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Deuda escolar

¿Cómo se recuperarán los días perdidos?, cualquier entendido sabe que es un ejercicio arduo, complicado y técnicamente complejo. Shutterstock
  • 16/07/2025 00:01

Luego de un período de alrededor de dos meses, el Ministerio de Educación y los gremios que participaron en la huelga lograron acordar el regreso a clases y la reanudación del año lectivo. En el documento suscrito entre los representantes ministeriales y los educadores se establece el final de las acciones que interrumpieron el ciclo de enseñanza y que han paralizado el proceso de aprendizaje de varios cientos de miles de estudiantes en el país.

Surge inmediatamente la interrogante de cómo se recuperarán los días perdidos, que cualquier entendido sabe que es un ejercicio arduo, complicado y técnicamente complejo, porque supone hacer esfuerzos adicionales para lograr, desde el punto de vista matemático, recobrar el contenido académico que no se ha impartido. Es lógico que habría que hacer los esfuerzos concertados por cada uno de los actores de la faena educativa.

Esto resulta importante, pues algunos sostienen que “Mantener el ciclo escolar es crucial para el desarrollo integral de los estudiantes, tanto académica como personalmente”. Alguna literatura se refiere al tema y considera que “Un ciclo escolar continuo fomenta la adquisición de conocimientos, habilidades y valores, además de fortalecer la socialización y el sentido de pertenencia a la comunidad escolar”.

Este panorama es crucial para mantener los niveles de desenvolvimiento del sector estudiantil, sobre todo por los perfiles que adquiere la educación en el país en los últimos años. Se sabe, por ejemplo, que en Panamá “el aprovechamiento escolar muestra una realidad mixta. Si bien ha habido avances en la cobertura y acceso a la educación, la calidad de la misma, según pruebas internacionales, sigue siendo baja”.

En un estudio de Unicef sobre la educación en Panamá, se llega a consideraciones importantes para comprender esta situación. “En términos de calidad educativa, el currículo actual está sobrecargado de contenidos y el enfoque de enseñanza de las y los docentes es enciclopédico y memorístico. Esto hace que 6 de cada 10 estudiantes de tercer grado no logren habilidades mínimas de lectura, cifra que aumenta a 9 de cada 10 en comarcas indígenas”.

“Además, agrega el informe, 8 de cada 10 estudiantes de 15 años no alcanzan la competencia mínima en matemáticas, mientras que 6 de cada 10 no lo hacen en lectura”. Esto nos indica que, a contrario sensu, se requeriría un mayor número de sesiones académicas para alcanzar los mínimos requeridos que brinden otros indicadores positivos. Si la mayoría de los estudiantes no comprenden lo que leen, ¿cómo podrían desenvolverse en el sector superior?

Unicef resalta que “Es así que, el 12 % de los niños y niñas panameños entre 4 y 17 años no asiste a ningún centro educativo. Por otro lado, aquellas zonas más desfavorecidas son las urbanas con un rápido crecimiento poblacional, las rurales y las comarcas indígenas”. Habría que preguntarse entonces si constituye un riesgo que ese porcentaje de población adolescente no posea expectativas como ciudadano para el futuro.

Asombra que, por lo general, estos balances no estén presentes en las demandas de los diferentes gremios de la educación y lo peor aún es que casi ninguno de ellos tenga respuestas o, mejor dicho, propuestas para cambiar tal estado de cosas en el ámbito de la educación. Habría que estudiar o leer tan solo los argumentos que sostienen estas asociaciones para demostrar este supuesto.

Si bien es cierto las organizaciones de educadores se desenvuelven en un espacio que brinda oportunidades para estudiar casos, conocer problemas, determinar interrogantes y es el campo preciso para hacer indagaciones científicas que permitan generar nuevos conocimientos. Estos balances podrían ser sometidos al Ministerio de Educación para que pueda avanzar en la determinación de políticas que habrían surgido de la práctica cotidiana.

Sin embargo, la realidad parece ser otra y se escapa a tales colectivos la posibilidad de actualizar con sus propuestas un sistema de educación nacional que requiere nuevos planteamientos teóricos que orienten en un siglo que avanza inexorablemente. No perdamos esta oportunidad de construcción del futuro de nuestros jóvenes estudiantes.

*El autor es periodista