Entre lenguas, culturas y señas: la interpretación en lengua de señas y su impacto social

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  • 02/12/2025 00:00

Desde la antigüedad, las lenguas se consideran un sistema de comunicación, el cual puede ser verbal, gestual o escrito que, al ser diferentes, representan la identidad cultural de los hablantes. La lengua se diferencia del lenguaje en que este último es la capacidad humana de comunicarse en general, mientras que la lengua es un sistema específico de comunicación que utiliza una comunidad. La sociedad influye en el uso de la lengua. La sociolingüística estudia estas influencias, que son resultado de la interacción social. La lengua refleja las experiencias de una comunidad, su identidad, su sentido de pertenencia y la cultura lleva intrínsecos aspectos que definen a una comunidad: la moral, la religión, las artes, la lengua, entre algunos.

La RAE define el término “señas” como “un indicio o gesto para dar a entender algo”.

Ahora bien, en el ámbito lingüístico, la lengua de señas es un sistema de comunicación viso gestual espacial que utilizan las personas sordas para establecer su comunicación.

La lengua de señas es más que una forma de comunicación; es parte de la identidad cultural de las personas sordas, posee su propia gramática, sintaxis y vocabulario. Esta forma de comunicación es la lengua natural de las comunidades sordas y se adquiere como primera o segunda lengua, ya sea en casa, en la escuela o en la interacción diaria. Es diferente en cada país, con su propia riqueza y es una lengua viva como cualquier otra. Cabe mencionar aquí que, si bien los sordos poseen su lengua para comunicarse, enfrentan desafíos comunicativos con este mundo oyente y es aquí donde emerge la figura del intérprete en lengua de señas y el desarrollo de las competencias para su interpretación, ya sea de señas a voz o de voz a señas.

La figura del intérprete en lengua de señas surgió empíricamente, de familiares, amigos, maestros o conocidos debido a su interacción con la comunidad sorda. Con el tiempo y el uso, el intérprete se ha ido profesionalizando y adquiriendo más competencias para realizar la labor de traslación y su importancia en la sociedad como puente comunicativo que conecta las comunidades sordas y oyentes se va asentando. El intérprete en lengua de señas es también un intermediador interlingüístico y cultural ya que traduce el mensaje de un código lingüístico a otro, fundamental para garantizar la accesibilidad de la información a la comunidad sorda en diferentes ámbitos.

Cuando las comunidades sordas pueden comunicarse con efectividad y la información les es accesible, su integración a la sociedad les permite autonomía y control en la toma de decisiones, además de ampliar sus posibilidades de participación en la vida social y política. La labor del intérprete favorece lo anterior, además de lograr que las personas sordas defiendan sus derechos y alcancen igualdad de oportunidades.

La interpretación en lengua de señas es mucho más que conversar de manera fluida en dos lenguas; es encontrar las equivalencias para conectar dos mundos lingüísticos diferentes, como son la lengua oral y la señada (Bertone, 1989). Las personas sordas, en su historia como comunidad minoritaria, han sufrido segregación en diferentes escenarios: políticos, educativos, laborales, debido al desafío comunicativo. Es entonces que la interpretación en lengua de señas es de un impacto social que permite la accesibilidad a la información por parte de la comunidad sorda, lo cual es su derecho, promoviendo la equiparación de oportunidades. El acceso a la comunicación es un derecho humano reconocido por la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (ONU, 2006), por lo que la interpretación en lengua de señas no debe considerarse un servicio solamente; es un tema de justicia social. El Estado debe garantizar la disponibilidad de intérpretes en lengua de señas capacitados y comprometidos con la ética profesional.

En Panamá, la Ley 42 de 1999 y sus reformas, presentadas en la Ley 15 de 2016, promueven la equiparación de oportunidades. Además, la Ley 1 de 1992 está enfocada específicamente en las personas con discapacidad auditiva y establece su derecho al acceso a la información y el uso de la lengua de señas como parte de su identidad cultural y lingüística. Aun así, el país se enfrenta con la escasez de intérpretes formados.

La Universidad Especializada de las Américas (Udelas) instituye con el Acuerdo No. 021-2015 la carrera de Traducción e Interpretación de Lengua de Señas, actualizando su plan con el Acuerdo No. 006-2024, ofreciendo profesionalización en el terreno de la interpretación.

La interpretación y la formación a nivel de educación superior de más intérpretes en lengua de señas puede transformar la sociedad panameña promoviendo la equidad social y fortaleciendo los derechos humanos; además genera conciencia y sensibiliza a la comunidad oyente de que existe un grupo humano capaz, sólo que con una forma de comunicación distinta a la habitual, pero que forma parte de la sociedad.