Columnistas

El futuro peligra

Roberto Barrios | La Estrella de Panamá
  • 26/05/2025 00:00

Estamos condenados. No sé si las autoridades lo saben y, si lo saben, se están haciendo los tontos. No hay forma de que podamos salir del atraso social y educativo en que nos encontramos. Una seria y definitiva rectificación tomará como mínimo 30 a 40 años y, de todas maneras. Estaremos atrasados.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura —Unesco— en el 2021 publicó que: “Transformar la educación requiere pasar de reformar los sistemas dentro de los paradigmas existentes a repensar los propósitos de la educación misma a la luz de los desafíos globales y la transformación digital”.

Ante los llamados desafíos globales y digitales que señala la Unesco, estamos irremediablemente atrasados. El fallecido autor británico Ken Robinson puntualizó en el 2015 que; “Nuestros sistemas educativos actuales están diseñados para el siglo XIX. Necesitamos transformarlos, no solo reformarlos, para afrontar los desafíos de un mundo en rápida evolución”.

Para alcanzar esos objetivos, mejorar el nivel educativo de los estudiantes y la periódica actualización de la clase trabajadora y de los que ingresarán a la fuerza productiva, la completa transformación del sistema es importante.

La importancia de la posición geográfica de Panamá, y que la misma sea administrada con visión estratégica, puede contribuir significativamente al desarrollo integral del país y a mejorar positivamente la vida de sus ciudadanos. Pero desde que los activos (los puertos, por ejemplo), pasaron a administración panameña, han sido manipulados por intereses particulares y ajenos a las necesidades del país.

También en Panamá, estos últimos cinco años de irregularidades en el sistema educativo, nos han condenado a un atraso irreparable. No solo son las constantes huelgas de los educadores, es la inexistente o irregular planificación a largo plazo de gobierno tras gobierno, sobre la visión o lo que el país necesita para su desarrollo. Han sido los gobiernos corruptos, uno tras otro, los que ven la trampa y preguntan ¿Qué hay pa’ mí? Y los sectores económicos que han mirado para otro lado y obrado en beneficio de sus propios intereses.

Hoy, la inteligencia Artificial (IA) ocupa todos los espacios del quehacer humano y avanza sin frenos ni controles. Los estudiantes en formación, por lo menos en los últimos años de la secundaria, en vez de estar discutiendo y analizando con sus profesores qué significa esto para el futuro inmediato, para sus futuras carreras y las posibilidades para el desarrollo de las áreas productivas y de conectividad de la Ruta por Panamá, a lo sumo, sus maestros están enfocados en que no presenten sus tareas o escritos preparados por uno de estos programas.

El desarrollo de nuestro país, para beneficio de todos, necesita de una comprensión profunda de los retos que el mundo experimenta en materia de conocimiento, investigación y herramientas para estructurar el camino del futuro. Podemos enfocarnos en desarrollar la ruta de tránsito para sacar mayores beneficios en materia de intercambio comercial, pero no olvidemos que los retos en materia de salud, infraestructura interna para la conectividad, para la enseñanza y para la seguridad colectiva, ´por ejemplo, también estamos rezagados.

Mucho se habla de que los estudiantes no podrán recuperar los días perdidos ni el material que no cubrieron. El reto es mucho mayor, lo que lograron cubrir en los pocos días en que dieron clases, fue bajo la tutela de profesores, bien intencionados, pero desactualizados igualmente en lo que los tiempos actuales y a futuro proponen.

El director de Educación y Competencias de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), Andreas Schleicher, sostiene que: “El mundo ya no recompensa a las personas solo por lo que saben —Google lo sabe todo—, sino por lo que pueden hacer con lo que saben. Modernizar la educación significa cambiar el enfoque de la entrega de contenidos al desarrollo de competencias”. Ese “enfoque en la entrega de contenidos” propone una actualización completa y holística en la manera en que los educadores estimulan e interactúan con los estudiantes y con la información que deben compartir entre ambos para tener las herramientas técnicas e intelectuales necesarias para atender los retos futuros.

No es suficiente quejarse, hay que contribuir con ideas. Entendiendo la gravedad para el futuro de la nación, todos debemos sacrificarnos. Impulsar cambios de paradigmas reales y concretos. El malestar de la población, expresada de varias formas en las protestas, no solo tienen que ver con los puntos que reclaman. Estamos molestos por la falta de solución a los actos de corrupción y los robos al erario que se han dado en las últimas décadas, la impunidad y la falta de castigo. Entre otros males, los dineros robados se reflejan en las pobres condiciones de los hospitales, colegios y escuelas, calles y avenidas y en la falta de agua potable para la población en casi todo el país.

Si las autoridades y líderes del país realizan un verdadero esfuerzo por saldar esas deudas, tal vez podremos blindar el sistema educativo con un primer compromiso con los educadores para que renuncien a las huelgas por el bien del futuro de la Nación. De allí, todos a trabajar con ahínco para corregir las deficiencias que conocemos. ¿Utopía? Tal vez, pero hay que tratar. Si no, repito la primera frase: estamos condenados, para siempre.

*El autor es comunicador social