La agricultura regenerativa o alternativa posible
- 05/06/2025 00:00
Desde que Norman Borlaug, agrónomo, genetista, fitopatólogo y humanista estadounidense, considerado el padre y fundador de la llamada revolución verde, trabajaba con variedades de maíz y trigo de alto rendimiento en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt) en México, han transcurrido algo de más de 70 años y la agricultura ha atravesado, según algunos teóricos de la historiografía agrícola, por varias etapas: 1.) Agricultura 1,0 (Subsistencia) 2.) Agricultura 2,0 (Maquinaria agrícola), 3.) Agricultura 3,0 (Tecnológica y biológica), y 4.) Agricultura 4,0 (Tecnología digital). Claro que hay otras clasificaciones.
Sin embargo, en ese análisis histórico, desde el arado y la yunta de bueyes hasta el tractor, computadora, drones y sistemas digitales, es necesario mencionar al Dr. Borlaug como punto de inflexión en este recorrido, ya que estableció parámetros y criterios en cuanto al empleo de variedades de alto rendimiento (VAR) y el requerimiento de elevadas dosis de fertilizantes químicos, pues estos materiales vegetativos eran exigentes en la aplicación de dichos abonos sintéticos.
El juicio implacable del tiempo, aunque inicialmente era incipiente y no muy esclarecedor en sus etapas tempranas por los logros alcanzados, como fueron la disminución de las hambrunas en la India, Pakistán y en gran parte del mundo, debido a que se obtuvieron beneficios por el incremento en la producción, pero paulatinamente fueron cuestionando el uso desmedido del fertilizante nitrógeno y lo que eso implicó para los suelos por la sobresaturación de estos, la contaminación y el agotamiento de los mismos. La discusión y debate científico y técnico continúa y no ha sido muy favorable su veredicto por los posibles perjuicios en cuanto a costo, uso y contaminación al ambiente de estos productos.
Respecto al caso que nos ocupa, dicho vocablo, agricultura regenerativa, ha recibido diferentes nombres en función de los avances tecnológicos y un intento por reconciliarnos con la naturaleza. Así, este término, empleando y aplicando distintas combinaciones de metodologías, procesos y prácticas agronómicas, se utilizan numerosas expresiones, asignando funciones particulares o colectivas en cuanto a las prácticas agropecuarias, cuyo fin último es el uso racional de los recursos naturales para producir alimentos a la población y ser amigables con el ambiente.
Tenemos entonces una variedad de acepciones: agricultura ecológica, biológica, orgánica, de bajos insumos, agroecología, de precisión, biodinámica, alternativa, carbono, conservación, sostenible, ahora más reciente agricultura 4.0 y regenerativa. Algunas presentan similitudes conceptuales y técnicas, así como diferencias no solo semánticas, sino en opciones de manejo y uso óptimo de tierras cultivables, al igual que la biodiversidad. Todas apuntan, casi sin excepción, a prácticas ancestrales, combinándolas con sistemas modernos agrosatelitales, inteligencia artificial, de tipos agropecuarios
Podemos hacer un rápido recorrido mencionando los más sobresalientes exponentes de estas corrientes tecnológicas: en el tema de la agricultura natural, el japonés Masanobu Fukuoka; el británico Sir Albert Howard, precursor de la agricultura orgánica; la agricultura biodinámica a Rudolf Steiner; permacultura o agricultura permanente a Bill Mollison, y Miguel Altieri en agroecología.
Si nos circunscribimos concretamente a la agricultura regenerativa, tema en cuestión, podemos resumirlo de manera muy general y a grandes rasgos, guardando las salvedades de los casos a los que hemos hecho alusión y sin menoscabo de ningún esquema técnico procedimental que involucre los aspectos mencionados, tomando como base una guía de Agricultura Regenerativa, 10 principios generales pensando en los productores (Unilever y Knorr con la institución INTA) señalamos, de acuerdo con los expertos, las siguientes características: reducir gradualmente los procesos de preparación de tierras para intentar conservar situación edáfica y acciones microbianas de la tierra, es necesario mantener el suelo con una cobertura vegetal para aumentar y regenerar, protegiéndola de la erosión e incrementar la fertilidad, reemplazar o rotar diferentes cultivos en la misma superficie de tierra con la finalidad de crear condiciones del mejoramiento de los suelos, control y manejo integrado de plagas, conservando la biodiversidad del entorno, estos elementos ayudan a una diversificación planificada de los cultivos. Además, contribuir a la nutrición viviente del suelo, pues se emplean abonos orgánicos y compost para el enriquecimiento de los suelos aplicando nutrientes básicos. También se puede tener la previsión de la erosión eólica e hídrica, al utilizar fertilizantes aplicarlos correctamente para evitar que se absorban profundamente y con esto eliminar la contaminación de las aguas subterráneas y la lixiviación, aplicar adecuadamente el agua de riego, eliminar o reducir el uso de insumos químicos. Preservar los hábitats y ecosistemas naturales, restaurando los ámbitos cercanos deteriorados, adquiriendo conocimientos, modificando los métodos de ejecución, mezclando y armonizando técnicas válidas, cuya finalidad es corregir errores, asesoramiento permanente, observaciones periódicas, inspecciones permanentes en la parcela.
La gran mayoría de estos temas son recurrentes y en un reportaje titulado: El rol de la diversidad del suelo para una agricultura sustentable (Natalia Pérez Harguindeguy y Franco Fernández Catinot) aparecido en La Estrella de Panamá, sábado 31 de mayo de 2025, han sido recogidos muchos conceptos aquí expuestos.
No pretendemos ni aspiramos a ser defensores a ultranza de tal o cual metodología, sino mostrar a grandes rasgos los aspectos y características generales. Existe abundante literatura técnica y experiencias de campo con resultados prometedores y gran cantidad de casos, bastante exitosos.
Tampoco es fácil determinar un mecanismo, sino varios, ya que no existen recetas o fórmulas universales, pues cada región o área agrícola, de acuerdo con su clima, geografía y características de suelo y topografía, exigen discernimientos, habilidades, destrezas, observación y prácticas específicas.