17 preguntas para Mayín Correa, en una amable tertulia

Actualizado
  • 14/09/2020 00:00
Creado
  • 14/09/2020 00:00
Aristides Ureña Ramos nos brinda una mirada cercana de la periodista y diputada panameña, en una entrevista

Se abre la puerta del departamento y apenas realizamos los ritos de limpieza anticovid, somos invitados a pasar. Y ahí, de pie, le digo a Mayín Correa que ayer reunidos para la cena junto a mi familia, anuncié que venía a hacerle una entrevista y, que mi hija Ziva de apenas 11 años, me dijo: “No le preguntes cuántos años tiene”. Una carcajada inunda el rostro de Mayín, y yo continúo relatando que mi hija de 18 años me dijo: “Primero fue creada Mayín y después la luz”. Entre risas, Mayín logra decirme: “Tengo una colección enorme de memes que después te haré ver”. Sé que esa no era la manera más elegante de iniciar una entrevista, pero trataba de justificar mi presencia, y continué diciéndole que mi esposa Patricia –en esa cena– interrumpió a los muchachos afirmando: “¿A ustedes les gustan las deliciosas comidas y los dulces que yo les preparo?, pues eso se lo debo a los cursos que Mayín organizaba en la junta comunal cuando era alcaldesa de Panamá; su abuelo y su tía aprendieron a tocar guitarra gracias a esos cursos”. Mayín, con un amable gesto, nos invita a pasar, y es ahí donde se me presenta el momento para justificar todo lo que hasta ese momento había dicho, explicando lo siguiente:

Mayín Correa, periodista y diputada.

Pocos personajes panameños logran estar presentes en lo profundo de la memoria colectiva, superando la diferencia de edades, desde una niña de 11 años, hasta las personas que han participado de las miles de iniciativas, que con simplicidad y energía Mayín ha realizado. Ella siempre está presente, pues son estas las razones de por qué me encontraba allí, con 17 preguntas, con cuatro días de preparación previa, listo para encontrarme con la “entrevistadora de entrevistadores”, como dice Patty emocionada.

“Aristides, Patricia, ¿quieren café?”, nos dice Mayín.

En tanto, yo no dejaba de curiosear las paredes donde se encontraban diplomas, reconocimientos, recortes de periódicos y una hermosa mujer que se parecía a Mayín en un cuadro bien enmarcado. Entonces ella (Mayín), nota mi distracción y me dice: “Esa foto es de mi hermana Noris Correa de Sanjur, una estupenda mujer... y no lo digo solo porque era mi hermana mayor”, abre sus grandes ojos, parpadea y continúa. “Escribió más de 28 libros y libretos prácticos para la educación escolar de los niños panameños”. (Pienso) No sabía que la profesora Noris era hermana de Mayín, pues todos los panameños hemos estudiado bajo los métodos y libros de Noris Correa de Sanjur.

La Negra

Fue entonces cuando nos llegó el cafecito, en unas maravillosas tazas de porcelana y en la bandeja de manillas doradas. “¿Usted es de Macaracas?”, pregunta Patty, y Mayín comienza a relatar anécdotas de su infancia mientras yo seguía distraído mirando las fotos desteñidas de mandatarios entrevistados. De improviso, Mayín se levanta y dibujando en el aire –con sus manos– gestos de danzadoras árabes nos dice: “Me llamaban 'La Negra' por mi color canela y en una velada me vestí de mujer de cabaret, con traje de jersey, fumando un falso cigarrillo y me paseaba por la tarima, bajo el aplauso de las madres de familia”. Mayín hace una mirada coqueta, se sienta y cruza sus piernas y nos dice: “Figúrense, era apena una muchachita (risas)”.

Noto que a pesar de su edad sigue siendo una hermosa señora, que sabe ironizar sobre sí, y eso es una indicación de que posee una fuerte personalidad. Yo aún no había hecho pregunta alguna para mi entrevista.

Los inicios en el periodismo

Observo cerca de mí una foto, donde me parece reconocer al doctor Harmodio Arias, y Mayín me dice: “ese es el doctor Arias, con él comencé por primera vez a escribir. Como era maestra, en los dos meses de vacaciones tenía que buscar mi platita y se dio la oportunidad de hacer un suplemento para el periódico La Hora sobre el hotel Continental. Logré hacerlo tan bien, que notaron en mí la predisposición hacia el periodismo y como premio me mandaron al periódico El Tiempo, de Colombia, donde su director el doctor Peña, me quiso contratar, pero regresé a Panamá a trabajar en el periódico del doctor Arias”.

Considero esto y me digo, mejor que regresó, porque Mayín iniciaría una serie de trabajos junto a Guillermo Rodolfo Valdés y se dedicaría diariamente a una columna periodística (cosa poco común para una mujer en esa época), además de frecuentar la escuela de periodismo creada por Gil Blas Tejeira, estudiando periodismo y realizando la profesión simultáneamente.

“Aristides, para RPC hice Edición Especial, uno de los primeros programas de debate político en Panamá, incursionando por primera vez en la televisión”. Mayín me mira, se coloca al borde de la silla y apretando sus manos entre las rodillas me dice con una pícara sonrisa: “Sabes, a veces cuando caminaba por Curundú y Calidonia me ponía a hablar con las mujeres ancianas de ese barrio y decidí llevarlas a mi programa de televisión para que hablaran de su vida, y fue todo un éxito. Junto a esas lindas madres, me vino la idea de crear 'Esa Cabellera Blanca', un programa muy querido por la gente”

La alcaldesa, la gobernadora

Nos levantamos y observo la foto de una lápida donde se lee Radio Tembleque, y Mayín me dice: “Eso lo colocamos en el Museo, el lugar donde estaba la emisora Radio Tembleque, también hice construir La Biblioteca de Autores Nacionales, con más de mil libros y mandé a hacer grandes muebles de caoba para colocar los libros. También recuperamos la iglesia y convento de San Felipe Neri y la única casa que no se quemó en el Casco Viejo, 'Casa Góngora', con $3 millones y medio, ni un centavo del gobierno, mucho trabajo y contribuciones privadas. El parquecito al lado del estacionamiento del Teatro Nacional, restauramos el nuevo quiosco de la Catedral y muchos programas para la gente de la capital”.

Así, Mayín continúa platicando sobre todas las actividades que ha realizado, y yo sigo cada logro que nos describe... no sé cuánto tiempo pasó, y los innumerables personajes desde Indira Gandhi, Jimmy Carter, Augusto Pinochet, Juan Velazco Alvarado, Omar Torrijos, Marlon Brando, Golda Meir, Margaret Thatcher, Fidel Castro, etc. que Mayín ha entrevistado.

Siendo el tiempo un tirano que te absorbe sin darte cuenta, enemigo de las buenas tertulias, me doy cuenta de que ha llegado el momento de retirarnos y terminar esta visita, con uno de los personajes más emblemáticos de Panamá.

Al encontramos en el ascensor del edifico, Patricia me dice: “Oye, no hiciste ninguna pregunta, cómo vas a escribir tu artículo?”.

Patricia tenía razón, mis 17 preguntas yacían en mi cuaderno, me había dejado encantar de este personaje fascinante y fue así que, traté de darle una explicación: “Creo que para escribir un artículo sobre Mayín Correa se necesitaría toda la edición completa del periódico y tal vez más que eso. Mayín es una mujer panameña que ha dignificado el rol femenino, no solo en el ámbito de los medios informativos, pues ha completado una hoja de servicio para el beneficio de todos los panameños”.

Correa nació en Macaracas, Los Santos.

Aprieto el cuaderno donde conservo mis 17 preguntas no formuladas, y pensativos nos dirigimos a nuestra casa donde Patricia no esperó para compartir con la familia todas las anécdotas de Mayín.

Esa noche, acostado en mi cama, recibo un WhatsApp de Mayín donde escribe: “Dile a tu hija Ziva, de 11 años, que tengo 84 añitos. A tu hija de 18 años dile que nací antes del 'Big Bang', mucho antes de la luz. Que luchen duro para que sean mujeres fuertes y reconocidas como profesionales en nuestro querido Panamá. Firmado como tía Mayín”.

Sonrío, cierro los ojos y pienso que mañana veré cómo dianche hago para escribir ese bendito artículo en solo 1,200 palabras; seguro que el dulce canto maternal de las fieras mujeres panameñas guiará mi pluma y mi corazón... y esa es mi certeza.

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