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El sol ya asoma, aunque la tempestad no amaine

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  • 26/07/2025 14:23

Empezamos estableciendo el símil del país con un barco vapuleado por la tormenta en una noche oscura: en él la marinería se agita y trabaja con el velamen, sogas y mástiles mientras el tiempo transcurre. De pronto el sol despunta con tenue brillo en el horizonte. Sale el sol, aunque se mantiene la tormenta. Los héroes son los marinos y su faena con velas, jarcias y trinquetes; ahora, con el sol ya afuera, tienen más coraje para lidiar con el remanente de la ventisca. Ahora hacemos un símil con nuestro país que, vapuleado por la tormenta, debe reconocer que los marineros heroicos de nuestro ejemplo inicial son los bananeros, los maestros y los obreros que han sostenido una lucha prolongada por más de dos meses. Esta acumulación de hechos constituye la cantidad de combates cotidianos, que ahora dan paso, progresivamente, a una nueva calidad en la situación general del poder que mengua por causa de la reciente debacle legislativa.

Quienes contemplan el resultado de aquellas luchas que desembocaron en la actual erosión del poder omnímodo del Ejecutivo pueden ahora observar un Poder Legislativo que se libera de conductas titubeantes y, apoyándose en las previas luchas ajenas, produce un nuevo balance del poder de un Ejecutivo que actuaba sin contrapesos. Lo observado es consecuencia de que el nuevo escenario ayuda a vencer los miedos particulares. El cambio en la situación de control legislativo denota que el debilitamiento del Ejecutivo permite la oscilación de fuerzas hacia una independencia necesaria del Poder Legislativo, la cual no hubiera podido ser posible sin la erosión del ejecutivo causada por las luchas generales ya acumuladas durante estos casi dos meses y medio, los cuales deben ser sumados a las jornadas de los dos años previos.

Siempre la lucha sostenida obtiene el debilitamiento del poder del oponente. Lo señalado se explica porque desde el punto de vista de la observación de la historia que se construye ante nuestros ojos la acumulación cuantitativa de luchas, aun cuando no se traduzca en una victoria inmediata, no implica derrota. La acumulación de luchas escalonadas nos ayuda a tener una perspectiva de la victoria final. El combate inmediato tiene efectos locales, pero que trascienden hacia lo general. La victoria final tiene una connotación estratégica, la lucha sostenida tácticamente obtiene el efecto de debilitamiento del poder del oponente; a guisa de ejemplo recordemos que la intervención yanqui en Vietnam siempre obtuvo victorias tácticas que no impidieron la derrota estratégica. Las reuniones sin acuerdos de Penonomé fueron una gimnasia para enseñar la importancia de aprender a trabajar en unidad y porque esa misma unidad se alcanza en el esfuerzo por elaborar una agenda de cambios.

Es importante la perspectiva de la historia y como se insertan los actores en ella: recodemos que, en el pasado, no tan reciente, pero tampoco tan lejos, hace cuarenta y tantos años, los maestros jugaron un papel de ariete contra la reforma educativa, propuesta por el gobierno del periodo de Torrijos a la cual acusaron de procomunista y encabezaron un movimiento que devino en Cruzada Civilista. Aclaremos para el lector que consideramos ese puntual momento de nuestra historia como el que cubre la presencia en el escenario del general Torrijos hasta su muerte; no existe torrijismo posterior. En aquellos momentos los maestros fueron alabados por los opositores al régimen. Ahora, tantos años después, los maestros se encuentran en la vereda de enfrente y reciben adhesiones de quienes denostaban antes y, por el contrario, reciben la crítica de la generalidad de los medios que son soporte del régimen postinvasión. En el fondo, aunque no se confiesa, existen alineamientos acerca del papel del Estado como protagonista del desarrollo. Así es la historia y sus actores se mueven como una contradanza en donde cambian las adhesiones. En lo particular, aplaudo a los maestros de hoy porque expresan la sensibilidad de un pueblo hastiado de promesas y de politiqueros y están confluyendo en la construcción de una alternativa que supera a las del pasado.

En la actualidad el gobierno ha revelado que es un ídolo con pies de barro y solo lo sostenía la falta de unidad de sus adversarios, lo cual, en sentido contrario, viene a demostrar el valor de la conducta unitaria que se perfila como una necesidad nacional. La negación de accesibilidad del Ejecutivo a una negociación pretende que sus criterios sean un símil de las míticas tablas de Moisés que pretendían estar escritas en piedra; sin embargo, la realidad lo ha de llevar a que negocie mediante tercerías, aunque muy a su pesar. En este sentido, los observadores coinciden en que todo enfrentamiento, ya sea entre naciones o entre grupos sociales internos de una nación, termina en una mesa de acuerdos que no implican una rendición. El acuerdo no requiere de un balance de ganadores y perdedores; solo es el reconocimiento de la diferencia y el establecimiento de reglas para su abordaje.

*El autor es médico salubrista