¿Hacia dónde vamos?

Archivo | La Estrella de Panamá
  • 17/10/2025 00:55

¿Hacia dónde vamos? Se presenta como un problema filosófico que conlleva perplejidad. La perplejidad es un no saber qué camino tomar porque no se ve claro. Esta interrogante nos obliga a cuestionarnos sobre el momento actual, ¿dónde estamos?

Panamá es un Estado fallido. 67 % de la población no confía en el Órgano Judicial, debido a que existe una justicia para los ricos y otra para los pobres, en la sabiduría del pueblo “solo el hijo de la cocinera va preso”, los ladrones de cuello blanco a pesar de haber sido juzgados y condenados se les da libertad, se persigue y encarcela ilegalmente a dirigentes sociales, se violentan las leyes y Constitución, no hay separación de poderes “de manera anticipada nos enteramos los jueves como se actuará o fallará en materia jurídica.

Se ha impuesto lawfare o guerra jurídica mecanismo que se utiliza para el uso político del sistema legal con el objetivo de perseguir, inhabilitar o sancionar a quienes difieren, cuestionan y denuncian el proceder oficial, dándoles a estas acciones una fachada de legitimidad. Predomina una aberrante negación de justicia.

El nivel de rechazo de la gestión del Presidente es del 76% y la de su gabinete también es baja, de los 17 ministros ninguno llegó a 5 puntos en una escala de 1-10, donde 1 es el nivel más bajo y 10 el más alto; es decir un Órgano Ejecutivo totalmente desconectado del pueblo al que menosprecia jueves tras jueves.

Un gobierno de las minorías, que ha declarado que “responde al sector empresarial y a nadie más”, que en su llamado presupuesto de austeridad recorta las partidas a educación y salud siendo las que más afectan al pueblo humilde y trabajador.

Un Ejecutivo, cuya ministra de trabajo viola todas las normas nacionales e internacionales en materia laboral, que se entromete y toma control de las organizaciones sindicales (CGTP, Conato) en componenda con el sindicalismo amarillo quienes históricamente se han dado a entregar las reivindicaciones de los obreros.

Una ministra cuya función es desarticular organización sindical, lo ha manifestado en el caso del Suntracs, quien a pesar de haber realizado una masiva asamblea general para elegir su nueva junta directiva como correspondía, aún Mitradel no ha certificado la misma, pero corrió a certificar la junta directiva impuesta en Conato violando todo proceso (participan 2 organizaciones que estaban suspendidas), además de desconocer la estructura colegiada de la organización; Conusi a pesar de ser la mayor confederación (21 organización la conforma, más de 100 mil afiliados) recibe menos recurso del seguro educativo, mientras que “sindicatos” que no tienen ni oficinas se les otorga los mayores recursos; Panamá fue uno de los tres países que se opuso a nivel internacional a que se incorporará el derecho a huelga; su accionar a colocado a Panamá entre los 25 países de la OIT mayor violador de los derechos laborales y sindicales.

Que decir del Legislativo, cuando un 62 % de la población desaprueba su labor, entre otras cosas porque no se ve diferencias significativas con anteriores asambleas, porque aprueban leyes nefastas a los intereses del pueblo panameño (Ley 462), por qué más allá de discursos terminan avalando proyectos, nombramientos de interés del Ejecutivo sin importar el impacto sobre la población. Porque no han revelado transparencia, eficacia ni eficiencia en su gestión.

Súmele a ello todos los problemas económicos, sociales, ambientales, culturales, la venta de la patria que han generado exclusión, marginalidad, pobreza. El 77 % de los panameños considera que Panamá va por un mal camino bajo la actual administración.

En 1967 Martin Luther King predicó un sermón titulado ¿A dónde vamos desde aquí?: “Ahora bien, muchos de nosotros somos predicadores, y todos tenemos nuestras convicciones y preocupaciones morales, por lo que a menudo tenemos problemas con el poder. Pero el poder no tiene nada de malo si se utiliza correctamente”. Decía Luther King, pero el poder no se esta utilizando correctamente, hay discriminación, inequidad, desigualdad. En Panamá agregaríamos hay autoritarismo, antidemocracia, negación de justicia, violación de derechos.

Entonces ¿Qué camino tomar? Para el movimiento sindical la respuesta es clara, la defensa de la clase obrera, aspirar a la transformación social, ejecutar sus plataformas de lucha, articular alianzas con organizaciones del movimiento social, promover con fuerza la participación de las mujeres a la vida sindical.

La unidad del movimiento sindical es clave para defender derechos y conquistar nuevos avances. Seguir luchando por el cumplimiento de los derechos humanos, por real democracia, por libertad, equidad y justicia social. Ante los desafíos que vienen, la mejor respuesta es la organización y la lucha colectiva, la solidaridad.

Conusi-Frenadeso