¿La camisa, los lentes y el crucifijo de Héctor Gallego en el INA?
- 02/07/2025 00:00
Hace unos días me encontré con un amigo y entre los diversos temas del día a día surgió el del padre Héctor Gallego. “¿Qué piensas de esto que ha pasado?”, pregunté, haciendo referencia a lo de Magallón y lo de las excavaciones por el INA de Divisa, etc.
Me dijo creer que “por décadas Magallón ha guardado información como su salvoconducto para no ir a la cárcel, pero que esos días se le acabaron, más que nada por la coyuntura que se ha presentado entre la presión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y un gobierno que no responde a los poderes que durante décadas permitieron su condición de prófugo. ¿Qué debía hacer este nonagenario ahora? Aceptar la oferta de la familia Gallego de abogar para que cumpla su condena en su residencia, a cambio de la verdad. Que diga lo que por la década de noventa amenazó con decir a un periodista de El Siglo, si lo capturaban: ¿qué sabe del golpe casi mortal que recibió el sacerdote cuando aún no lo habían movilizado fuera de los linderos de San Francisco?”.
Por otro lado, me comentó sobre el tema del INA de Divisa. Piensa que es poco probable que allá se haya enterrado el cuerpo porque todos los indicios se dirigen a mostrar que el cura no murió de inmediato. Es más, él llegó vivo a Panamá. Su condición era muy grave y por eso lo examinó un conocido médico de Veraguas que dijo: “sigue vivo, inconsciente y no hay nada que se pueda hacer por él”. Fue el mismo médico que décadas después, cuando se estaban por exhumar los restos del Cuartel de Tocumen, dijo que “si se hallaba un cráneo con cinta adhesiva que debió sujetar una venda, esos restos correspondían al del padre”. Y así fue, pero desafortunadamente el funcionario a cargo de esta diligencia judicial “fue suicidado” en las oficinas de la Fiscalía Auxiliar cuando protestó por la manipulación de los restos para volver a desaparecer al padre.
Sin embargo, ha llamado bastante la atención la nueva información que conduce a intentar exhumar en los terrenos del INA de Divisa. Ahí cabe especular que, si algo fue enterrado, probablemente se trate de algunas prendas de vestir o cualquier otra pertenencia que llevara consigo el sacerdote cuando fue capturado y golpeado brutalmente por alguien que lo aborrecía. Habrá quien dirá que ahí puede aparecer el famoso “quítale el crucifijo” que por años ha insistido el ingeniero Hooper; otro dirá que probablemente estén sus papeles de identidad, sus lentes, en fin... se podría conjeturar toda clase de posibles evidencias. Pero hay una que levanta atendibles probabilidades: la camisa o camiseta que llevara el sacerdote cuando fue extraído de Santa Fe.
Debido a que por estos días el tema del padre Gallego estaba nuevamente en la opinión pública y fue muy comentada la homilía de monseñor Ulloa en Santa Fe, me contactó nuevamente la fuente con la que he venido conversando hace años en la legendaria Kelvin. Allí me dijo: “¿por qué un testigo diría hoy que supo de personas que entre el 9 y 10 de junio de 1971 abrieron un hoyo por el INA y luego le apisonaron tierra con un tractor? ¿Qué tan importante puede ser lo que ocultaron allí?”. “Puede ser la camisa o camiseta, el crucifijo y los lentes”, me dijo. Recordó que “cuando se encontraron los restos de Tocumen con ellos también se encontraron prendas de vestir: pantalón y camisa”. Recordó también que en el bolsillo del pantalón estaba una moneda que días antes de su desaparición le fue obsequiada al padre. No era cualquier moneda, sino una conmemorativa de la separación de Panamá y Colombia. Lo otro fue que cuando se exhumaron los restos de Tocumen las prendas de vestir fueron mostradas a la señora que aseaba en el Obispado; ella quería mucho al padre y le lavaba sus camisas y pantalones. Cuando esta señora vio tales prendas de vestir dijo con tristeza, pero también con determinación: “no reconozco esta camisa o camiseta, pero este pantalón fue el que yo lavé al padre durante años”.
Me dice el informante de la Kelvin: “fíjate... siempre se dijo que un guardia a quien apodaban “Ramito” fue quien lavó un carro ensangrentado en Divisa”. ¿Qué tal si producto del fatídico golpe, o perforación pulmonar, como dicen otros, la camisa quedó impregnada de sangre? Sería lógico que no solo fuera lavado el carro (y se cambiara por otro) sino que además se deshicieran de esa camisa manchada de sangre.
Sugiero que cuando se reinicien las excavaciones del INA se prevea la posibilidad de hallar material muy delicado y apenas reconocible que resulte en una evidencia adicional para resolver este misterio que durante décadas ha mantenido en vilo a la comunidad de Santa Fe, donde durante las actuales excavaciones un rayo partió una rama de un árbol y esta cayó exactamente donde apisonaron la tierra donde enterraron los lentes, camisa y el famoso “quítale el crucifijo”.
¿Mensaje divino de Héctor?