Liderazgo y sostenibilidad: el modelo ‘asset-light’ en la expansión hotelera panameña
- 04/11/2025 00:00
La estrategia de expansión hotelera en Panamá está marcando una pauta innovadora para Centroamérica. Observamos un número creciente de cadenas internacionales que adoptan el modelo asset-light, es decir, priorizar contratos de gestión o franquicia sobre la propiedad de los activos inmobiliarios, lo cual demuestra una tesis de inversión más madura y responsable. Según un análisis reciente de la industria, este modelo permite a las marcas hoteleras “vender cientos de miles de bienes inmuebles... y aún así mantener el control de la operación y los ingresos por gestión”.
Para el inversor local, esto se traduce en menores riesgos de capital fijo y mayor agilidad para adaptarse a ciclos de mercado. En términos cuantitativos, un informe global de la industria indica que la adopción del modelo asset-light favorece cadenas que desean mantener una proporción elevada de ingresos basados en honorarios en lugar de depender de la apreciación inmobiliaria o la devaluación de activos propios.
Según, el informe de MarketDataForecast estima que el mercado global de hostels valía $5.26 mil millones en 2024 y prevé un crecimiento con CAGR de aproximadamente 11.2 % entre 2025 y 2033, hasta unos $13.68 mil millones.
Al mismo tiempo, en el contexto panameño, la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP) señala que el turismo representa alrededor del 11 % del PIB y genera aproximadamente $5 mil millones en divisas al año. Este dato refuerza que el entorno es favorable no solo para crecer, sino para hacerlo bajo un enfoque de calidad, sostenibilidad y buen posicionamiento.
El valor estratégico de este modelo en Panamá se potencia al vincularlo con la reposición y el uso “inteligente” de inmuebles existentes. Remodelar una propiedad hotelera pre-existente —por ejemplo en zonas como el Casco Viejo de Ciudad de Panamá, con inversión estimada entre $300,000 y $800,000 por unidad (en remodelación, mobiliario y capital de trabajo) en lugar de desplegar decenas de millones para adquirir terrenos o construir desde cero, permite una expansión más ágil, financieramente conservadora y con menor impacto inmobiliario. Este tipo de aproximación minimiza el “desperdicio” de capacidad, evita la saturación del mercado hotelero y permite que el crecimiento esté ligado a la demanda real, no a la oferta proyectada.
Esta estrategia de “reposicionamiento” tiene un componente clave de sostenibilidad: al reutilizar inmuebles existentes se reduce la huella de carbono asociada a nueva construcción, se aprovechan infraestructuras ya instaladas (agua, energía, accesos) y se conserva la integración urbana y patrimonial. Un estudio específico en la zona de la Isla Colón (archipiélago de Bocas del Toro, Panamá) sobre la transformación sostenible del turismo refuerza que, aunque los beneficios económicos son ampliamente reconocidos, persisten desafíos ambientales, culturales y de gobernanza que toda estrategia hotelera debe integrar desde su diseño. En este contexto cobra especial relevancia el papel de actores que trabajan con modelos híbridos, accesibles y sostenibles.
En los últimos años, Panamá ha fortalecido su oferta hotelera con inversiones estratégicas de cadenas como Marriott, Radisson y Viajero Hostels, que apuestan por la expansión y modernización de sus propiedades. Este movimiento, que combina lujo y alojamientos flexibles pensados para el viajero joven con conciencia ambiental y libertad financiera, refleja una visión más sostenible del turismo. El país avanza hacia una arquitectura de “calidad turística” donde el crecimiento y la responsabilidad ambiental se complementan: una industria que busca atraer al turista de alto valor sin sacrificar autenticidad, sostenibilidad ni experiencia local, y protegiendo las raíces étnicas de la región. Este enfoque baja la barrera de entrada de capital, acelera el desarrollo, reduce riesgos y alinea la industria con valores crecientes del viajero contemporáneo (sostenibilidad, autenticidad, experiencia local).
La oportunidad para inversionistas, operadores y destino es clara: construir bien, hacia un futuro que combine desarrollo económico, calidad de experiencia y responsabilidad socio-ambiental.