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Solidaridad con el educador panameño

Archivo | La Estrella de Panamá
  • 13/08/2025 00:00

Miles de panameñas y panameños salieron a defender el derecho de las generaciones presentes y futuras a una seguridad social con pensiones dignas de beneficio definido y solidario. Exigían que los fondos de reserva no fuesen privatizados y que fuesen depositados y administrados por los bancos estatales, específicamente el Banco Nacional de Panamá y la Caja de Ahorros. Estas siempre han sido las justas demandas planteadas por los trabajadores. Por este motivo, las organizaciones gremiales decidimos participar en la “mesa de la conversa” en la Presidencia y presentar nuestras propuestas junto con 12 organizaciones más. A pesar de que sabíamos que no era una mesa de diálogo, el Gobierno y el sector empresarial demostraron tener un único objetivo: imponer una reforma totalmente contraria a lo planteado por 10 de las 12 organizaciones presentes; una nefasta e injusta ley que favorece al capital financiero, aumenta el tiempo de trabajo y disminuye en más del 50 % el monto de las pensiones, ya de por sí escuálidas e injustas.

A pesar de ello, decidimos también participar en la “consulta ciudadana” desarrollada en la Asamblea Nacional, donde la mayoría de los participantes también plantearon que la mejor propuesta era regresar al modelo de pensiones de Beneficio Definido Solidario y Público. No obstante, 48 diputados aprobaron la nefasta Ley 462 del 18 de marzo de 2025.

El Gobierno nunca tuvo un ápice de interés de reunirse a dialogar con los actores clave (educadores, trabajadores, obreros, bananeros, pueblos originarios, entre otros) para analizar técnicamente las diferentes propuestas o debatir de forma tripartita con el sector empresarial, trabajadores y gobierno la que ellos tenían. De allí que mantenemos la postura de que los responsables de la huelga fueron el Gobierno nacional y el sector empresarial que avaló la Ley 462.

Por este motivo, los gremios docentes llevamos a cabo acciones de lucha con el objetivo de que hubiese una reacción del Gobierno, por ejemplo, con dos paros de advertencia, uno de 24 horas y el otro de 48 horas. Al no tener respuesta del Ejecutivo, se declaró la huelga indefinida. A ello se sumaron el 28 de abril los trabajadores bananeros de Changuinola (Bocas del Toro), los obreros de la construcción (Suntracs), que ya tenían 500 detenidos por el enfrentamiento del 12 de abril durante la repartición de volantes en avenida Balboa, y la represión violenta en las comunidades donde viven los pueblos originarios como Arimay, en la comarca Emberá Wounaan, en la comarca Guna, y la comarca Ngäbe Buglé. A una de las compañeras cacicas le pusieron grilletes, siendo la primera vez que sabemos de un caso así.

Durante los casi tres meses de paro no cesaron las amenazas por parte de la ministra de Educación, del contralor de la Nación y del presidente de la República. La represión por parte de la policía se fue incrementando en todos los sectores: en Changuinola, en Chiriquí, en las comarcas y en casi todas las provincias, y se ejerció con saña contra los educadores. Desde 1978 no se había reprimido tan fuerte al personal docente.

El presidente reiteró que la Ley 462, una vez aprobada, así se quedaba, sin importar los justos reclamos de los gremios docentes y demás organizaciones. El objetivo fue imponer y dar escarmiento a los luchadores. Por ello, detuvieron a dirigentes sindicales y a más de 700 compañeros docentes los declararon con “licencia sin sueldo y le nombraron reemplazo”, figura esta que debe solicitar el docente al ministro de Educación, no al revés. Se inicia entonces una lucha en la defensa legal de estos 700 docentes; hemos avanzado, pero aún hay 296 compañeros que están fuera del sistema, con todo lo que conlleva estar sin salario y en la zozobra de cuál será su futuro. ¿Cuál será el futuro de las pensiones de los jóvenes estudiantes panameños por los que tanto luchamos?

Nuestra gratitud a todas y todos los compañeros que han luchado en defensa de una seguridad social solidaria, por un país sin bases militares, por la soberanía nacional, sin embalses y por una sociedad realmente democrática y justa. Gracias, compañeras y compañeros.

*La autora es educadora