Una rara manera de traicionar: El beso de Judas

Actualizado
  • 14/04/2017 02:05
Creado
  • 14/04/2017 02:05
El escritor Andrés Villa hace una reflexión sobre la traición del discípulo de Jesús y cuya figura ha sido estudiada durante cientos de años

¡Oh Judas! con un beso entregas al Hijo del Hombre. Con estas palabras, presentadas en el evangelio según San Lucas, Jesús recibe al apóstol traidor en las vísperas del viernes día de su pasión, en el huerto de Getsemaní. En un hecho inédito, Judas no señala, ni recrimina a Jesús ante sus enemigos, utiliza una falsa señal, lo besa.

Los evangelistas Marcos y Mateo también hacen alusión al beso de Judas que fue la señal acordada con los enemigos del Maestro. Aunque San Juan no lo menciona, sí acusa a Judas de traición.

Es muy claro que detrás del sacrificio de Jesús en la cruz por redimirnos, y su posterior resurrección que es quizás su mayor misterio, se levanta la figura de Judas que es analizada por psicólogos, escritores y teólogos por más de 2,000 años.

Judas planea entregar a Jesús al Sanedrín, una entidad religiosa y política que se vio desafiada por la nueva doctrina; y para eso, cinco días antes, se separa de los apóstoles en Betania, en casa de Marta María y Lázaro.

Su recompensa fue tasada en treinta monedas de plata. Todo hace ver que fue una conspiración y que Judas con alevosía planea el mejor lugar para entregarlo.

Es precisamente en Betania donde Judas se escandaliza, pues una mujer derrama sobre el cuerpo de Jesús un costoso perfume con un valor de 300 denarios, diez veces más que la cantidad cobrada por la entrega del Justo.

Pero allí, es recriminado por Jesús por su apego a bienes materiales y de paso anuncia su próxima Pasión.

Judas es natural de Keriot, un poblado fuera de Galilea. Y es reclutado por Jesús al mismo tiempo que los otros doce.

En San Lucas, capítulo 9, se dice que Cristo le dio a sus compañeros el poder y autoridad sobre todos los demonios y virtud de curar enfermedades.

Pero en esta investigación, he encontrado en los Evangelios algunas incongruencias cronológicas y además si Jesús les da esos poderes extraordinarios a lo largo de los tres años de su vida pública, se puede notar como las dudas continúan en las mentes de estos hombres que salen de entre las barcas de pescadores y de las calles de humildes poblados de Judea para enfrentar al más grande misterio de una religión que cambiaría el mundo: El Hijo de Dios hecho Hombre.

Jesús entra triunfante a Jerusalén, expulsa a los mercaderes del templo y tilda a los fariseos de ladrones, algo que dicta su sentencia de muerte.

Ya en la última cena se da quizás el mayor drama entre el Maestro y el discípulo. En varios de los evangelios se puede leer sobre los detalles de ese importante evento.

Pero el más impactante es el relato de San Juan que estaba allí, reclinado sobre el pecho de Jesús y muy cerca de Judas. Él es un testigo de lujo, que nos dice hasta como se sentía Jesús: ‘Se turbó su corazón y declaró: ‘En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me hará traición', Juan 13, 21-33.36-38).

Juan pregunta que quién es y la respuesta es: ‘A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón. Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto'.

Hasta aquí coinciden los Evangelios, pero en La Biblia de la Editorial Sopena y que señala que ha sido traducida de la Vulgata , con textos originales del hebreo y el griego, encuentro un versículo de San Juan que habla de ese momento: ‘Jesús con majestuoso desdén le dijo ‘Lo que piensas hacer, hazlo cuanto antes'.

En ningún lugar he encontrado esa palabra ‘desdén' que tiene sinónimos muy duros: desprecio, desaire, grosería, postergación. Eso va contra de los que argumentan de que Judas tenía la venia de Jesús para que lo traicionara y fuera el catalizador de la Pasión, ‘sin Judas no habría sacrificio'.

Al investigar sobre el Evangelio de San Juan, el discípulo amado, el único que estuvo al pie de la cruz consolando a la Virgen María; encontramos que es remarcado por tener diferencias estilísticas y temáticas, así como por las divergencias en su esquema cronológico y topográfico respecto de los otros tres, llamados evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas).

El Evangelio de Juan no solo contiene muchos pasajes sin equivalente en los otros evangelios canónicos, sino que aún los pasajes con cierta similitud son presentados de forma totalmente diversa, en cuanto al contenido, al lenguaje, a las expresiones y giros con que predica Jesús de Nazaret y a los lugares de su ministerio.

Volvemos al Evangelio de Marcos, que señala que hubo premeditación y alevosía de parte de Judas. En su capítulo 14, 10 dice: ‘Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para entregárselo'.

En Marcos 14:11, ‘Ellos, al oírlo, se alegraron, y prometieron darle dinero. Y Judas buscaba oportunidad para entregarle'.

Se trata de una confrontación llena de gestos y frases muy marcadas. Según el Evangelio de Mateo, 26:25 , se lee que el propio Judas encara a Jesús con esta pregunta directa sobre quién es el traidor: ‘¿Soy quizás yo, Maestro? Y este contesta: ‘Tú lo has dicho, tú eres'.

En la cena Jesús le lava los pies a Judas, igual que a los otros y después lo señala con un bocado dado por su mano, y el luego le responderá con un beso. La condición humana de Jesús se hace notar cuando su estado divino lo hace conocer toda la pasión que sufrirá su cuerpo.

Fue tanta la angustia que sudó sangre en el Huerto de Getsemaní. Es allí donde se vuelve a encontrar con Judas que al frente de un tropel de gente armada y con antorchas lo besa.

Si Jesús enfrenta una pasión sangrienta, ¿como se sentiría Judas al reconocer que Jesús sabía de antemano de su traición?

Judas a lo largo de los cuatro evangelios es tildado de ladrón, codicioso y de sustraer de la bolsa común dinero para su provecho.

Hay algunos que piensan que Judas empuja a Jesús hacia sus enemigos pensando que reaccionará con sus poderes sobrenaturales, convocando a legiones de ángeles celestiales que lo liberarían y hasta podría expulsar a los romanos de Judea.

Judas sigue de cerca los acontecimientos del Viernes Santo. En primera fila observa los vejámenes y las humillaciones sufridas por Jesús.

No aguantó el juicio, los azotes y la condena a muerte de Jesús por Pilatos, gobernador romano y regresa al palacio de los sacerdotes devolviendo las monedas de plata diciendo: ‘Yo he pecado, pues he vendido la sangre inocente'. A lo que contestan los fariseos ‘a nosotros ¿qué nos importa?', Mateo, 27.

Judas termina ahorcándose.

Judas, el traidor, el apóstol, seguirá siendo una figura muy discutida quizás porque escogió la forma más rara para traicionar un beso.

‘Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para entregárselo', San Marcos, 14:10

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