Conejitas con ropa para seguir vendiendo

Actualizado
  • 18/10/2015 02:03
Creado
  • 18/10/2015 02:03
Contra todo pronóstico, ‘Playboy', la revista que puso el sexo sobre la mesa, ha decidido tapar el cuerpo de sus modelos. 

Junto con el logo de Apple y Nike, el de Playboy es uno de los más fácilmente identificables en cualquier rincón del mundo. La revista de entretenimiento para adultos, fundada en Chicago en 1953 por un entonces joven de 27 años llamado Hugh Hefner, es un icono de la cultura popular. Pero ha preferido dar un giro que, de alguna u otra forma, dice mucho de la generación en la que vivimos.

El New York Times citaba esta semana una reunión en la Mansión Playboy que se dio en septiembre. Cory Jones, el máximo editor de la revista, cruzó el umbral de la residencia en California para reunirse con Hefner y proponerle lo impensado: hacer que la revista que puso el sexo sobre la mesa, deje de publicar imágenes de mujeres desnudas. Hefner asintió.

El director ejecutivo de Playboy , Scott Flanders, respaldaría esta decisión aduciendo que la revista fue pionera al destapar mujeres. ‘Esa batalla ya se ganó', dijo Flanders. Ahora, uno está a un clic de distancia de cualquier acto sexual imaginable de manera gratuita. En esta coyuntura, un desnudo es cosa del pasado.

DESNUDANDO OTRA ERA

Aunque pública, la decisión de la revista de mayor éxito destapando modelos es un retrato íntimo de la generación digital. Durante años, la compañía que acogía conejitas ha sido el epítome del entretenimiento para adultos. El rubor se encendía en algunos rostros al tomar la revista del mostrador. En otros, se asomaba una mueca para disimular decencia. Estaban quienes aparentaban no acelerar el paso justo después de comprar una Playboy , y estaban los adolescentes que se paseaban por estas páginas a hurtadillas.

La historia, hoy, es diametralmente opuesta. Con la realidad virtual a un paso de entrar a la industria de la pornografía, un desnudo en una revista se pierde en el anonimato de un montón de papeles. Si acaso un desnudo impreso escandaliza a alguien, no es suficiente como para cambiar el curso de la cultura actual, o competir comercialmente contra algún portal del mismo perfil.

En 1975 salían a las calles 5.6 millones de revistas Playboy. Entretenimiento masivo. Este año, la circulación raspa los 800 mil ejemplares, según la Alianza para Medios Auditados de Estados Unidos. Ni mencionar la muerte de otras publicaciones que bosquejaban una competencia, sobre todo aquellas que tomaron medidas opuestas a la que adoptará Playboy en marzo. Más ropa.

Las declaraciones de Flanders lo dicen todo. Enfrentado al oleaje de la web, ¿puede Playboy tener el mismo alcance que tuvo en sus años mozos? La descripción más acertada para el negocio actual quizás no sea el calificativo masivo, sino diseccionado. Existen miles de publicaciones en línea ya establecidas, y otro puñado que va escalando a costa de clics. El mercado es exponencialmente más joven. ‘Vivimos en la era post-porno, donde absolutamente nada nos puede sorprender', le dijo al portal Playground Nadia Bedzhanova, una artista moscovita afincada hace un año en Nueva York que intenta retratar a su generación. ‘A estas alturas, las imágenes de desnudez son como imágenes de gatos adorables o de comida'.

LEER ‘PLAYBOY'

La primera entrega de la revista no llevaba impresa la fecha. El ejemplar que tenía en portada a Marilyn Monroe, no decía el día de su debut porque Hefner pensaba que no lograrían sacar una segunda edición. En su afán por complacerse a sí mismo —colocando al símbolo sexual de la época en la tapa— el fundador jamás imaginaría que pasear los ojos por sus páginas se convertiría en un ritual célebre.

El público compraba la revista teniendo la seguridad de un contenido discretamente interesante. El ruido lo hacían sin duda Madonna, Sharon Stone, Naomi Campbell. El spotlight perseguía a Darine Stern desnuda con su afro, a Joan Baez tocando sus pechos bajo el agua, a Barbra Streisand y lo que prometía ser su primera entrevista profunda, a Donna Michelle agarrándose las piernas para imitar el logo de la revista, a Pamela Anderson, al lunar de Cindy Crawford y a Drew Barrymore posando en el cover con tan solo 19 años.

Pero detrás de la provocación y el guiño a la inmoralidad, reposan textos de alto calibre. Historias de Margaret Atwood, Haruki Murakami. Entrevistas a Malcolm X, Vladimir Nabokov, Martin Luther King Jr. y Jimmy Carter. Este último, confesando su deseo por otras mujeres además de su esposa.

Parecía haberse creado aquel universo que Hefner prometía en el primer editorial, después de mencionar que, si se era hombre entre 18 y 80 años, Playboy estaba hecha para uno: ‘Disfrutamos preparar cocteles y uno o dos aperitivos, poner algo de buena música en el fonógrafo e invitar a alguna conocida para una discusión tranquila sobre Picasso, Nietzsche, jazz , sexo...'.

Hoy, la edad del lector de Playboy ha caído de 47 a 30 años. Por eso la apuesta de los directivos es un contenido más moderno y autocensurado, el propósito es poder repartirlo por cuanta red social exista. Las imágenes que se han prometido son ‘más íntimas', y el arsenal de investigaciones convertidas en artículos, las entrevistas duras y los elementos de ficción quedarán intactos, sumándose ahora obras de artistas visuales. ‘La diferencia entre nosotros y Vice —dijo Flanders al New York Times — es que nosotros vamos tras el trabajador promedio'.

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