos de paso, venimos a completar un ciclo: nacer, crecer, reproducirnos y morir. Cada etapa tiene sus complejidades, podemos partir sin completarlas. Todos tenemos una misión.

El niño o niña que no pudo nacer, en ese proceso de gestación, dejó una huella en sus padres.

El niño, la niña o el joven, durante su proceso de crecimiento, regaló gratos momentos a sus familiares, pero su destino no era llegar al final, fue contagiar con sus travesuras a todas las personas que lo rodeaban.

El adulto, con su energía, motivó a otros a luchar por sus ideales, defender sus puntos de vista y contribuir a la sociedad con sus conocimientos.

El adulto mayor completó todas las etapas: nació, creció, se reprodujo y murió. Nos deja un legado, enseñanzas para recodarlo y seguir sus valores para ser mejores.

Has perdido a un ser querido, piensa, ellos han pasado a mejor vida, déjalo partir. El tiempo permite curar esas heridas, si estamos dispuestos hacerlo. (La película, La Cabaña, destaca la importancia de sanar nuestros cuestionamientos internos, perdonarnos y perdonar. https://www.youtube.com/watch?v=_rLtfHB4LLc)

Quizás consideres estas palabras insensibles, todos nos enfrentaremos a la muerte unos primeros y otros después. El momento no lo sabemos, pero sí podemos disfrutar cada episodio de nuestras vidas con gratitud y amor.

Cuando cantas sanas el alma, recordar las anécdotas y las canciones favoritas de ese ser querido que falleció te harán reír. Disfruta la vida junto a tu familia porque al final, cuando no estés, ellos podrán recordarte con cariño y estarán en paz porque compartieron gestos de amabilidad como: un buen día, un por favor, gracias y un te quiero.

Al final del camino, nos queda anotar en nuestro libro de recuerdos las experiencias y reconocer la misericordia del Señor.

My Way por Frank Sinatra “I have loved, I have laughed and cried; I have had my fill, my share of losing; and now, as tears subside; I find it all so amusing; to think I did all that; and may I say, not in a shy way; oh, no, oh, no, not me; I did it my way.”

Nadie es eterno en el mundo por Tito Rojas “Sufrirás, llorarás mientras te acostumbres a perder; después te resignarás; cuando ya no me vuelvas a ver.”

“El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso”, Salmos 23: 1-2.

El autor es docente