Los siete hábitos del emprendedor altamente efectivo

Actualizado
  • 06/03/2021 00:00
Creado
  • 06/03/2021 00:00
El emprendedor exitoso está consciente de sus debilidades y fortalezas, y sabe trazar una estrategia

No hay nada que eleve con mayor rapidez la autoestima de un líder emergente que triunfar sobre sus demonios. Esos que nos gritan al oído: “Jamás dejarás de trabajarle a alguien más”, al unísono.

En cambio, cuando asumimos una posición fetal y renunciamos al crecimiento continuo por temor a rebotar a nuestros viejos patrones de conducta, la desmotivación, el desinterés y la apatía nos arropan con su cómoda manta para recordarnos que es “normal” sentirnos así.

“Eres un ser humano”, susurran. Ser un emprendedor altamente efectivo no es más que apreciar nuestra humanidad desde un punto de vista más elevado, no verlo como excusa de nuestras debilidades, sino como detonante de nuestras fortalezas. Cada quien ve las cosas de acuerdo a la manera en que más le conviene.

Quien siempre tuvo como intención original para iniciar un negocio impresionar a otros, se refugiará detrás de lo que piensa que le falta, sin prestarle atención a lo que tiene.

Estos son siete hábitos que todo líder emergente debe mantener en su camino.

Preparación continua: no leer, investigar o aprender sobre tu industria de forma constante, revela arrogancia. Pensar “sé lo que tengo que hacer”, es una clara señal de todo lo contrario. Si hay algo que la pandemia nos enseñó, es que la mente del consumidor raras veces se mantiene estática en una sola cosa. Debemos crecer con nuestros clientes. Esto requiere una mente ágil que nunca deje de aprender.

Mentor: hablar con alguien que tenga más experiencia en el camino que estamos recorriendo, al menos una vez al mes, es algo así como ponerle turbo a un bote. Este te mantendrá responsable por alcanzar las metas establecidas, te dará mejores ideas y evitará que pierdas dinero en decisiones incorrectas.

Asumir la responsabilidad: el enemigo número uno del emprendedor moderno es la misma razón por la que decidió emprender, ser su propio jefe. Sin embargo, esto requiere altos niveles de responsabilidad personal donde nadie te dirá qué tareas realizar, a qué hora iniciar y qué priorizar. Un líder emergente que evada lo necesario, creará un negocio dispensable.

Establecer rutinas: ¿cómo iniciaré el día? ¿Cuál será mi horario de trabajo? ¿Cómo terminaré el día? No responder a estas preguntas es jugar a la improvisación cada 24 horas. Debemos trabajar para nosotros como si fuéramos empleados de un tercero. Ser responsables con nuestro tiempo. Tener rutinas nos ayuda con esto.

Perseguir metas, no fantasías: la diferencia es simple. Una meta real tiene tiempo límite, las fantasías son eternas. Soñar sin actuar con los pies en la tierra es la vía rápida para vivir una mentira.

Vivir mis valores: el dinero es la manera más directa para probar a una persona. Cualquiera tiene principios y valores cuando tiene poco. Pero teniendo la oportunidad de hacer lo que quieres con capital ilimitado, es el momento en que te ves cara a cara con tu reflejo real. Cuando te vaya bien en tu negocio, recuerda por qué iniciaste en primer lugar. Esto evitará que vendas tu alma al mejor postor.

No criticar el camino ajeno: hay un virus extraño del que muchos se contaminan al emprender. Pisotear a aquellos que prefirieron seguir trabajándole a alguien más. No todos tienen que crear un negocio hoy, cada quien tomará su decisión de acuerdo con la etapa de la vida en la que se encuentre. Seguir tu camino sin criticar el de los demás, es muestra de madurez espiritual. El progreso profesional demanda progreso personal. No hay escapatoria de esto. No podemos construir un negocio que perdure en el tiempo, sin haber emprendido una nueva vida.

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