La comunicación se trasformó y no hay retroceso

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  • 15/11/2025 00:00

El relacionista público de hoy tiene grandes desafíos que enfrentar para que su labor cumpla con las expectativas que el mercado laboral exige, tanto en lo privado como en lo público. Y es que la comunicación se ha transformado de manera integral y atrás quedaron esas campañas y publicaciones que solían hacerse de manera convencional y cara a cara para lograr el respaldo de los públicos de interés. Hoy, los públicos siguen allí, en sus comunidades y pendientes a un aparatito “el celular” que les hace llegar en cualquier lugar del mundo contenidos que decide o no consumir. La comunicación digital es un nuevo actor del proceso eficaz de la comunicación (entre ella las redes sociales), y si antes la forma de llegar al gran público era a través de la televisión, la radio y la prensa escrita, esas vías reciben hoy mayor exposición porque la transformación tecnológica agiliza vertiginosamente los procesos y basta con tener un celular en la mano para cumplir este objetivo.

Hace pocos años era común ver a las oficinas de comunicación, relaciones públicas, prensa o como se les quiera llamar, dotadas de máquinas Olimpia, y un laboratorio de fotografía en blanco y negro para procesar material a los diarios, revistas o folletos. Luego fueron llegando las Olivetti, las computadoras con sus torres gigantes y ahora los equipos a cargo del manejo de la comunicación organizaciones utilizan un celular, una tablet o cualquier otro aparato diminuto para difundir mensajes, fotos, videos, audios y hasta diseños su pueden hacer en estos equipos.

Es que la comunicación se transformó y la tecnología llegó para quedarse como un auxiliar del profesional de las relaciones públicas (y de muchas otras profesiones y oficios) , y ni hablar de la inteligencia artificial (IA), esa que puede resolver y facilitar muchas cosas en cuestión de segundos.

Si bien la IA no se puede separar del día a día y mucho menos obviar, lo importante es utilizarla de forma moderada porque hagas lo que hagas, diseñes las campañas que te encarguen, deben llevar un ingrediente de creatividad y de pensamiento crítico que solo el profesional le puede dispensar a su comunicación, por más urgido de tiempo que esté.

Recuerdo mis tiempos de reportero de TVN Noticias (1997-2006), época en la que se obligaba al comunicador a ir al lugar de los hechos, registrar los sucesos y luego retornar a la planta o medio para editar y lograr que su material quedara inserto en el rundown del noticiario. Hoy todo es distinto, los medios se auxilian de videos que recogen los ciudadanos (llamados por algunos reporteros ciudadanos) en la calle, y se difunden siempre y cuando pasen los filtros de calidad y control ético, y si el reportero sale del medio, con la ayuda de internet puede difundir su noticia de forma directa a los controles que emiten la señal a los receptores, solo con un clic pone al país en conocimiento de lo que quiere transmitir.

En todo este proceso hay que tener mucho cuidado porque también existen personas que se aprovechan de la tecnología para difundir contenidos falsos o que lesiona la integridad de otros sin ningún reparo. A esto se le debe poner atención y no creer todo lo que se publica sin antes confirmarlo, a esto se les conoce como “los manipulares de la información”, pues su fin no es educar, informar ni entretener, sino más bien sacar ventajas para sí mismos o para terceros.

Asimismo funcionan las direcciones de comunicación (DIRCOM) de hoy, de la misma forma que los medios y eso es lo lógico porque lo importante es la inmediatez de la información, pero una inmediatez moderada y cuidadosa, que sea el producto del esfuerzo y dedicación de un profesional idóneo que conozca a sus públicos de interés, que diseñe estrategias y sobre todo que interprete los resultados de su esfuerzo comunicacional porque con la agilización de los procesos y la tecnología, se cuenta con herramientas que permiten aplicar oportunidades de mejora en corto tiempo ya que la tecnología llegó para quedarse y debemos vivir con ella hasta que el mundo nos permita conocer de otros avances o desarrollos para la humanidad.