Pena perpetua: una propuesta populista, punitiva, represiva e inconstitucional

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  • 01/11/2025 00:00

El pasado 10 de octubre se presentó ante el pleno de la Asamblea Nacional un anteproyecto de ley que busca introducir la cadena perpetua en el Código Penal, específicamente para los delitos de homicidio que sean cometidos con premeditación, medios especialmente crueles, entre otros.

La proponente también argumentó “que las condenas no son proporcionales entre la gravedad de los hechos y la sanción impuesta”. No obstante, desde mi perspectiva, esta iniciativa legislativa no es más que una propuesta populista, punitiva, represiva e inconstitucional, que carece de sustento técnico, como un estudio criminológico que analice las causas del comportamiento delictivo, e ignora factores determinantes como el entorno socioeconómico, educativo y familiar.

Es evidente que la iniciativa ignora el impacto de dichos factores sociales y persigue principalmente el apoyo popular de sus electores, aprovechando el clima de alta inseguridad que vive el país para satisfacer una demanda de castigo, en lugar de proponer verdaderas políticas criminales preventivas. Este último debería ser el enfoque prioritario de nuestros legisladores, debido a que nuestra sociedad atraviesa una crisis que no se resolverá únicamente con penas más severas. Por el contrario, la medida llevaría consigo un incremento de la población penitenciaria y, en su defecto, crearía una carga presupuestaria, sin beneficios para el Estado. Lejos de ser una solución, potenciaría el hacinamiento carcelario, violando así el principio de reinserción social. Peor aún, esta iniciativa legislativa transgrede lo preceptuado en el artículo 4 de nuestra Constitución, toda vez que las normas de derecho internacional, convenios y tratados adquieren rango constitucional en nuestro país por medio del bloque de constitucionalidad. En ese sentido, Panamá es suscriptor de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Pacto de San José, ratificada mediante Ley No. 15 del 28 de octubre de 1977. Dicho convenio, en su artículo 5, numeral 2, señala que “nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano”. Así como también lo contenido en el numeral 6 del artículo 5 que establece lo siguiente: “Las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la reforma y la readaptación social de los condenados”.

En su defecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ya se ha pronunciado sobre esta materia y ha indicado que la pena perpetua, al no ofrecer al sentenciado ninguna expectativa de liberación, el mismo atenta contra la dignidad humana y el principio de resocialización. Esto debe tenerse en cuenta, ya que el Estado panameño está obligado por medio del artículo 17 de nuestra Constitución a que “las autoridades están instituidas para proteger a todos en su vida, honra y bienes y que los derechos y garantías que consagra nuestra Constitución deben considerarse como mínimos y no excluyentes de otros que incidan sobre los derechos fundamentales y la dignidad de la persona”.

Ante la alta inseguridad, es importante reflexionar y buscar una solución basada en políticas criminales preventivas, ya que los estudios criminológicos han revelado que el incremento de penas no es la solución para evitar el comportamiento delictivo. Por el contrario, es un indicativo de un país que fracasó en la prevención. Esto se debe a que educar y concientizar no se encuentran dentro de las políticas criminales represivas, como lo es el presente anteproyecto que introduce la pena perpetua en nuestro Código Penal, específicamente en los delitos de homicidio.

En ese sentido, apelo para que dicho anteproyecto no sea prohijado y mucho menos que se convierta en Ley de la República, toda vez que esta propuesta transgrede artículos de nuestra Constitución; es decir, si dicho ante proyecto lograra superar el ciclo legislativo, debe ser demandada por inconstitucional. En virtud de todo lo antes dicho es fundamental recordar siempre la frase célebre y de máxima sabiduría del filósofo y matemático griego Pitágoras, que decía: “Educa al niño y no castigarás al hombre”.