La crisis estructural de los partidos políticos acentúa la desigualdad y pobreza en Panamá
- 24/11/2025 00:00
Después de la invasión (1989), la conducción del Estado y los partidos políticos fueron retomados por la oligarquía nacional, donde impusieron el sistema económico Neoliberal (privatizador y dirigido por multinacionales y transnacionales) y un sistema electoral clientelista y fraudulento.
Tanto los partidos políticos y sus “dueños” acentúan la desigualdad socioeconómica en Panamá y así poder seguir acumulando capital para sus arcas. Los partidos políticos tradicionales pasaron a funcionar como sociedades anónimas en la que sus direcciones responden a los intereses del poder. Han sobrevivido sin estructura ideológica, sin escuelas de formación política, formando “líderes” políticos que no son líderes colectivos, sino que hacen parte de los intereses de la dirección del partido.
Han perdido la capacidad de conectar con el pueblo, no es parte de su agenda. Todos los partidos políticos tradicionales han perdido la capacidad de reformar el proceso político y electoral los que lo hacen susceptible de ser sobrepasado por la voluntad popular. No importa las reformas que hagan en su estructura partidista, el poder seguirá en manos de familiares, amigos o socios, que reforzan el clientelismo y la corrupción.
Pueden hacer todas las convenciones o congresos para elegir la dirección del mismo, pero ninguna dirección reformara la estructura de poder oligárquico que sostienen los dueños del partido a través de los tiempos. Igual seguirán compartiendo el poder gubernamental con el legislativo y el ejecutivo y control absoluto en el órgano jurídico. La utilización de los cuerpos de seguridad, policía o ejército, siempre estará entre sus opciones para mantener y sostener el poder político y económico.
No se requiere de un profundo análisis político para llegar a la conclusión de que los partidos políticos panameños, participantes en las pasadas elecciones generales de mayo de 2024, carecen de una ideología reconocible, por lo tanto, de un concreto proyecto de país. Es a través de sus declaraciones y más específicamente por sus acciones, muchas veces contradictorias, que se puede inferir la naturaleza ideológica subyacente de sus dirigentes.
Esta falta de dirección ideológica tiene consecuencias graves: fomenta la apatía política, debilita el debate democrático y abre las puertas a los populismos, sean estos de derecha o izquierda. La ausencia de un ente que planifique el presente y el futuro de la sociedad panameña es otro de los grandes problemas a los que nos enfrentaremos ademas de la ausencia de políticas públicas que atiendan los servicios y necesidades de la población. Más preocupante es la profunda desconexión entre los representantes y los representados.
Sin embargo el pueblo convive en un Panamá con alta desigualdad social, con un desempleo creciendo, con una enorme pobreza, con una inseguridad incontrolable, con una corrupción institucionalizada, con malos servicios públicos pero con un crecimiento económico dinámico.
Aún con esta cruda realidad económica, ningún partido político tradicional aborda estos problemas y plantea la búsqueda real de un crecimiento económico con una justa y equitativa distribución de las riquezas, que acabe o aminore la desigualdad social y el pueblo panameño pueda vivir con un mejor bienestar socioeconómico.
Tendremos para el 2026 un crecimiento económico del 4.5 %, sin embargo el coeficiente de Gini en Panamá, indica una gran diferencia entre los ingresos de los más ricos y los más pobres, el 10 % más rico posee el 66 % de la riqueza total, mientras que el 50 % más pobre posee solo el 5 %. Tenemos un desempleo del 10 % y una informalidad en 50 %.
Hasta hoy, ninguno de los partidos tradicionales, aun haciendo los cambios en sus respectivas dirigencias partidistas, presentan un programa económico que ataque la desigualdad social.
Si los partidos políticos no se renovan a través de procesos de democratización interna, con programa de país, con discusión política, con programas de formación que prepare a los presentes y futuros dirigentes tanto interno como nacionales presente en los puestos públicos que llevan adelante los planes de gobierno, seguro desaparecerán del plano político nacional. Así mismo, profundizaran la crisis que los asolan y abrirán los espacios para que nuevas propuestas de representación social entren en el escenario público, nuevas caras y nuevas organizaciones que no tienen respuestas a las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos que con el modelo actual están viviendo momentos difíciles para su existencia.
El desafío del Nuevo Orden Económico definirá gran parte del devenir histórico de nuestras economías, la declaración de la CELAC nos deja claro que la región de América debe ser concebida como un espacio para la vida y la paz, dejando por sentado que este espacio no va ser lugar para acciones bélicas de ninguna índole.