Del BDA al Instituto de Fomento Agropecuario
- 06/11/2025 00:00
Desde su creación en 1973, el Banco de Desarrollo Agropecuario estuvo siempre alejado de sus objetivos institucionales. Por el contrario, siempre sirvió como ente político para beneficiar a allegados de los gobiernos de turno, propiciar vergonzosos negociados y generar burocracia al servicio de los gamonales de la política. Su cartera a lo largo de los años fue objeto, varias veces de procesos de condonación de créditos morosos y o desaparición de expedientes con obligaciones. En otros casos, las variantes en el orden político nacional llevaron muchos productores a perder sus fincas por no poder enfrentar las deudas o no contar con padrinos que les ayudaran.
En gran medida los financiamientos otorgados carecían de sustento técnico, no se analizaba si los predios eran favorables a los cultivos que se financiaban. No se exigía planificación ni rendición de cuentas respecto de las inversiones. No se exigían sistemas de riego, ni semilla certificada, ni pasto mejorado, ni nada, solo un padrino.
Se financiaban equipos que podían atender 100 hectáreas para fincas de 10, y además se permitía a los productores cambiar de rubro con frecuencia, dejando esos equipos en el abandono. Nunca se dio adecuada asistencia técnica ni se promovió el cooperativismo.
Una vez acompañe al Dr. César Pereira Burgos, entonces ministro del MIDA, a una reunión con productores en Divisa y recuerdo como les reclamó a varios la compra de camionetas último modelo, de viajes de turismo y de pago de estudios a hijos en el extranjero, con el dinero del financiamiento del BDA para sus empresas.
Solo, hay que ver el reporte del Banco Nacional, que da cuenta que el BDA mantenía más de $200 millones en pérdidas acumuladas, más $164 millones en activos deteriorados y otros 60 millones en cuentas incobrables. Eso sin contar las condonaciones generales realizadas en distintos momentos de sus 52 años de existencia.
Ante ese panorama se ha anunciado la creación del Instituto de Fomento Agropecuario, una nueva entidad destinada a impulsar el desarrollo del micro y pequeño productor agrícola a través de programas de financiamiento y apoyo integral.
Sin duda, el impulso del micro, pequeño y mediano productor agrícola es importante, pero aún más lo es la gran industria agrícola y pecuaria para el abastecimiento integral del país y la seguridad alimentaria nacional, pero también para la exportación.
El nuevo ente debería, en ese sentido, promover el desarrollo rural, enfocándose en cuatro pilares fundamentales:
1. Exigir la asociatividad a través del cooperativismo como condición para el financiamiento. No puede ser que campesinos vecinos se nieguen a agruparse para mejorar la calidad y cantidad de su producción y obtener mejores beneficios económicos.
2. Forzar al beneficiario de los programas al mejor uso del financiamiento, mediante la aplicación de la tecnología, la calidad de pastos, semillas y fertilizantes, la adecuación de cultivos según las características del suelo, el uso de riego, el aprovechamiento de la genética, etc. El uso del dinero del financiamiento debe ser debidamente fiscalizado para su optimo aprovechamiento y no para lujos personales o familiares.
3. Fomentar la agricultura vertical, hidropónica y en ambientes controlados. Está demostrado que esta clase de cultivos genera un elevado rendimiento y calidad en el producto de consumo, pero también en la producción de forraje necesario para la ganadería reduciendo la dependencia de tierra.
4. Generar empresas agroindustriales para la exportación, bajo el sistema de empresas mixtas con traspaso gradual al sector privado a través de la venta de acciones. Identificar rubros potenciales e invertir en toda la cadena productiva, desde la contratación de la tierra, la siembra la instalación industrial hasta el mercadeo internacional. Esto permitirá desarrollar en negocio agrícola y pecuario con una nueva dimensión de posibilidades y atraerá nuevos capitales a una actividad que hasta ahora ha sido en gran medida, de subsistencia.
El objetivo de la nueva entidad, de estimular la micro, pequeña y mediana empresa agrícola es loable, oportuna y necesaria, pero no llevarla a un nivel más abarcador, hacia la promoción de grandes empresas destinadas a la exportación, podría ser una omisión innecesaria.