La crisis de legitimidad y la salida constituyente (2)
- 29/12/2026 00:00
Planteaba en el artículo precedente (Estrella de Panamá, diciembre 8,2025) que: la necesidad de tener presente el escenario político que generó la elección presidencial del pasado mayo 2024, así como la ausencia de un claro liderazgo a nivel nacional, lo que hace más que obligatorio la necesidad de contar con un proyecto nacional, que no puede ser otro que el cambio constitucional a través de una Asamblea Nacional Constituyente (originaria), como se ha venido planteando a lo largo de muchas décadas.
Estas últimas semanas, las redes sociales más que los propios medio de comunicación, se han hecho eco de una serie de declaraciones, confesiones, revelaciones que han puesto en evidencia la peligrosa telaraña que se tejió con el propósito de impedir la cristalización de la candidatura del hoy Presidente. También cómo no cesaron, los mismos con las mismas, de intentar de impedir la propia elección de Mulino.
La variedad de los involucrados en esas acciones anticiudadanas disfrutan del apadrinamiento de las autoridades competentes que las vienen arropando con el extenso manto de impunidad, que no da para los santeños que son atrapados con una o dos iguanas.
De lo que se trataba y trata, era la de impedir que el ciudadano pudiese ejercer libremente su derecho al sufragio e imponer una de las candidaturas de los muchos involucrados. Hoy, los mismos con las mismas, acentuándomelas, la crisis de legitimidad y se asoman como exponentes del gatopardismo para evitar una verdadera salida democrática, como lo es la Asamblea Constituyente, en el marco de un proceso constituyente originario con plena participación ciudadana en todo el proceso.
Las cosas que se han sabido y las muchas que no se dicen, pero se saben, deben de motivar en los ciudadanos interesados en mejorar el presente y construir el futuro de nuestra Patria, un mayor grado de participación, criticidad e independencia en el acontecer nacional y romper el cerco y secuestro de nuestras libertades democráticas que no cesan de intentar mantener los golosos y los ambiciosos de poder.
La necesidad de la reestructuración del Estado es innegable y la misma no se podrá alcanzar sin combatir decididamente la corrupción rampante, el aumento galopante de la impunidad y de la inseguridad ciudadana. El estado actual del Estado es el resultado de más de tres décadas de ineficiencia y saqueo de sus arcas. De ahí que, la salida más democrática, participativa y progresista, es hoy más que nunca, la de una Asamblea Constituyente.
Aquellos que han optado por querer desviar la atención de la necesidad y urgencia de un verdadero cambio constitucional, con demagogia y ripios. Aquellos que optan por seguir defendiendo, por acción u omisión la constitución impuesta, es sin duda por los beneficios personales que han obtenido, obtienen o esperan obtener de la misma y, en contra de los intereses de nuestra nación y población.