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Votar o no votar. Caso Venezuela

Ilustración de la bandera de Venezuela. Shuttestock
  • 14/05/2025 00:00

En noviembre del 2020 escribí un artículo titulado “En política no hay espacios vacíos”, donde señalaba que en política no hay áreas que queden sin ser ocupadas o controladas. Los vacíos de poder, autoridad o influencia pronto serán llenados por otros actores, ya sean grupos políticos, organizaciones ilegales o por la sociedad civil. Máxima vigente en política por milenios.

Ante las reiteradas decepciones sufridas por los venezolanos, ese concepto no es entendido; en su lugar ha surgido la premisa común que dice “dictadura no sale con votos”, lo cual ha llevado a que buena parte del electorado opositor venezolano se abstenga y, por lo tanto, el régimen llene y copta esos espacios.

En consecuencia, hay decepción y desesperanza en muchos venezolanos a raíz de los resultados del 28 de julio pasado. Muchos proponen abstenerse a ejercer su derecho al voto. En ese debate bien cabe la teoría de —los espacios vacíos—, la cual casi siempre es rechazada con un argumento (dictadura no sale con votos) al consultar la razón del ¿qué se obtiene con la abstención?, se acaba el debate. No se escucha un razonamiento lógico a favor de la abstención.

Un buen amigo, académico, investigador y consultor político venezolano, John Magdaleno, dedicado al estudio e investigación de casos donde los procesos electorales han logrado la terminación o transición de regímenes autoritarios a democracias, en sus investigaciones —leerse una breve síntesis— artículos publicados en www.revistaideasve.com números 1, 3 y 5 de agosto, septiembre y noviembre de 2021, señala que: “Al indagar sobre el “encadenamiento de variables” que contribuyó al inicio de una transición a la democracia en 102 casos, encontramos que las elecciones jugaron un rol importante en no menos de 43”.

Adicionalmente, agrega: “Pero más importante aún, para efectos de nuestro análisis, es comprender: a) por qué el uso de elecciones semicompetitivas o no-competitivas facilitó un cambio de régimen en los 59 casos presentados por Geddes, Wrigth y Frantz (2018), no todos constituyeron transiciones a la democracia, y b) por qué en 43 casos —la última actualización de la investigación que el politólogo Octavio Sanz y quien escribe emprendimos hace 6 años—, las elecciones formaron parte del “encadenamiento de variables” que permitió el inicio y desarrollo de una transición a la democracia”.

Otro buen amigo, Léster Rodríguez Herrera, el exrector de la Universidad de los Andes (ULA) y exalcalde de la ciudad de Mérida, en Venezuela, en días pasados argumentó las diez razones por las cuales votar, y por cuestiones de espacio solo colocaré la primera, y que me parece la ilustrativa para el tema “La abstención pasiva y melancólica solo favorece al gobierno. Esperar, sin movilización ni organización interna, que el gobierno actúe democráticamente es una ilusión que conducirá irremediablemente a la misma política de votar unas veces sí y otras no”.

Pero vayamos más allá, en 2007 la oposición a través del voto logró detener (por algún tiempo) una reforma constitucional. En 2010 esa misma oposición se abstuvo, provocando que los partidarios del entonces presidente Hugo Chávez obtuvieran el 100 % de los escaños de la Asamblea Nacional (y con ello, todas las reformas que hicieron legalmente), pero esa misma oposición, también con el voto, logró en las elecciones de 2015 ganar la mayoría del Poder Legislativo.

Es claro que en la medida que ha pasado el tiempo la cancha se ha inclinado más, y las condiciones para competir son más desfavorables para la oposición. El uso de recursos y abuso del poder del Estado por parte del régimen son cada vez mayores. El árbitro electoral ya no cuida las formas, dejando evidenciar su cooptación por el régimen. En esa medida la posibilidad del desconocimiento de un triunfo electoral de la oposición es cada día mayor.

También es claro que la inconsistencia estratégica de la oposición, la hiperfragmentación de la sociedad, así como del liderazgo político que, en más de dos décadas no han logrado construir un sueño de país que contraste con el socialismo del siglo XXI, ha sido una contribución determinante para el sostenimiento del régimen.

En la medida que se continúe apoyando, equivocadamente, las inconsistencias estratégicas, la abstención será una más, como pedalear en la bicicleta estática, intentando lograr algún cambio.

Por más adversas que sean las circunstancias, el voto es una herramienta que jamás se debe desperdiciar, pues derecho que no se ejerce, derecho que desaparece.

Si el voto ejercido en masa, acompañado por las mayores movilizaciones que jamás se hayan visto, con millones de personas activas en todos los rincones de Venezuela, seguramente logrará desencadenar hechos que llevarán a la democracia.

A quienes hasta ahora han conducido la oposición solo agradecimientos, y con la grandeza que les identifica, generosamente decidan dar un paso al lado, permitiendo a las nuevas generaciones hacerse cargo de construir ese sueño de país que anhelan y la ruta para retornar a la democracia.

*El autor es consultor político y estratega