Y se nos acabó el año...
- 28/12/2025 00:00
Muchos se preguntan a dónde se fueron los últimos 362 días. Para unos, faltó tiempo para disfrutar; otros no ven el momento de que sea 1.º de enero para confiarle sus expectativas al nuevo año que comienza.
Para algunos ha sido un año tan complejo como lleno de subidas y bajadas —para unos, más bajadas que subidas— que los marcó con situaciones inéditas, muchas de ellas sin poder ser superadas. Para otros, se abre una nueva ventana con una cantidad inesperada de promesas, compromisos, aspiraciones y, sobre todo, mucha fe.
En el ámbito político, muchos tenemos expectativas de una mejora en la economía nacional. Aunque varios expertos sostienen que no fue un mal año, al conversar con empresarios —grandes y pequeños— comentan que no estuvo tan bien como esperaban y que, en el último semestre, se sintió un bajón en comparación con el año anterior.
En enero nos daremos cuenta cuántos almacenes tendrán de esas ofertas “inigualables” (todas igualitas), de las que pocos se aprovechan. Los desarrolladores inmobiliarios se quejan de que no hay suficientes clientes y los clientes se quejan de que los precios de las nuevas construcciones están muy altos. Y todos se quejan que en el negocio los únicos que siempre ganan son los bancos. “¿Será que cuando salgan los resultados de nuevo, se verán con ganancias de miles de millones otra vez?”
Es mi opinión que el Gobierno central debe establecer metas a corto plazo y enfocar una cantidad importante de fondos al fortalecimiento de la micro, pequeña y mediana empresa, de modo que estos empresarios reciban préstamos súper blandos por montos específicos, con el cual se comprometan, según su tamaño y el financiamiento recibido, a contratar un número acordado de personas e invertir en mercancía, desarrollo de servicios y capacitación en servicio al cliente.
Bajo una estricta supervisión de la Ampyme, las empresas deben contribuir a la solución del desempleo y del empleo informal, que son una de las principales piedras en el zapato del Gobierno. El monto otorgado no debe utilizarse para pagar deudas, sino para la reactivación de la economía.
Otro tema que debe enfrentar el Gobierno es la reapertura de la mina de cobre. Bajo la estructura mencionada por el Ejecutivo, podría iniciarse la contratación paulatina de personal y servicios, entre otras acciones, lo que ayudaría a que los números comiencen a mejorar. Sin embargo, desde mi balcón no veo que esto aporte realmente, como algunos esperamos, antes de septiembre u octubre, lo que podría significar que habrá que seguir apretando las correas.
Un tema que no depende tanto del Ejecutivo —al menos no por ahora— es el de las reformas a las leyes electorales, donde los partidos están tratando de sofocar (por decirlo de alguna manera) a los de libre postulación. Lo que hay que cambiar es el sistema de cómo se reforman estas leyes. No puede ser que los partidos participen activamente en el proceso de reformas y, cuando llegan al hemiciclo, los mismos partidos voten en contra de lo que ellos mismos aprobaron y terminen modificando varios aspectos con el propósito de beneficiarse.
Los diputados no han querido entender que las leyes no deben hacerse para beneficiarse a sí mismos, sino para el bienestar de la comunidad en general. ¿Será que algún día comprenderán que son diputados de la República y no presidentes de mini repúblicas?
Hay muchos temas adicionales, pero para mí la raíz y la esencia de todos los problemas que padecemos en el país es la educación. Debemos entender que, mientras varios países ya capacitan a niños y jóvenes en inteligencia artificial, pensamiento crítico y razonamiento —en lugar de la simple memorización—, nosotros seguimos obligando a los estudiantes a memorizar en qué año se descubrió Panamá.
Mientras sigamos utilizando un esquema que debió haberse “jubilado” hace muchos años, en lugar de avanzar al nuevo ritmo, nuestros graduados estarán expuestos a que se contrate a extranjeros en lugar de nacionales y a que se nos cierren las puertas al desarrollo, entre otras consecuencias.
No puedo dejar de mencionar la deuda moral del Gobierno de reincorporar al pensum académico las lecciones de cívica, urbanidad y valores cívicos, éticos y morales.
¡Feliz Año Nuevo!