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La que Bolívar soñó

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  • 17/08/2025 00:00

Cuando Simón Bolívar soñó, con una Latinoamérica unida, como resaltó el siempre admirado Rubén Blades, no sólo lo hizo en los inicios del Siglo XIX, sino que, aunque ya cansado, promovió el Congreso Anfictiónico en 1826 que se desarrolló en la hoy capital de Panamá. El resultado de este, aunque de grandísima importancia, infortunadamente no fue el que el Libertador anhelaba, por razones que no ameritan su discusión en esta opinión.

La realidad es que Bolívar visualizó que se necesitaba un balance en el continente, no sólo político, sino comercial y hasta geopolíticamente hablando. Desde ese entonces vemos a una gran parte del continente que se mueve tal péndulo, en las corrientes de “ríos” que fluyen en direcciones diametralmente aparte.

En 1815, Bolívar en su Carta de Jamaica, resaltaba “¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuera para nosotros lo que el de Corinto para los griegos!” Hace más de 200 años, Bolívar podía prever la importancia de este pedacito de tierra. Pero bueno, los resultados del Congreso Anfictiónico se conocen y hasta se han ido olvidando.

Hoy tenemos a una Latinoamérica unida por regiones, donde prevalece la relación comercial, más que la política. Sinceramente no veo como podría alguien intentar volver a resurgir el sueño de Simón Bolívar, pues las corrientes políticas, ideologías e idiosincrasia de nuestras naciones están aún mucho más distantes que como las encontraba el libertador.

Así vemos una Centroamérica que tiene entre sus dirigentes, un par de dictadores en supuestamente diferentes “aceras”; otros encausados, condenados, prófugos o enjuiciados. Bonita carta de presentación ¿verdad? En el cono norte de Sur América, podríamos decir que hay como una pequeña inclinación de la balanza hacia el lado izquierdo de la misma y no con los mejores resultados, ni comerciales y mucho menos en derechos humanos. Elecciones ficticias, amañadas, un “quítate tu pa´poneme Yo”, así como presidentes que duran menos que un calzoncillo puesto.

Si seguimos más al sur, yo diría que igualmente hay una mayoría que le tienen puesto más pesos del lado izquierdo que el otro lado. Aunque sinceramente somos muchos quienes, desde afuera, no vemos diferencias entre unos y otros.

Bolivia, Chile y Honduras celebrarán elecciones antes de finalizar el presente año y las del 2026 inician con Costa Rica en febrero, Perú en abril, luego Colombia en mayo y Brasil en octubre. Nicaragua, creo que ni ellos mismos saben cuándo las tendrán, pero no importa, pues, ya sabemos el resultado ¿verdad?

Ahora quisiera profundizar un poco más en el proceso electoral de nuestros vecinos inmediatos, quienes hace un poco más de dos meses fueron testigos de un tipo de crimen que no padecían desde por allá por 1989, cuando se truncó la vida y carrera política de uno de los grandes líderes colombianos, Luis Carlos Galán, cuando en un infame acto le dispararon con ráfagas de metralleta, estando sobre una tarima en el barrio de Soacha frente a la multitud que lo aclamaba. Aún a pesar de la cantidad de años que han pasado, hay quienes siguen pensando que este fue un magnicidio por parte del gobierno.

El pasado 7 de junio se produjo lo que muchos pensaban era una etapa superada en una nación tan bella como Colombia. Miguel Uribe Turbay, cae abatido por el impacto de varias balas disparadas por un menor de edad durante un evento político en el barrio Modelia, enfrente de unidades de la policía nacional y de sus propias escoltas. Increíble, pero el menor “se escapó” de la cárcel.

Esto ha causado una conmoción que ha aflorado la terrible división que existe en Colombia. Hay grupos importantes que responsabilizan al actual presidente por sus pronunciamientos públicos, donde más que llamar a la unión de la nación, sugería una división aún mayor, en un país que se ha destacado por sus grandes diferencias económicas y sus radicales posiciones ideológicas.

Mientras tanto hay más de 100 precandidatos presidenciales. Increíble, pero cierto. Pareciera que no hemos aprendido la lección, por la que padecen hoy los venezolanos. Desunidos, nos ganan a los buenos. No sé cómo ponerlo más claro, pero si los que adversan las políticas del gobierno actual siguen actuando por separado, no digan no se les advirtió.

*El autor es analista político y dirigente cívico