Somos grandes generadores de contenido

Es muy difícil que uno mismo pueda ver el valor de las cosas que hace, al estar inmerso en ellas se pierde la perspectiva, como indica el proverbio zen que dice: “un pez no puede ver el océano”.

Todo lo que generamos y nos hace lo que somos, es susceptible a convertirse en contenido, que tenga o no valor es algo diferente.

El primer paso para tener un contenido de calidad por el cual alguien quiera pagar es generar algún tipo de contenido.

Un gran amigo escritor llamado Hugo Chaparro me dijo alguna vez que todos los días escribía algo, de forma metódica y con disciplina, así siempre tenía material que revisar del cual salen los libros, libretos, artículos y charlas por las cuales él es conocido.

Pero, los contenidos no solo se escriben, además se escuchan, se ven y se comen...

Cuando se ha comenzado a generar contenido, es importante organizarlo y clasificarlo, pues una biblioteca sin orden es una pila de libros y no sirve para nada.

Existen muchas formas de organizar contenido hoy día, tanto aplicaciones instalables en un computador, como apps que permiten manejar contenidos desde cualquier dispositivo. Lo más importante es definir lo que se quiere compartir y qué modelo de negocio se va a seguir.

Mi recomendación es que inicialmente se ofrezca material al público, lo más importante es generar retroalimentación, lograr que las personas reacciones al contenido y opinen.

Una vez logrado este objetivo, es clave poner de la forma más sencilla el contenido a disposición del público.

Si eres fotógrafo, puedes entrar a varias aplicaciones que comparten contenido e incluso venderlo, si eres músico puedes usar desde iTunes hasta cosas más underground, si eres chef existen formas de compartir tus recetas.

A medida que los contenidos se van “apreciando”, es importante que estemos en capacidad de generar más y mejores de los mismos. Hay que recordar que gracias a las plataformas actuales nuestro contenido es global, así que nuestra competencia también lo es.

Los invito a que comiencen a revisar su “océano” diario, vean qué puede ser “contenido relevante” para los demás y comiencen a generar y compartir sin miedo, lo peor que puede pasar es que aprendan algo nuevo.