La ciudad su historia y el futuro
- 11/08/2025 00:00
En medio del esfuerzo por avanzar hacia el futuro, siempre es importante recordar los pasos históricos que nos han traído a este momento. Es de interés porque creo que estamos viviendo tiempos de cambio; definiendo y planificando el uso y desarrollo de la Ruta para un futuro que debe ser de provecho para todos los ciudadanos. Extractos de este escrito fueron publicados hace unos años.
Vivimos en medio de persistentes desafíos a la institucionalidad del Estado con amenazas a la condición sociocultural del panameño. Esto nos obliga a reflexionar sobre el pasado y el futuro por venir.
Esta semana celebramos 506 años de fundación de la ciudad de Panamá, por Pedrarias Dávila en 1519. Ese mismo día, en 1914, el vapor SS Ancón hace la primera travesía oficial por el Canal de Panamá. Del primer evento, el libro de Ángel Rubio, La Ciudad de Panamá, cuenta que “El Panamá de Pedrarias Dávila fue un vivero constante de expediciones extraordinarias. En él se fraguó la aventura del Perú. Pedrarias, enamorado de las bellezas naturales de Nicaragua y deslumbrado por el rumor de los triunfos de Cortés, prefería que las expediciones siguiesen dirección del noroeste. (...) Fue la primera etapa funcional de Panamá. Y la cumplió”.
Esta ciudad de Pedrarias, conocida popularmente como Panamá La Vieja, cientos cincuenta dos años después de su fundación, y después de numerables violaciones a su integridad y a sus habitantes, sucumbió ante las amenazas que por siempre la acechaban. Dice Ángel Rubio que: “un juego de fuerzas y energías la crearon; eran fuerzas propicias. Otro juego de fuerzas y energías hostiles, negativas, trabajaron sin descanso en su contra (...) Y al fin murió trágicamente”.
El segundo evento, la inauguración del Canal de Panamá, se dio como un propósito alentado durante siglos para facilitar el paso entre dos grandes océanos. El mismo Pedrarias, entre 1514 y 1526, por instrucciones de la Corona española, busca un paso seguro al Mar del Sur. En 1534, animado por las ventajas que para este fin provee el Istmo de Panamá, el Rey Carlos V de España ordenó los primeros estudios topográficos sobre el terreno para la construcción de un canal transístmico. Después de esto, la historia es rica en acontecimientos y personajes, pero generalmente conocida. Casi 300 años después, opera el ferrocarril transístmico como eslabón de la ruta hacia el oro de California; el conde Fernando De Lesseps y el esfuerzo francés por construir un canal a nivel por el Istmo de Panamá y la capitulación de ese sueño; la tecnología y el ingenio de la época que permitió —por parte de los norteamericanos— la construcción de un canal de tres esclusas que llevó a ese famoso primer tránsito del vapor Ancón.
Ambos eventos convergen en el mismo punto del calendario para acentuar la importancia de esta semana, en la vida de esta tierra, a lo largo de los siglos. Y hoy, la ciudad y el Canal vuelven a representar para la historia de nuestro país un punto de significativa importancia que marcará el futuro de sus habitantes.
La ampliación del Canal de Panamá, mediante la construcción de un tercer juego de esclusas que se aprobó en referéndum el 22 de octubre de 2006, corresponde con la visión mantenida durante siglos acerca del aprovechamiento de la localización geográfica del país. Sólo que anteriormente esa visión orientaba al Canal a servir al mundo de manera casi exclusiva. Hoy el Canal, el centenario y el ampliado, no sólo reafirma su vocación de cumplir el papel que debe jugar en el panorama de las rutas marítimas mundiales, sino que lo hace a partir del hecho de que constituye el recurso más estratégico del desarrollo de Panamá.
Lo que queda de la ciudad que fundó Pedrarias, las frágiles estructuras de Panamá La Vieja, se debate entre el ruido y las vibraciones, en el centro de un desordenado engrandecimiento de la nueva ciudad. Carreteras y rascacielos contaminan el espacio visual alrededor de las ruinas y la circulación de miles de habitantes, en sus vehículos motorizados y sus apuros cotidianos, atenta contra las reminiscencias de la historia, la salud general de la población y la calidad de vida de todos. Las amenazas ya no son de los piratas y los corsarios. Quinientos seis años después de su fundación, la vida en esta ciudad se ve comprometida y amenazada por la falta de consideración hacia el ambiente.
Cuando diseñaron la nueva ciudad de Panamá a las faldas del Cerro Ancón, se tomó el cuidado de organizar el trazado y funcionamiento de la ciudad. Las fuerzas actuales del llamado desarrollo, encuentran en esta fecha ambigüedades con esa disciplina histórica. Revisemos el momento para que las fuerzas destructoras no acaben “pulverizándola”, como señaló Ángel Rubio. Y que lo que se planifique para el desarrollo de la Ruta por Panamá, respete nuestra historia e identidad y no acabe con el sentido de pertenencia y patria que la mayoría llevamos en el alma con mucho orgullo.