La IA en el aula: ¿revolución o complemento del maestro?
- 17/07/2025 00:01
En un reciente artículo publicado por La Prensa, el pionero de la educación digital Sal Khan —fundador de Khan Academy— declara con entusiasmo que la inteligencia artificial (IA) “va a proporcionar una forma de aprender en las aulas mucho más rica”. Sus palabras no son una simple expresión de optimismo tecnológico: representan el pulso de un cambio global que ya está transformando la pedagogía, los roles docentes y las dinámicas del aprendizaje.
El corazón de esta transformación es la posibilidad de ofrecer tutorías personalizadas, interactivas y adaptadas a cada estudiante, gracias a sistemas de IA como Khanmigo, desarrollados en colaboración con OpenAI. A diferencia de otras tecnologías, esta IA no da respuestas: formula preguntas, estimula el razonamiento y guía el aprendizaje como lo haría un buen maestro socrático. En pocas palabras, no sustituye al docente, lo potencia.
En países donde el acceso a la educación de calidad ha sido históricamente desigual —como Panamá y buena parte de América Latina—, la IA puede convertirse en una aliada poderosa. Su capacidad para ofrecer acompañamiento personalizado a gran escala tiene el potencial de cerrar brechas históricas en contextos donde los recursos son limitados y el número de estudiantes por docente impide un seguimiento efectivo.
Estudios recientes demuestran que, bien aplicada, la inteligencia artificial puede acelerar el progreso académico al equivalente de dos años escolares en apenas seis semanas. Este impacto no debe ser ignorado en un país que aún lucha por garantizar educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos.
Sin embargo, es necesario mantener los pies en la tierra. El entusiasmo no puede nublar la reflexión crítica. ¿Puede una máquina sustituir el juicio ético, la empatía o la intuición pedagógica del docente humano? ¿Estamos capacitando a nuestros educadores para aprovechar la IA, o la estamos dejando en manos del mercado y la improvisación? ¿Estamos formando ciudadanos críticos o meros operadores de plataformas?
En Panamá, el reto es doble: incorporar la IA a la educación sin perder el alma pedagógica, y formar a nuestros maestros no solo en el uso técnico de estas herramientas, sino en su comprensión filosófica, social y ética. La IA debe servir a la emancipación, no al control ni al reduccionismo.
No debe ser desvirtuada la responsabilidad humana del docente ni su liderazgo dentro del aula. Solo un educador equipado con el conocimiento tecnológico, la sensibilidad pedagógica y la conciencia crítica podrá integrar estas herramientas de manera significativa, ética y transformadora.
Khan plantea una posibilidad luminosa, pero solo se hará realidad si quienes educan, diseñan políticas y forman docentes asumen el reto con liderazgo, visión crítica y compromiso con el bien común. La inteligencia artificial puede enriquecer el aula, sí, pero solo si el maestro sigue siendo el corazón del proceso educativo.