El carácter anticristiano de la economía extractivista: el escenario panameño

Roberto Barrios | La Estrella de Panamá
  • 18/11/2025 00:00

Señalamos en nuestra reflexión anterior que “en el año 2024, los dueños de las corporaciones financieras privadas internacionales (JP Morgan, Citygroup, Bank of America, etc.) dedicaron al fomento del extractivismo y específicamente al de los combustibles fósiles-generadores de gases de efecto invernadero que están calentando el planeta- $1298 billones, mientras que solamente dedicaron $115.9 billones al impulso de energías renovables. ¡Esto es, 11 veces más! dinero a lo que perjudica la vida humana, que a lo que es la necesidad real de la vida planetaria. Todo esto, afirmamos, era una excelente muestra de la búsqueda del máximo de ganancia privada, reveladora de una irracionalidad avara y de codicia perfectamente anticristiana”, (Pinnock, La Estrella de Panamá, 11/11/2025).

En los procesos donde se relacionan los nuevos colonizados con los nuevos colonos imperiales, es decir, la nueva colonialidad, hay algo que es muy claro: las trabas impuestas por estos últimos a los primeros, que impiden a los colonizados decidir sus propios caminos hacia el desarrollo autónomo en beneficio de las mayorías.

Los colonos imperiales a través de diversos mecanismos institucionales financieros y políticos, terminan sometiendo las economías de los países de la periferia colonial. Este sistema basado en la avaricia y codicia, envía por delante a sugestionadoras profesionales que dejan claro los condicionamientos a los que los países del sur global deben someterse.

En Panamá, esto se manifiesta al constatar el papel determinista de los principales organismos avarientos internacionales en avanzada, cuando plantean con argumentos tecnocráticos, que “en caso de que la mina Cobre Panamá reanude operaciones, daría un impulso positivo en la actividad económica a nivel nacional, además de fomentar el empleo formal e incrementar los ingresos del Gobierno Nacional”. (https://destinopanama.com.pa/2025/11/). Narrativa que dice recomendar, pero que en su lenguaje establece una presión a quienes tienen dependencia subjetiva y material del sistema financiero dolarizado, en este caso los banqueros y comerciantes que operan en el país, a la postre, grupos ampliamente representados en el gobierno Trumpulinista.

Estos organismos mercenarios, tienen el ropaje de calificadoras profesionales, son las fachadas de la clase financiera transnacional, mismas que están materializadas en las grandes corporaciones crediticias que determinan el curso de los grandes recursos hacia las inversiones extractivistas rentistas que solamente benefician a los grandes propietarios financieros, que no hacia las clases productivas y sin propiedad de medios productivos, tal como lo proponía el mismo Adam Smith-el llamado padre de la economía capitalista-en sus obras que bien ganarían un premio Nobel hoy. Actualmente, el gobierno trumpulinista sigue al pie de la letra lo “recomendado” por las calificadoras, a contra vía de los intereses del pueblo panameño.

Como bien destacaba Smith: “El gobierno civil, en la medida en que se instituye para la seguridad de la propiedad, en realidad se instituye para la defensa de los ricos contra los pobres, o de aquellos que tienen alguna propiedad contra aquellos que no tienen ninguna.” (Smith, 1776. Inquiry into the Nature and the Causes of the Wealth of Nations). Es precisamente esta realidad vislumbrada por uno de los genios de la Economía contemporánea, la que se confirma en nuestro país con el gobierno “100% empresa privada”. ¿Llamarán izquierdista o comunista a Smith por denunciar esta realidad?

Pues bien, en beneficio de los más ricos entre los ricos-esos grandes propietarios financieros que recomiendan reactivar la actividad extractivista minera-y de otros ricos menos ricos-los propietarios locales que ofrecen sus servicios jurídicos, proveedores de algunos pocos materiales importados, de servicios de hospedajes, transportación, etc.-se propone reactivar la minería metálica extractivista, en contra de los que tenemos poca o ninguna propiedad.

La avaricia, desplegada en el principio seguido por este sistema colonial contemporáneo que consiste en la Búsqueda del mayor beneficio privado posible (MGPP), fulminó la ejecución de un proyecto alternativo al extractivista minero metálico en Costa Abajo de Colón.

El gobierno anterior y el actual, siguiendo el principio de la búsqueda del MGPP, desestimularon de raíz la inversión multimillonaria que estaba comenzando a hacer una empresa de actividad agroforestal de alto nivel tecnológico orgánico, que además generaría más de cuatro mil empleos directos y la consecuente protección del ecosistema de la región resultante de la siembra de cafetos y una inmensa galería de árboles de protección frente a la salinidad marino costera. Es decir, beneficio en empleomanía, beneficio en protección del ecosistema de la costa abajo de Colón, beneficio este que crearía superiores condiciones para el desarrollo ecoturístico, todo esto, siendo mucho más de lo ofrecido por la extracción minera a la gran mayoría de la población de escasa o nula propiedad de bienes y medios de producción de riquezas.

A fin de cuentas, el extractivismo minero metálico es parte de la propuesta de un sistema colonial contemporáneo que impone la privatización de los grandes beneficios a costa de la socialización de los altísimos costos al ecosistema y a la economía a mediano plazo. Sus promesas, empero, se exteriorizan en oposición antagónica con los postulados Judeo-Cristianos.

En este sentido, el trumpulinismo está lejos de representar a los que habitamos este país que profesamos la Fe Judeo-Cristiana. Quienes de estos se alineen con la promoción del extractivismo minero metálico en nuestro territorio, simplemente muestran absoluta incoherencia entre su Fe y su práctica de vida concreta.

*El autor es sociólogo, investigador y docente