Simultaneidad de actividades culturales durante toda una vida

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  • 23/10/2025 23:48

Para hacerme una exhaustiva entrevista y considerar la posibilidad de acometer una biografía de mi quehacer literario con motivo de cumplir próximamente 81 años, un reconocido estudioso español de la literatura Centroamericana me envía un extenso cuestionario. Aprovecho algunos datos y reflexiones que le estoy enviando para sintetizarlas en este espacio semanal que desde hace años me brinda “La Estrella de Panamá”.

No pocas veces se me pregunta qué motivaciones me inducen a escribir con la asiduidad y pasión que me caracterizan, ya sea cuentos, poemas, ensayos o artículos de opinión. Lo mismo han querido saber sobre otras actividades culturales que me han ocupado por tantísimos años, como la preparación de 35 antologías literarias de diverso tipo (la primera en México en 1971: “Antología crítica de joven literatura panameña”, en la que di a conocer internacionalmente el talento de nuevos cuentistas de Panamá, como Pedro Rivera, Moravia Ochoa, Dimas Lidio Pitty, Enrique Chuez y Bertalicia Peralta, entre otros: lo cual sería motivo de elogioso artículo de la escritora mexicana Rosario Castellanos en el periódico “Excélsior”, y de una entrevista en “Novedades” por la escritora Elena Poniatowska).

Asimismo, haber impartido numerosos cursos y talleres; la creación de premios literarios; así como la publicación, desde editoriales tanto estatales como propias, de libros de colegas (unos 150 entre 1982 y 2025), y de revistas (sobre todo “Maga”, 1984), todo ello como el entusiasta Editor que también soy desde hace 43 años. Entre los cuentistas talentosos que me ha tocado guiar en talleres y publicándoles sus primeros libros, menciono sólo a seis: Nicolle Alzamora Candanedo; Lisset Lanuza Sáenz; Marisín Reina; Zary Alleyne, Gilza Córdoba y Félix Armando Quirós Tejeira, a quien he tenido el honor de publicarle sus cinco cuentarios. Y entre los poetas, el primer poemario de Salvador Medina Barahona y el primero de Héctor Collado.

Acaso lo que causa mayor curiosidad sea justamente esa interacción simultánea. Y soy el primer sorprendido al haber logrado ejercer, al mismo tiempo, semejante variedad de labores culturales, primero en México (1971-1982) y posteriormente en Panamá, durante tantos años. Caras de una misma moneda: la Literatura como una de las Bellas Artes.

Tomando en cuenta que “Catalepsia” (1965) fue mi primer libro de cuentos (publicado por el Ministerio de Educación, de la mano de Rogelio Sinán, entonces Director de Cultura y Publicaciones), pero que hubo dos libros anteriores –con dos obras teatrales cada uno– que ya se habían dado a conocer: ”La cápsula de cianuro”, 1966 y “¡Si la humanidad no pintara colores!”, 1967, podrá comprenderse el alcance e intensidad de mi largo periplo cultural; que todavía hoy –con muchísima menos salud y energía– pero similar entusiasmo, continúa caracterizando una porción de mi día a día.

Comentar que disfruto sobremanera cada una de estas actividades señalando que entre ellas –al menos en mi caso– se retroalimentan, sin duda se dice fácil. Pero desde mi perspectiva, se trata de un mismo placer diversificado, porque juntas consiguen fortalecerse, y de paso a quien las ejerce con el debido rigor... Así, con 38 libros de cuentos publicados y 17 poemarios, así como 14 colecciones de ensayos, debo admitir con tristeza que el único género literario que no he podido amansar es la novela.

También me satisface sobremanera –imposible que no fuera así– los diversos libros y trabajos sueltos publicados sobre mi obra en libros y revistas por acreditados estudiosos de la materia. En Panamá, el crítico que más ha estudiado variados aspectos de mi narrativa es sin duda Fredy Villarreal Vergara, en tres libros publicados; pero también lo han hecho en acuciosos ensayos sueltos: Rodolfo de Gracia; Ela Urriola; Melquiades Villarreal Castillo; Danae Brugiatti Bousounis; Salvador Medina Barahona; Yolanda Hackshaw; Manuel Orestes Nieto e Irina de Ardila, entre otros. Me place recordar que el ya fallecido Prof. Ricardo Segura. en un ensayo memorable que le he agradecido toda la vida, señaló: “Duplicaciones” (1973), de Jaramillo Levi, introduce en la literatura panameña desdoblamientos y paradojas que van más allá de lo fantástico y del realismo mágico, creando con ello una valiosa novedad de fondo y forma

Y entre los críticos internacionales, han publicado libros sobre mi cuentística el chileno Fernando Burgos; la española Ángela Romero Pérez y la brasileña Fátima Nogueira, así como trabajos sueltos en compilaciones colectivas, revistas y periódicos los mexicanos: Juan Rulfo, Araceli Soni Soto y Mónica Lavín; el italiano Giosepe Gatti; los costarricenses Luis A. Jiménez, Carmen Naranjo y Rafael Ángel Herra; los venezolanos María Pérez-Talavera y Joel Bracho Ghersi; el salvadoreño Jorge Ávalos; así como han escrito prólogos a libros de mi autoría la argentina Ana María Shua, el español Francisco Javier Rodríguez Barranco y el mexicano Lauro Zavala.

Cuando uno va llegando al final del camino no es mala idea, aunque entrañe cierta dosis de sana vanidad, compartir con los lectores y los amigos un apretado recuento de algunos logros; en mi caso, de índole literaria. No sólo para rescatar olvidadas satisfacciones sino también para darlas a conocer a quien pueda interesarse, entre ellos mis hijos y mis nietos.

*El autor es escritor, profesor jubilado, promotor cultural y editor