Columnistas

Estamos haciendo líos y Laudato si’

Gobernar es ante todo concertar, que significa que las decisiones gubernamentales deben responder a las aspiraciones de la mayoría de la nación. Archivo | La Estrella de Panamá
  • 08/05/2025 01:00

Ambas expresiones o concepciones filosóficas teológicas, título de este artículo; la primera un enunciado popular, relativo a intentar transformar el mundo por parte de los jóvenes, y la segunda, una encíclica orientada a restablecer y redimensionar las relaciones armónicas del hombre con la naturaleza. Dichas declaraciones fueron expresadas por el papa Francisco, recientemente fallecido.

Me ha impulsado esbozar estas líneas la lectura de dos interesantes escritos, aparte de una innumerable cantidad de informaciones aparecidas en diversos medios de comunicación escritos, radiales, televisivos y digitales ante la infausta noticia.

Uno de ellos titulado: “Francisco, estamos haciendo líos”, del prestigioso periodista Héctor Huergo, editor jefe de la sección Clarín Rural del diario argentino Clarín. El otro: “Laudato sí’; el giro ecológico ante la crisis económica, ecológica y civilizatoria”, suscrito por Alexis Rodríguez Mojica, aparecido en el diario La Estrella de Panamá el martes 29 de abril de 2025. Los dos esgrimen argumentos y conceptos de una gran profundidad ecléctica y dialéctica transformadora para la sociedad de hoy.

Intentaré emitir ciertos comentarios sobre los dos documentos, aparte de agregar propios de nuestra cosecha, que guardan estrecha relación sobre un tema palpitante.

El primero, un himno inmarcesible a la vida, haciendo un llamado fervoroso a la juventud (no solo de edad cronológica, sino de espíritu) para que “no balconeen la vida” y “sigan haciendo líos, si se equivocan, se levantan y vuelvan a caminar” expresando la imperiosa y obligante necesidad de recrear el mundo y “construir puentes y no muros” haciendo alusión a la extraordinaria encíclica Laudato sí’, como hilo conductor de manera retadora reflejando todas las manifestaciones anteriores y el vínculo actual de los grandes desafíos de la humanidad mediante las transformaciones del interior del hombre y la responsabilidad con la “casa común” que es nuestro planeta tierra.

Pero continúa Huergo, en su interesante artículo, refiriéndose a Jorge Mario Bergoglio, cuando dice: “Laudato si’ es la segunda encíclica que escribió Bergoglio en 2015... En la primera, Lumen Fidei, escrita junto con su antecesor Benedicto XVI, trata sobre la fe como la luz que ilumina el camino de la vida. Pero en Laudato se pinta la cara y se pone al hombro la cuestión de la casa de todos, que es mucho más que un lacrimógeno alegato ambientalista”. Agrega, cual colofón, que: “tiene por supuestos aspectos polémicos como ha sido toda la vida provocadora, serial, desafiante. O sea, hagan líos”. Se refiere a la degradación ambiental, preservar los recursos naturales y biodiversidad, además de procurar una agricultura sustentable, garantizando la producción de alimentos.

El segundo escrito, de Rodríguez Mojica, no se aleja de la realidad actual, complementando ideas del primero, enfatizando en el documento de fe doctrinal, dirigida a los obispos y fieles católicos de todo el mundo, y como lo dice su título hay un viraje o desplazamiento hacia una integración más amigable con el ambiente frente al caos económico, ecológico de la civilización actual moderna y contemporánea. Argumenta en su reflexión “que invita a repensar el rumbo del planeta frente a los desafíos ecológicos, sociales y económicos preexistentes”. Así mismo, destaca la necesidad de una ecología integral que reconozca la interconexión entre los seres humanos y el ambiente. Critica los modelos de desarrollo y las estructuras socioeconómicas de producción.

Menciona al teólogo de la liberación Leonardo Boff y autores tales como Immanuel Wallerstein y Samir Amin, en su cuestionamiento del concepto mundo, la relación con la periferia y la actual sobreexplotación de los recursos naturales. Proponen “un cambio de paradigma hacia una relación armónica hacia la naturaleza. Sintetiza ciencia, economía, política, ética y espiritualidad, combinando tanto reflexiones científicas como teológicas sobre la crisis global”.

Los dos autores, Huergo y Rodríguez Mojica, coinciden en sus enfoques y apreciaciones, marcando el rumbo del camino a seguir. Persiguen, por así decirlo, un mismo objetivo desde ángulos y perspectivas diferentes, pero a la vez unificador, y es la certeza de fortalecer la conciencia nacional y universal de un mejor planeta, pues los métodos actuales y tradicionales de hacer producir la tierra y el reencuentro con un entorno más amigable para el ambiente, requieren de ese desapego, transformándolo por un humanismo más trascendental, y alejarse del materialismo hedonista que nos corroe y carcome.

Son los tiempos de seguir haciendo líos, contribuir a hacer más bulla. Si nos retrotraemos al 25 de julio de 2013, cuando ofreció un enjundioso discurso en la catedral metropolitana de San Sebastián en Río de Janeiro, durante su visita a Brasil para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), manifestando y lanzo una de sus frases más emblemáticas, significativas y más conocidas, retumbando en el lugar y en las multitudes: “¡Hagan lío!... ¡Quiero lío en las diócesis, quiero que la Iglesia salga a la calle!”.

Evidentemente que se refería salir de los claustros monacales de ese interior opaco e intrascendente, en cuanto a las personas, incluyendo los clericales conservadores, posiciones acomodaticias, lo que se conoce ahora para todos los ámbitos de la sociedad, la llamada “zona de confort” en donde empieza o termina quizás el instinto de conservación o sobrevivencia, mediocridad y en nuestro país “pecho a tierra” pasar agachado, evitar responsabilidades o compromisos. Para cierto escritor del cono sur, Robert Arlt, “los hombres corcho” que navegan en todas las aguas, actos turbios y nunca se hunden. Van flotando en el tiempo y con el tiempo.

El papa de la periferia, Laudato sí’.

*El autor es ingeniero agrónomo