Al son de los tambores bailan los esclavos

Actualizado
  • 16/03/2014 22:09
Creado
  • 16/03/2014 22:09
En el pueblo de Portobelo la cultura congo no se ha perdido, adultos y niños conocen y bailan con energía la música que sus antepasados tocaban a la espera de su libertad

Portobelo es conocido por sus fuertes en ruinas y del famoso mercado de la época colonial donde la riquezas provenientes del pacífico llegaban para ser embarcadas a España, pero representa para sus habitantes algo más.

Recuerdan la venida de millones de esclavos, un pueblo golpeado y que pudo ser liberado.

Unas de las principales personas que han impulsado la cultura congo, herencia de los esclavos, es Aristela Blandon mejor conocida como ‘Mama Ari’. Ella ha formado un grupo infantil de congos con la participación de 36 niños de edades entre los 3 años hasta los 16, todos portobeleños con el fin de preservar su cultura.

El grupo de Mama Ari se inicia en el 2002 con la inquietud de un niño llamado Luigi quien en ese entonces tenía 8 años. Él tenía la preocupación de que los niños del pueblo no tenían una agrupación de congo, solo de adultos, entonces el le pidió a Aristela que hicieran el grupo, pero ella le respondió ‘yo soy del Darien, no sé nada de congo, pero si buscas a varios niños interesados vemos que hacemos’. Para su sorpresa Luigi apareció con alrededor de doce niños y niñas desde 3 años hasta doce años.

‘Pero luego me puse a pensar, ‘¿quién sabe cantar?’ y el mismo Luigi buscó un cubo en donde se coloca el rabito de puerco, lo volteo y comenzó a tocar, los niños se formaron y comenzaron a cantar golpes congos’ agregó la maestra.

Para Aristela, lo que más le impresionó fue la actitud de esos niños, cómo con tan corta edad querían rescatar su cultura. ‘Eso hizo que me conectara de tal manera, que hoy soy mamá de todos los niños de Portobelo’, dice Mama Ari.

El baile congo, dice la maestra, ‘es la fiesta y la alegría del negro, que a pesar de ser un esclavo esperaba la liberación. Por eso es tan importante esta cultura, el negro de esa época sigue vivo mediante los bailes y la ropa que los grandes y chicos usan al bailar el congo’.

Pero no es solo bailar, explica. ‘nosotros enseñamos valores y cómo afrontar la vida. Este grupo ha cambiado a los niños portobeleños, muy pocos no han pasado por mi grupo de congo, gracias a esto no hay violencia ni pandillas’, asegura.

VESTIMENTA

Las mujeres se engalanan con la pollera conga, así se llama el atuendo que incluye el faldón y la camisa que está hecho con retazos de tela. Sus colores representan la naturaleza, por eso es tan colorida. Al arreglo no pueden faltar las flores en la cabeza y los collares que anteriormente se hacían con una semilla llamada ‘lágrima de San Pedro’. El baile debe ser hecho descalzo, así se tiene el contacto con la naturaleza, menciona Mama Ari.

En cuanto a los hombres, el vestuario es un saco y un pantalón pero al revés, en la época de antigua las manchas eran hechas con plátano y verduras, hoy pueden ser hechas con pintura. También cabe resaltar, explica Aristela, que las ropas que tenían los esclavos eran donadas por sus dueños y algunas estaban rotas y dañadas, por eso en esa época se le colocaba un parche, ahora ese parche se llama trapito y no puede haber un congo sin el.

EL RITMO

El único instrumento que se utiliza en el baile congo es el tambor. Las palmas, las cantalantes y las que responden forman parte de un golpe congo, nombre que tienen las canciones que acompañan el baile

FIESTA

Hoy se celebra el II Festival de la Pollera Conga en las calles de Portobelo. La intención del segundo festival de La Pollera Conga, es celebrar la permanencia y florecimiento de el espíritu originario de la cultura Congo, que desafió la penuria esclavizante para instalarse en los corazones de los tambores congos. La reina Conga ha sido la guardiana de estas costumbres.

‘Travesía’ es el tema centra del II Festival, como conmemoración de la diáspora que partió desde África hasta el continente Americano con la llegada a Portobelo y así mismo, la celebración de la emancipación del cimarronaje, parte ya de la cultura Panameña.

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