México y Panamá en mi trayectoria literaria
- 11/12/2025 20:10
Después de estar ausente en Panamá por más de dos años por motivos de salud y de edad, viviendo en Querétaro con mi familia mexicana, el haber logrado con éxito realizar dos actividades literarias recientes, una tras otra en días recientes en mi querida Panamá, me ha llenado de contentura y agradecimiento.
Tanto la conferencia que ofrecí en la Academia Panameña de la Lengua, como la presentación en la Sala “Carlos Fuentes” de la Embajada de México, de mi libro más reciente de cuentos, “Paradojas, desmesuras y otras cotidianidades” tuvieron llenos completos y propiciaron muy significativos diálogos sostenidos con los respectivos públicos asistentes poco antes del final de cada evento. Para una persona que ha dedicado gran parte de su vida tanto a la docencia universitaria en los Estados Unidos, México y Panamá, como a la escritura de varios géneros literarios (cuento, poesía, ensayo, en ese orden) y también a la promoción cultural, un doble recibimiento como los antes mencionados no puede menos que conmoverme las fibras del alma, aunque suene cursi señalarlo en estos términos.
Hace una semana, por estarme preparando meticulosamente para esas dos actividades, no tuve tiempo para escribir mi usual artículo de opinión de los viernes. Sirva entonces éste, algo más breve de lo usual, para compensar un poco aquella ausencia...
En realidad, cualquier forma de escritura, incluida la de artículos de opinión durante tantos años en La Estrella de Panamá, y antes en otros periódicos mexicanos y panameños, abordando tanto temas literarios como de crítica política, así como sobre el tema de la existencia absolutamente real de los ovnis y sus tripulaciones extraterrestres en nuestro planeta desde el principio de los tiempos (asunto al que soy adepto por haber tenido hace muchos años una experiencia vinculante precisamente en México, lo cual me ha inducido a leer todo lo que se ha escrito al respecto, que cada día que pasa es más abundante en cantidad y variedad de aspectos y de enfoques experimentados por miles de personas en el mundo).
El asunto, para mí al menos, es no dejar de escribir, de investigar temas de interés, de crear, mientras dure mi capacidad intelectual y me acompañen tanto la memoria como la creatividad, sin los cuales no hay texto -literario o no- que valga. Porque resulta que tanto la memoria como la creatividad, a menudo acompañados de investigaciones temáticas previas (aunque no siempre), son fundamentales en este fascinante oficio de la palabra escrita.
Si “Catalepsia”, mi primer libro de cuentos, lo publica en 1965 el Ministerio de Educación de Panamá, editado bajo el ojo crítico de mi primer gran mentor, el maestro panameño Rogelio Sinán, mi colección de cuentos más reconocida y estudiada internacionalmente es “Duplicaciones” (Editorial Joaquín Mortiz, México, 1973), 40 cuentos escritos bajo la conducción crítica de los grandes escritores mexicanos Juan Rulfo y Elizondo, siendo yo becario centroamericano, a los 24 años, en el ya desaparecido Centro Mexicano de Escritores.
Fui a ese país por un año y me quedé doce, hasta 1982. Al terminarse la duración de mi beca, durante cuatro años me tocó vivir, literalmente del periodismo cultural, publicando simultáneamente cada domingo tanto cuentos, poemas, ensayos y reseñas de libros, o bien entrevistas a diversos autores mexicanos en 4 periódicos diferentes: “Excelsior”, “Novedades”, “El Nacional “ y “El Heraldo de México”, por lo cual se me pagaban puntualmente las colaboraciones en sus respectivos suplementos culturales. Lamentablemente, algo impensable en Panamá....
Al abrirse la estatal Universidad Autónoma Metropolitana en la ciudad de México en 1975, al año siguiente tuve la suerte de ser nombrado profesor titular, y ahí me tocó ser colega de la la poetisa panameña Diana Morán, exiliada, junto con otros intelectuales de izquierda radical de la época (Dimas Lidio Pittí, Ramón Oviero, Jorge Turner, entre otros) durante la primera etapa -represiva- del régimen de Omar Torrijos. En dicha institución, habiendo aprendido a ser editor, le publiqué a Diana su excelente poemario: “Reflexiones junto a tu piel”, (1982); y a José Manuel Bayard Lerma (quien se quedó a vivir en México), su hermoso poemario “Los días del incendio”, ese mismo año.
Ya antes, en 1971, había publicado e México mi primera antología sobre la literatura nacional: “Antología crítica de joven narrativa panameña”. Este libro habría de ser muy favorablemente comentado en su columna del periódico “Excélsior” por la gran escritora mexicana Rosario Castellanos, y mereció una entrevista que me hizo otra gran escritora y periodista de dicho país: Elena Poniatowska.
También habría de publicar Poesía panameña contemporánea (1929-1979), en 1980; con una segunda edición, corregida y aumentada en 1982. También le publiqué a Sinán en México un libro que titulé “Homenaje a Rogelio Sinán: Poesía y Cuento”, sorprendiendo favorablemente al Maestro cuando lo supo; y otra antología titulada “Poesía erótica de Panamá”, ambos ese mismo año. Todos libros que en nuestro país probablem;nte no se conocen, o muy poco, salvo que los tenga nuestra muy bien surtida Biblioteca Nacional “Ernesto Castillero R”.
En otras palabras, mis inicios como antólogo y editor de libros, además de como conductor de talleres literarios, tuvo lugar en aquel gran país, en donde nacieron mis tres hijas.
* El autor es escritor, profesor universitario jubilado, promotor cultural y editor.