La minería en Panamá: una historia continua desde sus inicios hasta hoy
- 30/12/2026 13:12
La minería es uno de los temas más polarizados en el Panamá actual: para algunos, una amenaza ambiental; para otros, una oportunidad económica viable como se desarrolla en muchos países. Sin embargo, el debate rara vez incorpora la perspectiva histórica. La evidencia arqueológica e histórica revela que la minería no llegó con los españoles ni con las concesiones modernas, sino que ha acompañado a los habitantes del istmo desde hace milenios. Entender este legado permite separar percepciones emocionales de hechos verificables y enriquece la discusión contemporánea.
Este artículo ofrece un panorama de la trayectoria minera en Panamá, desde las primeras canteras hasta las exploraciones del siglo XX.
La primera minería: piedra para sobrevivir
Los primeros habitantes del istmo practicaron una minería lítica intensiva: la extracción sistemática de rocas de alta calidad para fabricar herramientas como puntas de proyectil, raspadores, cuchillos y perforadores. No se trataba de recolección casual, sino de explotación organizada de fuentes específicas.
Sitios como Nieto y La Mula Oeste (Herrera), La Yeguada (Veraguas) y Casita de Piedra (Chiriquí) muestran extensos depósitos de desechos líticos que evidencian una transformación deliberada del paisaje para obtener recursos minerales esenciales (Redwood, 2020). Desde épocas tempranas, la minería fue clave para la supervivencia humana en el territorio.
La metalurgia prehispánica: tecnología y simbolismo
La minería metálica surgió con notable sofisticación. La evidencia más temprana de metalurgia en el istmo la constituye una nariguera de cobre asociada a un entierro de un infante en el sitio Cerro Juan Díaz, provincia de Los Santos, fechada hace unos 1.700 años (Cooke et al., 2003). Su elaboración requería técnicas avanzadas como fundición, martillado y moldeado, lo que implica que eran artesanos especializados.
Estas piezas, halladas en contextos funerarios, tenían un fuerte valor simbólico ligado a poder, identidad y ritualidad. Hace unos 1,300 y 1,100 años (700 y 900 d.C.), regiones como Coclé, Darién y Veraguas experimentaron un auge orfebre, con tumbas ricas en pectorales, narigueras y cascabeles de oro y tumbaga (aleación de oro y cobre), en sitios como en El Caño y Sitio Conte.
Este desarrollo no fue aislado: reflejaba redes interregionales de intercambio con Colombia, Costa Rica y más allá.
El oro que vieron los europeos: Colón y López de Sequeira
En 1502, durante su cuarto viaje, Cristóbal Colón observó en Veragua a indígenas portando “oro bien labrado” y con conocimiento de sus fuentes. Un siglo después, en 1606, el gobernador de Veragua, Juan López de Sequeira, documentó lavaderos auríferos en ríos como Belén, Caimito, Coclé del Norte y San Juan, describiendo técnicas de lavado, jornales y asentamientos dedicados a la extracción.
Estas crónicas confirman que los indígenas ya trabajaban el oro antes del contacto europeo. La colonización no inició la minería, sino que la reorganizó y escaló, integrándola a economías globales.
Pueblos panameños que nacieron gracias a la minería
Uno de los aspectos más llamativos del legado minero panameño es que numerosos pueblos y ciudades surgieron gracias a la actividad minera. Documentos coloniales y estudios arqueológicos e históricos muestran que la explotación de oro y cobre impulsó la creación y consolidación de poblaciones enteras.
Esta tradición formó parte del poblamiento del istmo y moldeó caminos, comercio, relaciones laborales y parte de nuestra herencia genética como panameños.
La minería republicana y el siglo XX: compañías, campamentos y exploraciones
En la era republicana, empresas como Veraguas Gold Mining Company, Remance Mining Co. y Río Caldera Copper obtuvieron concesiones, construyendo campamentos, caminos y molinos entre el siglo XIX y mediados del XX, generando ciclos de auge y declive.
Desde los años 1960-1980, exploraciones geológicas patrocinadas por la ONU y el Estado identificaron grandes depósitos como Cerro Colorado, Palmilla, Cerro Quema y Petaquilla/Cobre Panamá, sentando las bases para la minería industrial moderna.
La minería es una herencia que acompaña al istmo
La minería no es un paréntesis en la historia panameña, sino una constante inseparable de su desarrollo. Desde las primeras canteras líticas hasta los proyectos actuales, ha sido esencial para la supervivencia, el progreso y el sostenimiento de este territorio que hoy llamamos Panamá.
Lejos de ser ajena, ha moldeado culturas indígenas, economías coloniales y republicanas, redes transístmicas y la fundación de pueblos, tejiendo la identidad de los habitantes del istmo a lo largo de milenios. Comprender este legado no obliga a apoyar o rechazar iniciativas modernas, pero sí invita a un debate informado y con perspectiva histórica. Ignorarlo empobrece la discusión actual y oscurece una parte fundamental de nuestra memoria colectiva como panameños.