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Equinos y diplomacia

Imagen La Cancha de Carreras, 1900. Colección Privada Tapia Fernández-Baca
  • 07/06/2025 00:00

En 1933 se retomó el comercio de caballos de paso entre Perú y Panamá, como consta en el numeral 27 del Informe de Gestión 1931 de Eduardo Garland Roel, jefe de la Legación peruana en Panamá

“Respecto al comercio de caballos de paso, pueden venderse nuevos ejemplares” señala el numeral 27 del Informe de Gestión 1931 de Eduardo Garland Roel, jefe de la Legación peruana en Panamá, en la sección que dedica al intercambio comercial con el Istmo (Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, Caja 5-20-A,of.56,1931).

Apunte que resulta revelador porque ese esfuerzo es retomado en 1933 por el cónsul Juan Ignacio Elguera en Colón y José León, jefe administrativo del consulado (MRE, Caja 5-20-A, Resolución Suprema del 8 de junio de 1933) quienes abordaron con empeño la promoción del caballo peruano de paso en Panamá. En junio de ese año, la Dirección de Agricultura y Ganadería informa que, como producto de las reuniones sostenidas con criadores de caballos de paso de las localidades de Lima, Ica y de la costa norte del Perú, está en condiciones de presentar una oferta exportable. Es de destacar que la referida dependencia adoptará un rol orientador y no fiscalizador, aclarando que se respetarán las transacciones en tanto que se tratan de negocios privados. Un temprano ejemplo de un Estado que pretende que se cumplan únicamente las obligaciones fiscales respetando las reglas del mercado sin involucrarse en subsidios o medidas pararancelarias.

En aquellos días el precio de un caballo de paso de 4 a 6 años de edad fluctuaba entre mil a dos mil soles oro, es decir, al tipo de cambio de 1932 (0.39 centavos de dólar por sol), equivalían a $390 y $780 respectivamente. A estas cifras se sumaban otros costos como el flete El Callao-Colón vía los vapores de la “Grace Line” que era $100 o el flete en la “Kosmos” o en la “Roland” que eran 10 libras esterlinas; el pasaje del cuidador ida-vuelta de Panamá $100; el pasaje del médico veterinario ida-vuelta de Panamá $100; salario del cuidador por un mes $200 aproximadamente; salario del médico veterinario, a pactar, usualmente $400 por mes; gastos de embarque en El Callao en balsa más factura consular, 100 soles de oro; gastos de desembarque en Colón en balsa, más póliza, más comisión portuaria, 100 soles de oro o su equivalente en balboas. Es decir, la exportación de un caballo peruano de paso al istmo tenía un costo total que iba de los 1551 soles oro ($605 a valores de 1932) a los 2551 soles oro equivalente a $995 (MRE, Caja 8-39-B,of.41,1933). Para tener una idea de cuánto significaban esas sumas en esos días, baste saber que la remuneración del cónsul era 959.82 soles (MRE, Caja 8-39-B,of.55,1932).El precio actual de un caballo de paso puede superar los $150 mil.

Elguera y León estudian incluso las embarcaciones idóneas para el transporte de equinos y determinan que los buques con capacidad y experiencia para manipular tan delicada carga entre El Callao y Panamá eran los vapores de bandera chilena “Tolten”, “Imperial”, “Rapel” y Aconcagua”; los de bandera de Países Bajos “Manto”, “Dido”, “Sócrates” y “Douro”; los de bandera estadounidense “Galveston” y “Santa Cruz”; y los británicos “British Endurance” y “Laguna”. Información que complementa los trabajos de la Dirección de Agricultura y Ganadería que determina que el origen principal de los caballos de paso vendidos a Panamá y Centroamérica procede de las haciendas limeñas.

Se inician en setiembre los preparativos para un embarque de dos equinos de relevante importancia porque el canciller peruano Goytizolo adelanta a su homólogo J. Demóstenes Arosemena que uno de los animales es un obsequio de los criadores peruanos de caballos de paso —representados por los señores De la Torre, Ísola y Pinillos— para el señor Presidente de la República como antesala a la muy cercana celebración de la independencia de Panamá en noviembre. Desafortunadamente ese emblemático embarque fruto del esfuerzo de Elguera no será visto por éste porque fue trasladado a Cuba como Encargado de Negocios. En octubre, Lima le envió sus nuevas credenciales en el vapor “Reina del Pacífico” junto con la instrucción de asumir rápidamente sus nuevas funciones (MRE, Caja 8-39-B,of.80,1933) y fue reemplazado por el cónsul honorario Enrique Vallarino, de nacionalidad panameña, el 23 de octubre (MRE, Caja 8-39-B,of.75,Resolución Suprema del 15 de setiembre de 1933; MRE,Caja 8-39-B,of.89,1933).

Quince años después, en el Perú, fue registrada la Asociación Nacional de Criadores y Propietarios de Caballos Peruanos de Paso con el fin de mantener el renombre de esta raza. El caballo peruano de paso está protegido por el Decreto Ley 25919 del 28 de noviembre de 1992 y declarado Patrimonio Cultural de la Nación, reforzándose así la vinculación con la cancillería peruana que considera a ese bello animal como uno de los principales emblemas culturales del país al momento de desarrollar una política de prestigio en otras latitudes.

*El autor es exembajador de Perú en Panamá, Honduras y Guatemala