Los Tratados Torrijos-Carter: Un legado de dignidad, paz y servicio al mundo

ATP
  • 24/09/2025 00:00

Una fecha que cambió la historia: El 7 de septiembre de 1977, Panamá y el mundo fueron testigos de la firma de los Tratados Torrijos-Carter, un acuerdo que transformó la historia nacional y que aún hoy proyecta sus efectos sobre la comunidad internacional. Con estos tratados se garantizó la devolución progresiva del Canal y la eliminación de la llamada Zona del Canal, símbolo de colonialismo y desigualdad.

Han pasado 48 años de aquel día en que Panamá recuperó su dignidad, y con ello envió al mundo un mensaje claro: los pueblos pequeños también pueden lograr grandes victorias cuando la causa es justa.

La visión de un líder patriota: El General Omar Torrijos Herrera asumió esta lucha como un compromiso histórico. Su liderazgo trascendió lo militar y lo político: se fundamentó en el humanismo, en la equidad social y en la convicción de que la soberanía debía garantizar mejores condiciones de vida para todos los panameños.

Aunque no todos compartieron su visión, el sentir mayoritario del país se impuso con fuerza. Torrijos representó la voz de las mayorías que clamaban por salud, educación, tierra y bienestar, y supo traducir ese anhelo en un acuerdo histórico que hoy es recordado como una hazaña de dignidad nacional.

La integración de la antigua Zona del Canal: La devolución de los territorios marcó un cambio profundo en la vida de los panameños. Tierras que antes eran exclusivas para pocos pasaron a ser patrimonio de la nación. Hoy, comunidades enteras habitan donde antes ondeaba otra bandera, y disfrutan de la riqueza natural, la fauna y la vegetación que rodean al Canal, ahora integrados al desarrollo social, económico y cultural del país.

El antiguo enclave colonial se transformó en un espacio de oportunidades: universidades, hospitales, centros comerciales y viviendas surgieron donde antes predominaba la segregación.

Del colonialismo a la soberanía: Uno de los mayores logros de los tratados fue el desmantelamiento del andamiaje militar que sostuvo durante décadas una presencia extranjera en el corazón del país. Panamá pasó de ser territorio ocupado a ser un Estado plenamente soberano, y el Canal dejó de ser símbolo de dominio para convertirse en un patrimonio administrado con orgullo por manos panameñas.

Con ello, Panamá no solo ganó control territorial, sino que reafirmó su identidad ante el mundo.

El Canal como servicio a la humanidad: Desde que Panamá asumió la administración plena en el año 2000, el Canal se ha modernizado y ampliado, consolidándose como una de las rutas comerciales más importantes del planeta. Sin embargo, más allá de los ingresos y la infraestructura, el Canal simboliza una misión mayor: servir a la humanidad.

Como lo vislumbró Torrijos, esta vía no debe usarse para fines bélicos ni para desestabilizar naciones, sino como un instrumento de integración, comercio, cooperación y paz mundial.

Un legado vivo: Cuarenta y ocho años después, los Tratados Torrijos-Carter siguen siendo una lección universal de soberanía, dignidad y paz. Nos recuerdan que la verdadera independencia no es solo levantar una bandera, sino garantizar que los recursos de la nación estén al servicio de su pueblo y, a la vez, de toda la humanidad.

El reto actual para Panamá es cuidar este legado: proteger sus tierras, fortalecer sus instituciones y enviar al mundo un mensaje claro y firme:

El Canal de Panamá es nuestro, pero está al servicio del mundo. Es un canal de comercio, de desarrollo humano, de salud y de paz.

Dios continue bendiciendo a Panamá.