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Panamá, gobierno: poder para administrar o liderazgo para gobernar

Archivo | La Estrella de Panamá
  • 31/05/2025 00:00

Ante la profunda crisis política que vivimos, marcada por duras y constantes críticas al gobierno de turno, inevitablemente nos hace recordar la célebre respuesta del antiguo griego Diógenes, el filósofo cínico. Se cuenta que, alumbrando con una lámpara a plena luz del día en las concurridas calles de Atenas, cuando la gente curiosa le preguntaba: “¿Diógenes, qué buscas?”, él, con su característica franqueza, respondía: “Estoy buscando un hombre honesto”.

Si evaluamos reflexivamente esa icónica escena, su significado resuena con una fuerza inusitada en nuestro presente. Nos invita a una dolorosa actualización, ante una creciente mayoría de la población que experimenta una palpable falta de fe y profunda desconfianza en quienes actualmente ostentan el poder gubernamental. Esta situación deja una preocupante imagen de cimientos poco firmes, donde la dignidad ciudadana y los más básicos valores morales parecen ser constantemente vulnerados.

Para una mayor claridad y un entendimiento más profundo de las debilidades y amenazas que se observan en la gestión del actual gobierno, recurramos a una breve definición de términos que, aunque a menudo se dan por sentados en el ejercicio gubernamental, son fundamentales y están implícitos en el título de este artículo:

Administrar: es mucho más que gobernar; implica gestionar con eficiencia y transparencia los recursos de un territorio y de las personas que lo habitan, buscando el bienestar colectivo y actuando con responsabilidad.

Liderazgo: trasciende la mera capacidad de influir y guiar. Se trata de la habilidad de inspirar a otros, de motivarlos genuinamente hacia la consecución de objetivos comunes y metas compartidas, a través del ejemplo, la visión y la integridad.

Permítanme añadir dos definiciones cruciales que deberían ayudarnos a sustentar las percibidas debilidades de nuestro actual gobierno, cuya corrección demanda, a mi juicio, un cambio inmediato y sustancial en su forma de actuar:

Soberanía: no solo es el poder supremo e independiente de un Estado o Nación para gobernar su territorio y sus ciudadanos sin interferencia externa, sino también la capacidad de ejercer ese poder en beneficio de su pueblo, protegiendo sus intereses y su bienestar.

Poder: va más allá de poseer la capacidad de influir o controlar. Implica ejercer esa autoridad con justicia, equidad y responsabilidad, buscando el bien común y evitando cualquier forma de abuso o arbitrariedad.

Diálogo: es más que una simple interacción comunicativa. Representa un espacio de escucha activa y respeto mutuo, donde se intercambian ideas, opiniones y mensajes de manera sincera y constructiva, con el objetivo primordial de alcanzar soluciones favorables y sostenibles para todos los involucrados.

Si observamos con una reflexión crítica y evaluamos la gestión del actual gobierno utilizando el siguiente parámetro: bueno, deficiente o malo; ¿qué calificación le daría usted, considerando estas definiciones y la palpable sensación de desconfianza ciudadana?

*El autor es educador