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Negritud: visibilizando la afropanameñidad

  • 04/05/2025 00:00

La conmemoración del Mes de la Etnia Negra en Panamá muestra la trascendental herencia africana que une a nuestra nación. Sin embargo, para comprender plenamente la riqueza de la afropanameñidad, es crucial reconocer la diversidad que florece dentro de la propia comunidad afrodescendiente, trascendiendo la limitación de un reconocimiento circunscrito únicamente al mes de mayo.

Desde los inicios de la historia panameña, distintas corrientes migratorias africanas y sus descendientes han tejido un mosaico cultural complejo y muy rico. Los afropanameños con raíces coloniales, establecidos desde los primeros periodos de la presencia africana en el istmo, han desarrollado tradiciones y expresiones culturales distintivas, profundamente arraigadas en el territorio latinoamericano. Paralelamente, la llegada posterior de afroantillanos (negros de Jamaica, Trinidad y Tobago, Barbados), principalmente durante la construcción del Canal de Panamá, introdujo nuevas costumbres, lenguas (como el guari-guari, el cual se puede considerar un dialecto de Jamaican Patois, pero con influencias panameñas) y perspectivas que enriquecieron aún más el panorama cultural panameño.

Esta diversidad interna se manifiesta en las prácticas culinarias, las expresiones musicales, las tradiciones festivas y las formas de hablar. Los ritmos del tambor darienita coexisten con la cadencia del calipso y el reggae patois. El saús comparte espacio con el bacalao, patty (patí), plantain tart (plantintá), el one pot y muchos otros platillos en la mesa afropanameña. Nuestras particularidades y diferencias, lejos de fragmentar, fortalecen la identidad afropanameña en todo su conjunto, demostrando una capacidad de adaptación cultural notable.

Individuos afrodescendientes, provenientes de estas diversas raíces, han dejado una huella imborrable en la historia de Panamá. Figuras como Armando Fortune, reconocido por su trabajo en estudios afro, y Luis Russell, pionero de la música jazz. Además, artistas como Alfredo y Olga Sinclair han dejado su huella en la pintura panameña. En el ámbito deportivo, el medallista olímpico Irving Saladino y la medallista Atheyna Bylon son ejemplos de éxito. Melva Lowe de Goodin es una de las más grandes escritoras y académicas activistas cuyo trabajo se ha centrado en resumir las contribuciones históricas del pueblo afrocaribeño de Panamá. Todos ellos son ejemplos de la excelencia que emerge de esta rica mezcla de herencias. Sus logros, y los de innumerables otros, dan testimonio de la unidad en el propósito y el orgullo compartido de pertenecer a la nación panameña y a la diáspora africana.

Por lo tanto, es fundamental que las políticas públicas dirigidas a la visibilización de la historia afropanameña aborden esta diversidad intracomunitaria con sensibilidad y precisión. Las leyes y los programas educativos deben reflejar las distintas trayectorias históricas y las variadas contribuciones de los afropanameños coloniales y afroantillanos, evitando homogeneizaciones culturales simplistas, lo que puede llegar a una pérdida de diversidad cultural. El objetivo es construir una narrativa histórica inclusiva que celebre tanto las particularidades de cada grupo como la unidad que nos aglutina bajo la identidad afropanameña.

La afirmación de la afrodescendencia en Panamá implica reconocer y valorar esta rica diversidad interna como una fuente de fortaleza y creatividad. Celebrar nuestras diferencias y, al mismo tiempo, reafirmar nuestra unidad como comunidad con una historia compartida de resistencia y contribución; evitando el discurso de victimización que se nos ha impuesto y nos hemos repetido. Nuestras comunidades negras son más que historias de esclavitud que aunque debemos recordar, no permitamos permanecer anclados en solo esa parte de nuestra historia. Todo esto es esencial para construir un Panamá más justo, equitativo y orgulloso de la totalidad de su herencia cultural. La negritud panameña es múltiple y, en esa multiplicidad, reside una de sus mayores riquezas: ser panameños.

*El autor es docente de inglés y ciencias sociales, estudiante de Maestría en Lingüística Aplicada del Inglés Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá