‘Alma', un antes y un después de la astronomía

Actualizado
  • 24/05/2016 02:00
Creado
  • 24/05/2016 02:00
Telescopio

ALMA, el telescopio más grande del mundo situado en el desierto de Atacama, ha arrojado nueva luz sobre el nacimiento y la muerte de las estrellas, la composición química de la atmósfera y de los nuevos planetas.

Y con ello, espera contribuir a resolver uno de los enigmas que más fascinan al hombre: el origen del universo.

Llegar hasta sus 66 antenas situadas en el llano de Chajnantor —‘lugar de despegue' en lengua Kunza— a más de mil metros de altura en el árido desierto de Atacama, norte de Chile, es casi un viaje inciático.

Antes de subir hasta los ‘ojos' del Atacama Large Millimeter/subillimeter Array (ALMA) hay que pasar un control médico en el Centro de Operaciones, situado a 2 mil 900 metros de altura, para determinar si uno es apto para acceder a esta planicie. El personal no debe permanecer más de 24 horas seguidas.

Más allá de las duras condiciones para el personal científico y técnico, ALMA ha supuesto un antes y un después en la astronomía por su capacidad para captar ondas de luz milimétricas con mucha precisión. Las fotos de imágenes del polvo que rodea las estrellas, de la Vía Láctea o de Centaurus son impactantes.

‘Por primera vez, estamos explorando un rango de frecuencia que hasta ahora nunca antes se había logrado', dice a la AFP el astrónomo chileno Pablo Cortés.

Una de las contribuciones más ‘espectaculares' que ha dejado por el momento el telescopio más complejo y potente del planeta, es determinar cómo se forman los discos exoplanetarios y los planetas.

‘Hace unos meses atrás se veía un disco protoplanetario donde se estaban formando planetas con anillitos', dice la astrónoma madrileña Itziar de Gregorio, quien, al igual que el resto de los científicos, pasa una semana entera al mes en el inhóspito clima atacameño, el desierto más seco del mundo, pero con los cielos más límpidos para la observación. El resto del trabajo, lo desarrollan en las oficinas en Santiago.

Recientemente, el potente radiotelescopio captó imágenes de un cinturón de cometas alrededor de una estrella ubicada a 129 años luz de la Tierra y que revelarían la existencia de planetas escondidos o desplazados del lejano sistema.

‘También está dando respuestas detalladas sobre cómo mueren las estrellas, qué estructuras tienen las galaxias, incluso las galaxias superlejanas', explica a la AFP .

Al morir, las estrellas ‘empiezan a eyectar material y explosionar y repartir todo este material en el medio interestelar y en este medio se van a producir después nuevas estrellas y a partir de nuevas estrellas nuevos planetas', explica De Gregorio.

La particularidad de ALMA, un proyecto conjunto de Europa, Estados Unidos y Japón, es que permite ‘hacer un zoom a la parte central donde está la estrella o las estructuras que se producen alrededor'.

En realidad, se trata de determinar el tipo de moléculas que hay en el espacio y que son las mismas que se ven en la Tierra e incluso en el ser humano.

‘Todos los componentes que nos conforman salieron de una estrella', por eso se dice que somos ‘hijos de las estrellas', recuerda la astrónoma.

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