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Ni vencedores ni vencidos: transformar la realidad juntos

  • 20/07/2025 00:00

Existen frases que han inspirado y enseñado a muchas personas a comprender y transformar su entorno, e incluso su propia vida. Hoy compartimos dos de ellas, orientadas a la lucha de los movimientos populares. La primera proviene del pedagogo brasileño Paulo Freire, quien afirmó: “En la lucha popular, el triunfo no se mide por la derrota del otro, sino por la capacidad de transformar la realidad juntos: ni vencedores, ni vencidos”.

Para Freire, la lucha popular no es una confrontación bélica en la que uno gana y otro pierde, sino un proceso de liberación colectiva. El triunfo se mide en términos de crecimiento, solidaridad y la construcción conjunta de un mundo más justo. Freire, autor del célebre libro Pedagogía del oprimido, que leímos varias veces durante nuestra formación universitaria, abogaba por una pedagogía basada en el diálogo y la conciencia crítica. Según su visión, la educación no es un acto de transmisión unilateral de conocimientos, sino un proceso dialógico donde educadores y educandos se reconocen como sujetos activos. Este diálogo es esencial para que las personas tomen conciencia de su realidad y puedan transformarla.

En su obra, Freire sostiene que la verdadera transformación social comienza cuando las personas desarrollan una conciencia crítica sobre las causas de su opresión y se organizan para cambiar esas condiciones. No se trata de derrotar a un enemigo, sino de crear, juntos, nuevas formas de vida y justicia. La verdadera victoria, para Freire, es la capacidad de transformar la realidad social a través de la acción colectiva, donde todos los participantes se reconocen como parte de un proyecto común de emancipación.

La otra frase proviene del historiador y poeta estadounidense Carl Sandburg, quien dijo: “Para ganar, hay que saber perder”. Saber perder implica reconocer que la derrota no es un fin, sino una condición para el crecimiento. Aceptar la derrota no significa resignación, sino la capacidad de aprender de los errores, reconocer los límites y fortalecer la estrategia colectiva. ¿Qué se puede aprender de la derrota? Humildad, resiliencia y la importancia de la autocrítica. Solo quien ha experimentado la pérdida puede valorar verdaderamente el significado de una victoria auténtica.

En los procesos sociales, perder puede significar abrir el camino a nuevas formas de organización, solidaridad y conciencia. Ganar o perder no siempre es señal de victoria, y esto es algo que debemos reflexionar, especialmente como padres, educadores e instituciones educativas. ¿Por qué? Porque muchas veces enseñamos a nuestros estudiantes e hijos a vivir bajo el paradigma de la competencia, donde el trofeo representa la victoria individual, pero no les inculcamos el valor de una vida cooperativa o contributiva.

Es un error pensar que la vida individual se opone a la vida social. La vida individual, basada en la competencia y la satisfacción material del “yo”, y la vida contributiva o cooperativa, centrada en el mejoramiento espiritual de la comunidad, son dos formas de vivir diametralmente opuestas, tanto en sus medios como en sus fines. Podemos reconocer fácilmente este dilema en nuestra sociedad, y es una tarea fundamental de la educación promover la segunda.

Ganar implica comprender que el verdadero triunfo no consiste en derrotar al adversario, sino en construir nuevas realidades donde el bienestar sea compartido. Saber perder es aceptar que toda lucha deja enseñanzas y que, en última instancia, las transformaciones profundas benefician a todas y todos.

*La autora es docente universitaria y miembro de la SGIP