Columnistas

El obrero y trabajador agrícola

  • 01/05/2025 00:00

Esos hombres y mujeres apenas despuntan los primeros rayos amarillos, y aun con la lluvia y frío intenso, están realizando diversos oficios en los campos de nuestra patria y del mundo...

Todos los días son 1º de mayo, y Día del Trabajador, aunque se haga énfasis y mayor ahínco, este día del calendario

Reflexione y medite si era necesario pergeñar algunas líneas acerca de la fecha que se conmemora todos los primeros de mayo, aparte que soy alérgico a celebrar fiestas de cumpleaños, rememorar acontecimientos y otras festividades, pues existen demasiados convencionalismos y excesivos “días dedicados a” en nuestra sociedad, en muchas ocasiones, debido a conveniencias sociales, económicas y costumbres arraigadas en el tiempo y que se han convertido en hábitos, modas y prácticas humanas. A pesar de ello, hice la excepción, y disparé al blanco central del cual hacemos mención.

No estoy seguro si en las estadísticas oficiales exista una categoría bien definida o clasificación laboral taxativa con descripción y nombre propio, de hombres y mujeres, que se dedican a trabajar en las actividades eminentemente agropecuarias. Claro que hay registros al respecto, ya que existen una gran mayoría que practican la agricultura de subsistencia (ahora llamada por algunos como agricultura familiar), pequeños y medianos productores y que inician sus labores, la mayoría, sin discriminación, en nuestros campos, de sol a sol, jornada que algunos empiezan desde las 3:00 a.m. en salas de ordeño estabulado o mangas de potreros (ordeño manual) y que se extiende todo el día con otras funciones de campo. Supuestamente, son jornaleros, trabajadores u obreros, que fatigan de 6:00 a.m. hasta la 1:00 o 2:00 p.m.

Sin embargo, existen grandes empresas con niveles de sofisticación y altamente tecnificadas con economías de escala y procesos productivos eficientes, cumplen las misiones o turnos rotativos de 24 horas. Ya los soles reverberantes, calcinantes y asfixiantes, sofocan la atmósfera nacional y mundial, con el cambio climático y las oscilaciones, hacen más exigente las actividades en la campiña interiorana.

Los 365 días del año, eufemísticamente, cada uno de ellos está dedicado a tal o cual aspecto. El propósito tiene como objetivo reconocer y resaltar, ese trabajo diario y permanente. Pero nos agrada celebrar fechas, elevar pleitesía y exaltar reconocimientos, hay veces inmerecidas. Así es la sociedad y naturaleza humana. No podemos prescindir de ello.

Todos los días son inherentes y consustancial a la esencia de las cosas de esos mismos días. No es un trabalenguas, ni juego de palabras. Ya lo han manifestado otros pensadores más conspicuos.

Además, por ese afán milenario de ir marcando e ir jalonando la historia, y después de tantas luchas memorables sociales, económicas y políticas, se van estableciendo hitos, quizás aquel más representativo en conmemoración de la sangrienta masacre que fueron objeto los obreros de la fábrica McCormick y que ocurrió durante varios días de abril y mayo de 1886 en la ciudad de Chicago, donde luchan y logran varias conquistas, tales jornadas de labores de 8 horas y un periodo de descanso, se instituye entonces el 1º de mayo como el Día Internacional del Trabajador, extensivo a todas las expresiones de ocupaciones y funciones, así como esfuerzos físicos y mentales de manifestaciones, para la producción de un bien material con el fin de alcanzar y obtener el bienestar humano.

Por todo lo arriba expresado, consideramos poco apropiado utilizar en mi léxico, los términos “peón” ni “profesional”, ya que se encuentran, quizás en los dos extremos finales de la estructura social, al igual que la celebración consuetudinaria de tantas fechas alegóricas y pintorescas.

Esos hombres y mujeres, como ya mencionamos, apenas despuntan los primeros rayos amarillos, y aun con la lluvia y frío intenso, están realizando diversos oficios en los campos de nuestra patria y del mundo. Sus rostros curtidos, gorras y sombreros que ocultan arrugas prematuras, pensamientos y viejas esperanzas, despliegan sus manos sudorosas y callosas en una maquinaria, el surco o manipulan un machete, una coa. Con camisas manga larga para cubrirse de las lenguas de fuego, botas que entierran en la tierra, siembran la patria permanentemente.

Todos los días son 1º de mayo, y Día del Trabajador, aunque se haga énfasis y mayor ahínco, este día del calendario. Son simbolismo, como la fecha de nacimiento a la vida y existencia. Para ese hombre del campo y otros, a lo mejor el Viernes Santo de la Semana Mayor católica y cristiana, así como los días de la fiesta de la carne (carnaval) exista un receso, respetando las costumbres religiosas y las festividades paganas, en el cese parcial de las obligaciones agropecuarias.

Igualmente, es necesario reafirmar que durante la aparición del COVID-19 nuestros campos, y todos los agricultores, campesinos y productores, fueron los que suministraron la comida a los centros de consumo y las metrópolis, a pesar de las dificultades para el transporte, suministro y su distribución. Nunca dejaron de producir, ni falto la comida para la población. Al final del día, haciendo excepciones según sus funciones, son obreros y trabajadores agrícolas.

En la mayoría de las ocasiones no existen las condiciones mínimas de trabajo, para que los obreros agrícolas puedan desempeñar sus quehaceres cotidianos en las áreas de producción, sin importar las características de ese personal que diariamente aporta su esfuerzo para procurar los alimentos. Muchas veces ocurre sobre explotación, afectando a la fuerza humana de trabajo o mano de obra. La Historia registra numerosos acontecimientos.

Sin concluir estos pensamientos, pues es muy extenso dicha temática, y diversos tópicos es imposible abarcarlos en este contenido, reiteramos y creemos firmemente que todos los días, son días del Trabajador u Obrero Agrícola, por encima de celebraciones y distintas manifestaciones multitudinarias. Hacerle justicia y reconocer sus derechos.

*El autor es ingeniero agronómo