El discurso del 2 de enero de 2026 y la urgencia de resultados
- 28/12/2025 00:00
El próximo viernes 2 de enero, el presidente de la República, José Raúl Mulino, se dirigirá nuevamente al país en una rendición de cuentas que ha despertado altas expectativas en distintos sectores de la sociedad.
El anuncio cobra especial relevancia tras sus declaraciones del 3 de noviembre, luego de participar en el tradicional Te Deum Ecuménico de Fiestas Patrias, cuando adelantó que el componente social y la prosperidad económica ocuparían un lugar central en su mensaje a la Nación del 2 de enero.
En un contexto marcado por la necesidad de resultados concretos y señales claras de rumbo, el país aguarda un discurso que no solo evalúe lo avanzado, sino que proyecte con mayor nitidez las prioridades del gobierno para el año que inicia.
Para muchos, este discurso podría anunciar cambios dentro del gabinete ministerial o en algunas instituciones del Estado; movimientos que, al menos en teoría, apuntarían a corregir el rumbo de aquellas carteras donde los resultados no han sido óptimos. Más allá de los nombres o de las funciones específicas, estos eventuales cambios servirían para marcar un giro en el estilo de conducción del Ejecutivo y evidenciar su disposición a pasar del diagnóstico a la acción, particularmente en las áreas sociales, hoy de las peores evaluadas por la ciudadanía.
En todas las encuestas Vea Panamá, realizadas por Prodigious Consulting y La Estrella de Panamá a lo largo de 2025, la evaluación promedio del desempeño de los ministros no logró superar la media de la escala, fijada en 5 puntos, en una medición que iba del 1 (nada satisfecho) al 10 (muy satisfecho).
Los resultados evidencian una tendencia descendente durante el año. En enero, el promedio de evaluación de la gestión ministerial se ubicó en 4.8; en marzo descendió a 4.5; en julio cayó de forma más pronunciada hasta 3.6; y, en la medición más reciente, correspondiente a octubre, registró una leve recuperación, alcanzando 3.9 puntos, aún muy por debajo del umbral de aprobación ciudadana. Estos datos no son anecdóticos, sino han sido consistentes a lo largo del año.
Esta evaluación sugiere un malestar persistente con la gestión del gabinete y refuerza la percepción de que, más allá del discurso, los resultados en áreas clave no han logrado conectar con las expectativas de la población.
A modo de ejemplo, en la última medición, el ministerio mejor evaluado en el ámbito social fue el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), que apenas alcanzó la octava posición dentro del ranking general. El resto de las carteras sociales cerraron la lista, evidenciando una debilidad estructural en la gestión social del gobierno desde la óptica ciudadana.
Por ello, las expectativas en torno al mensaje que dirigirá el presidente a la Nación han dado lugar a múltiples especulaciones. Sin embargo, más allá de interpretaciones, la ciudadanía espera anuncios de acciones concretas a corto plazo sobre los temas que hoy más la impactan: la economía, la generación de empleo, la lucha contra la corrupción y la minería que parecen perfilarse como parte del eje discursivo.
Queda por verse cuál será la narrativa que adopte el Ejecutivo y, sobre todo, qué definiciones políticas se pondrán sobre la mesa en un día que muchos consideran clave.
Amanecerá, escucharemos con atención y mediremos las reacciones a un discurso anunciado, del cual se espera claridad, dirección y decisiones que comiencen a responder a los principales desafíos que enfrenta hoy el país.